El Buen Sabor

El nombre lo describe perfecto! Excelente sabor. Los platos no tienen la mejor presentación pero la comida es inmejorable. Excelente porciones. El dueño/​cocinero es africano y junto a su esposa dan la mejor de las atenciones. Un lugar pequeño tiene unas 5 mesas. Lo único malo es que solo abren en la noche.

Un lugar chiquito pero confortable, muy buena atención y buena comida típica africana.

Con platos sabroso y abundantes este restauran logra saciar e introducirnos a la comida africana. Aunque la propuesta suena exótica y especial los sabores y modos de cocción son muy parecidos al guiso el puchero o el refrito sin embargo le otorga un toque distinto a los platos.
Vale destacar que Paula, la encargada del salón, nos aconsejó muy bien y aunque pueda parecer un poco brusca, le valoramos las sugerencias y la atención muy cálida. Tuvimos suerte, fuimos sin reserva y conseguimos mesas, pero nos aclararon que el lugar es muy concurrido y conviene reservar.
La verdad es que para la cantidad de comensales el lugar es muy pequeño. Los platos son muy buenos y conjugan con el concepto del lugar pero la ambientación podría ser mucho mejor aprovechada para reflejar la cultura Africana. Ni tanto ni tan poco ni disgusta ni enamora, un lugar con mucho que ofrecer pero que le falta madurar.

El sitio no es particularmente lindo, pero es parte de la experiencia. Atienden siempre con mucho cariño y la comida es abundante y con mucho sabor, siempre fijo pedimos un roti de carne y una ración de plátanos fritos.
El roti es una especie de guiso de papas en salsa con carne tierna de acompañamiento. Lo traen con una salsa picante aparte muy rica. Creo que lo más nos gusta del sitio es el sabor a comida de casa, da la impresión que Maxime (un tipo muy simpático por cierto) cocina lo que le transmitieron en casa. Es curioso los platos son obviamente distintos, pero los ingredientes que se usan son sumamente parecidos a la comida venezolana

Me encanta conocer lugares de comida étnica para probar sabores que nunca podría conocer en Buenos Aires. Afortunadamente, la expectativa que tenía en El Buen Sabor no me jugó una mala pasada y la comida me encantó. ¡Caserísima! No se fijan tanto en la presentación de los platos pero sí ponen todo el esmero en el sabor, y en la selección de cada uno de los ingredientes que utilizan para que los platos sean sabrosísimos.
Además, venden las salsas con las que cocinan (en distintos grados de picante) para que te lleves a tu casa. Casi todos sus platos son aptos para celíacos, excepto dos o tres que están bien identificados. Y el picante lo sirven siempre aparte.
Es divertida la carta, vean que todo tiene un porqué, todo está bien explicado. Léanla bien porque incluye curiosidades de la comida camerunesa y de algunos de los platos ofrecidos, así como de Camerún en general. Al final de la misma se convierte en un catálogo de venta (¡qué raro!) y ofrecen ropa típica camerunesa, sandalias, accesorios.
El lugar no es el más lindo del mundo, pero la comida lo suple con creces. Recomiendo el frito de porotos con mandioca y el Direceteur General (si les gusta lo agridulce, ya que este último lleva plátano como uno de sus ingredientes principales). Los platos son abundantes pero no como para compartir (además, por plato compartido te cobran un porcentaje más). Si está buena la idea de que cada uno pida un plato diferente como para poder probar distintas cosas, ya que no son comidas que se puedan comer todos los días o en cualquier lugar.
Los precios están muy correctos y no cobran cubierto. Eso sí, solo aceptan efectivo.
Las reservas las toman solo a las 9 de la noche, si no, hay que ir y esperar. El lugar es muy chico, hay pocas mesas, pero tiene un espacio afuera (calefaccionado, se puede comer afuera en pleno invierno perfectamente).

El lugar es cálido, la comida rica y el precio accesible peeeero podrian estar más separadas las mesas, podría ser más variada la carta, podrían recibir tarjetas (ESTAMOS EN 2015!)
La atención impecable, fuimos con reserva pero sabiendo que quizás íbamos a tener qué esperar hasta que llegue la comida, bueno, no. Fue todo rápido, todo rico. He leído por ahí que son platos para compartir… Mmmmm no, son generosos pero ni ahí para dos.
Recomiendo aunque hay cositas para mejorar.

Le doy 4 estrellas porque la atención de Maxime es genial y esmerada. Ademas que el sitio es chico y cálido, y la comida rica, de casa. Hecha con corazón.
El frito de porotos es riquísimo, soy fan de los porotos y de la mandioca frita, así que sabia me iba a encantar.
Lo recomiendo porque la comida se sienta rica y fresca, hecha con cariño.
Otro plato rico es la salsa de maní con pescado, que si no te gusta el pescado lo podes pedir con carne.

Adoro este lugar, cada vez que quiero que alguien la pase bien, lo invito o recomiendo. No sólo es original la comida (¡¡y la ubicación!!), también son súper amables y los precios muy razonables.
El plátano y la mandioca frita no pueden faltar en la mesa, el «Director General» es siempre una buena opción, y el frito de porotos nunca falta.
Los platos son muy abundantes, por lo que recomiendo compartir, por ejemplo, 2 entre 3, y después pedir el plato de frutas.
Sólo aceptan efectivo, y es difícil conseguir lugar en la franja de las 21hs sin reserva previa.

Me parecio muy basico. Comidas sin identidad. Mala vajilla. Sillas rotas… no me gusto nada. Prefiero pagar mas y que las cosas sean mejor

El buen sabor tiene dos grandes ventajas. Primero su comida africana, única en la ciudad es díficil de comparar con otras cocinas. Segundo, es uno de los no tantos restaurantes que hace honor a su nombre. Los sabores son exquisitos.
Si bien, esta «exclusividad» en comida étnica hace de «El buen sabor» una experiencia culinaria única, es la misma exclusividad la que hizo que el lugar se pusiera un poco de moda. Cada tanto aparecen notas periodísticas presentando el lugar como «hallazgo».
Maxime, su dueño (que no te extrañe verlo envuelto en una camisola multicolor) está siempre muy atento a su clientela.
El restaurante por dentro es muy chiquito y para mí, no tiene tanta onda. Sentarte en las mesitas de la vereda es una mejor opción para no quedar atrapado por los calores que salen de la cocina.
Fuí con un grupo grande de amigos (previa reserva) y fueron súper serviciales.
El pescado a la parrilla riquísimo con un roti de papa (con mucho tomate y condimentos). También probamos una salsa de maní con pescado que estaba muy buena. Y lo mejor para picotear son los plátanos fritos para salirse de lo tradicional.
No cobran servicio de mesa (ea!!) pero sólo aceptan efectivo. Sin lugar a dudas, recomendado como un anti– rutina culinaria!

El buen sabor es, creo, el único restaurante de comida africana en la ciudad. Su dueño es de Camerún y la onda que le pone es impresionante: siempre está de buen humor, te atiende bárbaro y prepara cosas riquísimas.
El pescado a la parrilla es espectacular. Al principio me shockeó un poco que viniera entero (con cabeza y espinas), pero estaba tan bueno que ese detalle sólo aportó un poco de color. La cocina africana, aparentemente, se caracteriza por sus largas cocciones, y eso logra que las carnes salgan bien tiernas, casi que se deshacen. Las salsas y condimentos que usan son muy sabrosos. Las porciones son abundantes y los precios están más que bien.
El ambiente es símil bodegón, muy relajado. Podés venir con amigos, familia (mis abuelos se volvieron locos con la propuesta!) o hasta en cita. Dirán que es muy jugado para primera cita, pero a una amiga la trajeron acá y parece que el pibe sumó muchos puntos sólo por eso.
Si vas un fin de semana hacé reserva, que se llena bastante.

La primera vez que me contaron que había un restaurant de comida africana en Buenos Aires, flashéé. Me contó de su existencia un ex compañero de colegio que divide su tiempo entre la psicología y la cocina, así que supuse que algo entendía del tema.
El local está en la esquina de Camargo y Julián Álvarez (hay tramo de bicisenda, eso para mi siempre es importante) y lo atiende su chef/​dueño, Maxime, un camerunés que vive acá desde 2002. Maxime es de Camerún (de hecho de ahí son la mayoría de los platos que hay en la carta) y las veces que fui a comer nos atendió él mismo y siempre recomendó algo diferente.
Vale aclarar que los sabores que vas a probar acá no los vas a probar en NINGÚN otro restaurant, por más que te copies cada uno de los ingredientes que aparecen en la carta. Otra aclaración importante es que la carne en la cocina africana es una guarnición y no un plato principal. El primer día probé el Roti de papa (cocinadas con unas salsas que te volvés loco) y la segunda probé el Frito de porotos (otra bomba) con guarnición de mandioca.
En el menú también tienen opciones Vegetarianas, platos para celíacos y platos que te los cocinan sin sal. Y podés pedirte algunas de las salsas en botellitas chicas para llevarte a tu casa, eso también está bueno.