Sábado, pasada la medianoche en Flowers. Recién salidos de ver a Lisandro Aristimuño en el Teatro de Flores. El piberío que empieza a salir de joda y vos solamente podes pensar en el cansancio que invade tu cuerpo y en encontrar algún lugar que todavía esté abierto para saciar ese hambre voraz post recital. Cuanta energía y resistencia al frío que tiene la juventud, pero bueno eso es tema para otro espacio. Caminando, caminando, llegamos a Clapton. Nos sentamos y pedimos una pizza mediana de jamón y morrones. A los 10 minutos teníamos la comida servida en la mesa. No sé sí fue el hambre, pero la pinta que tenía esa pizza era una cosa de locos. Mucha muzzarela, rojos morrones, una bella masa a la piedra, todo presagiaba lo mejor PERO… Y sí, llegó el tan temido«pero». Lamentablemente al probarla no pudo cumplir con su promisoria previa. No estaba fea, pero su sabor se parecía muy poco a su hermosa pinta. El salón es grande, tiene dos pisos y cálculo que debe estar abierto toda la noche. Flores tiene mejores ofertas para comer en horarios más normales, pero para sacarte del paso una noche tarde Clapton tampoco está mal.