Cervelar

Llegamos tarde casi de madrugada, eramos 8 y nos sentaron en un box al fondo y al lado del baño, a partir de ahí nada puede salir bien.
Volví a tomar la Black Honey, una honey madurada con whisky Jack Daniels! Con notas de vainilla y café (8,5% ABV | 22 IBU | 1065 OG) aunque debo reconocer que me gustó más cuando la tome en Cervelar de Palermo
Había poca variedad y stock de cervezas, el maní brillo por su ausencia, pero vino sin que lo llamemos una porción de papas fritas que luego resulto que nada es gratis en la vida y aparecieron en la cuenta.
Atención nada destacable. El lugar es chico, nos golpearon abriendo la puerta varias veces y eso que la misma era de vidrio y nos veían claramente.
El olor de la cocina se hacia molesto y mas cuando frien rabas en un lugar sin ventilación
Baños deplorables, en planta baja estaba en en solo ambiente un mingitorio, pegado el inodoro para discapacitados, del otro lado otro mingitorio pegado a la pileta, todo junto y todo mezclado.
Solo efectivo o débito.
No volvería salvo que no me quede otra.

Caímos en Cervelar Caballito después de la segunda fiesta Elite de Chaco Bar, o sea, veníamos todos rebosantes de felicidad y aunque no lo lograron, este lugar hizo TODO LO POSIBLE por arruinar eso.
Éramos un grupito de ocho Unilocalers, estaba bastante lleno el lugar así que nos ubicaron en una mesa tipo box, teniendo que agregar dos sillas más, frente al baño, ok, ponele que no me quejo porque es lo que tenés, pero ya de movida, cómodos no estábamos.
Nos traen la carta y chusmeamos su aceptable cantidad de cervezas, algunas parecían muy interesantes y con una variedad que debía cubrir cualquier preferencia personal. En el papel, precioso, pero cuando pedimos, había muchas que no tenían en stock así que yo terminé con la clásica Honey.
¿Que cómo estaba la cerveza? AS-​QUE-​RO-​SA. No no no no, no hay punto medio para definir eso, a ver, siempre se tiene en cuenta que es una cuestión de gustos personales pero de repente empecé a probar todas las variedades de la mesa para ver si juuuuuusto era la que me tocó a mí, y no, NI UNA FUE ACEPTABLE. La temperatura estaba ahí, no tan fría como me parece que debía teniendo en cuenta que… sos una cervecería.
Al ratito de sentarnos nos traen unas papas fritas con chéddar, riquísimas, sí, no te lo niego, ¿el detalle? jamás las pedimos, pensamos que eran de cortesía por la ubicación o la falta de stock, ponele, pero no, se vieron reflejadas en la cuenta. El tipo de sorpresa que a nadie le gusta recibir.
Quise ir al baño de abajo, el que estaba frente a nosotros, entro y estaba una de las mozas arreglando no sé qué, me pide que pase por el de arriba, procedo sin problemas (yo, porque puedo caminar, porque la accesibilidad para los discapacitados, bien, gracias) y ¡sorpresa! NO TENÍA AGUA. O sea, dos baños, sin agua. Servís comida, disculpame si quiero lavarme las manos… ¿qué decirte?
La ubicación que teníamos encapsulaba el olor que salía de la cocina, por lo que en un momento terminamos drogados con olor a rabas ajenas, por suerte había una puerta hacia un mini-​patio trasero, pero definitivamente las ventilaciones no están bien pensadas tampoco.
¿Que si volvería? NI AUNQUE TODO SEA GRATIS.

La verdad que me sorprendió la falta de nivel de este Cervelar, ya que el de Elcano y el de Belgrano cumplen con creces mis expectativas.
Llegamos muy prendidos del evento de Chaco queriendo seguir la fiesta con cerveza artesanal. Eramos 8 y nos sentaron en un booth con un par de sillas al lado de los baños (era lo unico que habia, pero no lo hacia menos incomodo). SIn embargo no le dimos importancia. Más avanzada la noche empezamos a notar olores extraños, a pescado crudo y luego de rabas; arribamos a la conclusion que era una especie de ventilacion proveniente de la cocina (eso puede terminar muy bien o muy mal).
Pasamos al aspecto clave de la decepcion: la cerveza. Carecía de muchas variedades exóticas por las que uno va a esta clase de bares, por lo que nos pedimos, dos Ipas, una Honey, un Dubbel, una Black Honey y una Pale Ale. La Ipa era simplemente fea y estaba caliente;la Pale Ale estaba demasiado amarga para ese tipo de cerveza, lo que me llevo a cambiarsela a una amiga por la Honey, que directamente no tenía sabor. La Black Honey y la Dubbel zafaban pero hasta ahi.
Para cerrar con broche de oro, nos trajeron unas papas que no pedimos. Siendo las 3 am y nosotros muy optimistas las comimos creyendo que era de cortesía por la ubicacion o para incentivarnos a gastar mas (que era muy posible, eramos 8). Mas luego la vimos reflejada en la cuenta, lo que nos decepcionó mucho a pesar de que eran simplemente 10 pesos mas por persona,
La unica razon por la que le doy 2 estrellas es que, como yo no tenia efectivo, me permitieron pagar una parte con mi tarjeta y el resto con la vaquita colectiva. No requiere un esfuerzo sobrehumano, pero algun lugar más ortiva no me lo hubiera permitido.

El «Bueno…zafa» es si tenés poca experiencia tomando cerveza o sos de tomar Quilmes y esas cosas desagradables…
Llegamos en grupo, no tenían lugar, nos pusieron al lado del baño, había olor a pescado y no dejaban que abriéramos la puerta que da a un patio para que circule el aire.
Las cervezas artesanales o importadas que pedimos, no habían. Nos tuvimos que conformar con otras tiradas que no estaban ni ricas, ni frías.
Nos trajeron unas papas, las cuales pensamos que eran de cortesía por el lugar que nos dieron y por los pedidos fallidos de cerveza, pero no… aparecieron en la cuenta.
Los baños, sucios y sin agua.
Realmente no creo volver, al menos NO a la sucursal de Caballito.

Que te pasó Cervelar. Solías ser chévere. Has cambiado. Te seguía desde la esquina de Elcano. Tus tablitas de quesos eran de antología. Ahora, si bien tus cervezas son superiores, tu tabla homónima resultó patética. No trajo las aceitunas y la salsa bbq que la carta promocionaba; las rabas eran viejas; los nuggets de pollo eran congelados de bolsa; el jamón crudo escaso; la «canasta de panes saborizados» eran dos miñones plásticos de salvado. Los mozos la recontra remaron. Te quiero demasiado como para no volver. Pero como Freddo a Michael, me rompiste el corazón, me rompiste el corazón.

En este caso reseño Cervelar Caballito. Sinceramente no conocía este lugar pero me invitaron a tomar algo y la verdad que me sorprendió gratamente. Tiene una bocha de cervezas y una variedad de artesanales que lo hacen un lugar ideal para tomar con amigos. Digo con amigos porque hay pocas mesas para dos, la mayoría son compartidas y el ambiente es más cervecero y de gritos por el fuerte sonido ambiente del lugar.
Comimos papas con cheddar y panceta y muzzarelitas rebozadas. Las primeras pulgares arriba, la segunda se queda en mitad de tabla.
Las cervezas muy ricas. Pedimos tirada la honey y una Golden ale de Breoghan. Aunque le faltaba un toque de frío para mi gusto estaban muy bien.
Por último y para los conocedores de cervezas, tienen la Dust inyectada con Jack Daniels, una exquisita cerveza para los amantes de la artesanal.

De 14 tipos de cervezas artesanales tenían solo 5, de las cuales la Honey estaba bastante caliente. La picada te la cobran cara y no vale lo que cuesta. Mejor elegir un lugar que no sea una cadena!

Soy asidua de Cervelar Caballito y me encanta.
Como toda cervecería, no vayan buscando platos gourmet o muy elaborados. Es para ir a tomar y comer algo rápido, pero muy rico.
Tiene una gran variedad de cervezas tiradas, internacionales y nacionales. Mis preferidas son la red y la Scottish. También tienen carta de tragos, no muy variada, pero muy bien preparados.
Con respecto a la comida: son platos abundantes. Recomiendo las hamburguesas, una más rica que la otra (entre 80 $ y 110 $), las picadas y sin duda tienen que probar las Crispy cervelar.
Tienen happy hour de 18 a 20 donde la pinta de cerveza sale $ 40
Tienen lugar para sentarse en la vereda, un salón en planta baja y en el primer piso, donde cuenta con una terraza para fumadores y mesas largas para reuniones.
Algo para criticar: el lugar es chico y cuando se llena, ruidoso. Los baños…mejor no ir!

El local mucha onda y buen servicio, la jarra de birra estaba medio aguada, un milkshake delicioso y una delicia las papitas con cheddar. Lejos uno de los más copados de caballito

Volví a Cervelar y la experiencia fue nefasta. La mesera nos dijo que esperáramos porque estaban todas las mesas ocupadas, nos anotó en una lista y estuvimos una hora en la puerta hasta que nos dijo que al final «todo estaba reservado de antemano». A la hora que nos fuimos de ahí nos costó encontrar otro lugar disponible. No pienso volver a este local nunca mas durante esta vida.

Riquísimas cervezas y excelente la hamburguesa con jamón y queso. El lugar es chiquito y decorado con estilo bien cervecero, incluso se ven los barriles de elaboración. La atención fue buena y me salvó la cena un jueves a la medianoche.

Desde ya este lugar es para picada y cerveza… No vayas en busca de otras opciones del menú!
La picada fue un acierto, era muy completa y muy rica… Además de contar con los clásicos embutidos, tenía ganas y nuggets de pollo!
En un inicio pedimos una jarra de cerveza, una de las más comunes y luego yo pedí la Honey para degustar y la verdad que muy muy rica!
Un buen lugar xa juntarse con amigos!

Siempre amo ir a este Cervelar. Tiene pocas mesas pero distintas opciones donde sentarte; en la vereda, adentro con aire acondicionado o en el patio.
Fui un día de mucho caloy y quisimos sentarnos a la sombra en la vereda, pero por disposición del gobierno de la ciudad sólo se puede poner mesas en un sector… al sol! Así que tuvimos que elegir adentro.
La comida es siempre excelente; las hamburguesas son caseras, jugosas y cocinadas a la perfección. La Kentucky con panceta y cheddar está en mi top 3 de las mejores hamburguesas que he comido!
Hay muchísimas opciones de cerveza para pedir, tanto nacionales, artesanalas o importadas. En particular prefiero siempre optar por la tirada artesanal; en esta última ocasión probé una Honey especiada que tenía su encanto pero no me fascinó.
Aceptan tarje de débito pero no crédito!

Que bueno tener una opción como Cervelar cerca de casa.
Abrió ya hace un tiempo pero recién el domingo día de la madre pude ir a conocerlo.
Todos los lugares para almorzar en familia llenos por la fecha comercial, pero este que es más bar de cervezas tenía lugar.
La carta podría se la misma que cualquier restaurante de Villa General Belgrano. Comida típica alemana, ensaladas y hamburguesas.
Muchasss cervezas, que si bien hay tirada, hay muchos porrones en las paredes que decoran el lugar y tan sólo de verlas quería probarlas todas. Así que elegí una de Bélgica que no había probado nunca y que su botella parecía de jarabe. Si fuera así, vale la pena tener tos para ingerir eso como remedio. Muyy rica.
El sandwich de bondiola con cebolla caramelizada un 10!
Me encantó, seguro volveré.

Este Cervelar no se parece al de microcentro, es mas grande y tiene una onda mas «restaurantesca» que barcito de paso.
Empiezo por lo bueno y obvio quizas: la variedad de cervezas. Recomiendo probar la reina de todas las cervezas: la Chimay.
La comida esta muy bien para acompañar las cervezas.
En mi caso, elegí el pancho Frankfurt que viene con chucrut y mostaza acompañado por nachos, 10 puntos!
Las porciones son realmente abundantes.
Ahora lo que le resta las 2 estrellas que faltan: La atención, lentisima y desorganizada.
De todas maneras lo recomiendo.
Tips:
Si reseñas te regalan ½ pinta.
Los fines de semana/​visperas de ir antes de las 9.

Un lugar espacioso y con buena onda para disfrutar y elegir entre muchas cervezas artesanales distintas, tiradas o embotelladas, comer tablas o cazuelas con buena variedad. Son todas muy sabrosas.
La atención es precisa y atenta.
Funciona excelente para una salida fuera del circuito palermo.

DISCLAIMER: voy cada 10 o 15 días, así que quizás la reseña no sea lo más objetivo que lean de Cervelar.
La atención es excelente. Si vas un viernes o sábado seguro tengas que esperar, pero generalmente te hacen pasar rápido.
La carta es muy variada, a pesar de que son todas comidas rápidas (hamburguesas, panchos, y picadas). Tienen algunas promos a muy buenos precios, por ejemplo: una hamburguesa con papas fritas + una pinta de la variedad de cerveza que quieras, a $ 120.
Las variedades de birra están muuuuy bien, y la gran mayoría son tiradas (salvo las importadas, claro). Los precios varían entre $ 40 y $ 70 para las pintas, y van hasta los $ 90 para importadas.
Por suerte para los que nos gusta tomar, aceptan tarjetas.
Gran lugar para cenas informales y after office, a pesar de su «lejanía» de la zona de oficinas.

Cervelar es una excelente opción para salir con amigos a un lugar tranquilo y relajado a «tomar una birra y picar algo», fue pensando para eso, así que, vamos a analizar los dos puntos fundamentales.
1. La cerveza: la carta es extensa y muy completa, tanto en cervezas tiradas como en botella o lata. Claramente es recomendable pedir tirada si vas a un bar así (y llevarte unas botellitas para casa, ¿por qué no?)
El precio es bueno. Si vas de a varios o estás muy decidido en una cerveza, las jarras son una muy buena opción.
2. La comida: excelente. Comida para tomar cerveza y comer con las manos. Los panchos son ricos, las picadas son excelentes y abundantes. Las papasfritas están bien. El precio es accesible.
Dato: en la carta tiene opciones para desayuno/​merienda y cositas dulces a muy buen precio. Habrá que probar y no tentarse con una pinta.
Dato I: En el primer piso tiene un deck techado, ideal para fumadores.

Salí con dolor de panza de este lugar.
Bueno… En cuanto a ambientación el lugar es Genial. Para el que busca un lugar al que se puede ir en bermudas u ojotas acá no vas a tener ningún problema. Ambiente ideal para parejas o grupo de amigos… Tiene TV y música de fondo.
Hay tanta variedad que no sabés qué elegir ni en qué medida. Venden en en pinta, jarra de litro o litro y medio y de dos.
Tenés la degustación de cervezas que vienen 12 vasitos para que pruebes un poco de cada una. No tuve el agrado de pedirla pero entre tanto para elegir si empezás con la degustación después es difícil equivocarse. Precio $ 92 aprox.
En mi caso pedí una pinta de una cerveza roja que sinceramente no me gustó. Pero bueno la cerveza es cerveza y me terminé tomando todo. El gusto era amargo en abundancia y con mucho «cuerpo» al punto de no parecerme refrescante.
En cuanto a la comida pedí la Lam Burguer que viene con carne de cordero, rúcula, cheddar, cebollas moradas, tomate y lechuga. Una bomba, comí sólo la mitad y piqué un poco las papas fritas que acompañan el plato. Te sirven dips para las papas como mostaza con miel o ketchup.
Hay promos que incluyen una pinta y una porción de rabas $ 145, la Promo de la hamburguesa y la pinta estaba $ 105 bastante accesible y te llenás sí o sí.
No fue muy buena mi experiencia porque la cerveza que pedí no me gustó y la hamburguesa con la carne de cordero me di cuenta que no es lo mío… Le faltaba sal a la carne o algo que le de sabor.
De todas formas volveré a probarlo otras cosas.

Me encanta que se fomente la puesta en marcha de bares con onda en Caballito, para tener alternativas al un tanto saturado Palermo y mejor aún si se alejan de la Av. Rivadavia y se instalan en el «verdadero» corazón del barrio, como es en este caso en la solemne y elegante Avenida Pedro Goyena.
Desde el primer momento me impresionó la fachada del lugar, que con sus luces y vidriera amplia contrastan muy bien con la oscuridad de la cuadra, producto de la abundante arboleda.
La cadena en sí ya la conocía de su sucursal de Microcentro, pero no recordaba que la oferta cervecera fuera tan amplia, lo cual me emocionó un poco cual niño en una juguetería. Por suerte el mozo está a disposición para recomendarte tiradas. En mi caso quería empezar por sabores suaves y pasar a mas intensos en las siguientes rondas, lo cual logré sin problemas.
Mucha gente de mesas vecinas se inclinaba a embotelladas europeas, tal vez rememorando experiencias en viajes, y otro tanto probaba alternativas artesanales locales.
A la hora de comer no soy exigente para este tipo de bares, con que haya picada decente y papitas tuneadas me conformo, y este lugar no se destaca aunque tampoco falla en este sentido.
Los precios son los mismos que en cualquier otro bar y no noté ninguna promoción destacable. De todos modos el lugar estaba lleno un día (Anti)Lunes, lo cual habla muy bien del éxito y demanda de este tipo de bares en el barrio.
En cuanto a la ambientación, las mesitas de afuera me resultaron ideales para una noche de mucho calor. Adentro se veían grupitos pequeños con mucha onda y me quedé con ganas de conocer el primer piso, que quedará para la próxima visita.