El Quebracho

Me encanta la onda de este lugar. Los carteles de afuera parecen hechos en el paint, con una tipografía horrible y colores chillones, al estilo fonda de Once… pero cuando entrás te encontrás con un salón muy cálido, con ambiente campestre y una decoración agradable.
Fui por primera vez hace unos días con mi novio. Al ver la carta me apabulló un poco la cantidad de opciones (siendo vegetariana, en lugares como este normalmente mis opciones son fideos o ravioles), y creo que por eso terminé pidiendo quesadillas de calabaza, un plato que, como pronto entendí, no le hace demasiada justicia a la cocina del lugar. Él también pidió quesadillas pero de carne, y estaban bastante bien. Comimos los dos y tomamos cerveza por menos de $ 300, lo que me pareció un precio bastante razonable. La atención fue buena y rápida, ninguna queja con respecto a eso.
Mientras comía mi quesadilla medio desabrida porque, claro, yo me la busqué, veía las llamas saliendo del horno que tienen en el fondo y solo podía pensar «quiero una pizza o alguna otra cosa que salga de ahí adentro». Las cazuelas también son muy tentadoras.
En resumen, da para 3.5 estrellas pero le pongo 4 por las expectativas que tengo para la próxima visita. Estoy esperando ansiosamente a que haya una noche medio fresquita pero despejada para ir a comer un pastel o una cazuela.

Es un lugar muy acogedor, por las noches su iluminacion es baja tipo faroles suaves, mesas de madera, sillas de paja, que te hacen recordar a un lugar en el campo o ruta. La pizza es a la leña, las empanadas son deliciosas, y la parrilla guauuu insuperable. Se puede compartir tranquilamente entre dos y todo se sirve con guarnicion. Carne sumamente tierna y sabrosa.
Lindo ambiente
. Tel. 4865÷7160−
Detalle importante si pedis delivery o te llevas la comida es a mitad de precio.

Quebracho es un lugar agradable para ir a cenar, en pareja o con amigos. Siempre lo disfruté más en invierno ya que tiene una variedad de guisos, cazuelas y papas rellenas riquisimas. Las picadas están bien en cuanto a precio-​calidad, si pedis la chica tranquilamente comen tres personas. No es un lugar que suelo elegir para ir a comer pero es una buena opción en el barrio de Almagro.

Este es un lugar que no destaca del resto si vas a comer una minuta, pizza o pastas. Pero… en lo que realmente se destaca y lo que deberías pedir son las cazuelas. Ahí hay una relación precio-​calidad excelente.
Todo se desarrolla en un amplio salón sobre la Av. Corrientes. La falta de iluminación le dan un aspecto medio tumba que suele desaparecer cuando agudizas la vista y encontras grupos de gente, parejas y — en menor grado — familias. Las sillas son algo incomodas. Zafan pero en algún momento decidís continuar la velada en otro lado por lo poco funcional del asiento.
La comida, como dije antes, hace que tenga sentido visitar el restaurant si y sólo si vas a pedir alguna de las cazuelas que ofrecen. Desde locro y mondongo hasta pastel de calabaza o berenjena. La porción parece pequeña pero es contundente. Paradojicamente, son una de las opciones más baratas de la carta.
Otro dato a favor es que te traen pan de pizza con queso crema. Y para mi, eso siempre suma. Siempre.
En cuanto a vinos, sólo una recomendación: no temer pedir el vino de la casa, que logicamente es el mas barato pero bastante aceptable. Es un Estancia Mendoza. Esta bien para maridar con una cazuela. Es suave y frutado. Fácil de pasar.
Es una opción economica que vale la pena tener en cuenta si estas por la zona con bastante hambre.
LA BUENA: Las cazuelas y el pan de pizza.
LA MALA: sólo efectivo.

Un lugar donde se come muy saludable y rico. Todo está hecho en hornos de barro, la papa rellena es deliciosa y el bagueton de berenjenas riquísimo y quedas satisfecho. De con que la pizza es muy buena, la próxima lo contaré. Es económico y la atención buena.

Este lugar es ideal para ir con amigos porque es económico y muy rico. Mi plato favorito son los canelones de verdura pero la pizza y las empanadas son riquísimas. Tienen un horno de barro que es increíble y que le da a cada plato un toque especial. La mesas tienen un mantel de papel donde se puede dibujar con tizas que se encuentran en cada mesa.

Las empanadas son ricas, nunca probé la comida pero parece un lugar agradable para ir a cenar y me queda pendiente probar los tamales, que tienen mucha pinta. Me gustan mucho sus empanadas de lomo, el resto de los sabores no se destacan demasiado y son bastante simplones, de todas maneras no decepciona.

La verdad es que el lugar es una gran decepción. La atención es pésima la comida es mala y los precios no son para nada acorde a su baja calidad. Es un lugar para olvidar y no volver jamas. No lo recomiendo ni a un enemigo.

Los puntos a favor de El Quebracho: la comida es rica (sobre todo las cazuelas, guisos, etc.) y los precios son súper accesibles (barato). El resto, muchos problemas.
Como vivo cerca, solía ir seguido. Solía, como digo, hasta que me cansé de pasar por la experiencia de esperar afuera, aún con muchos grados de frío en noches de inviernos, porque tienen un sistema muy malo de ubicar a los clientes en las mesas. Con un salón grande, esperan a que haya libre una mesa de cuatro para sentar a los que sean cuatro; es decir, si son dos y queda libre una mesa para cuatro, no te sientan. Así, con lista y todo, podés ver desfilar frente a tus narices a distintos grupos de personas o parejas que recién llegaron al local (obvio, todo afuera, en la vereda), mientras vos esperabas hace media hora o UNA HORA (real, me pasó) y NADA. Y lo peor: muchas veces hay cantidad de mesas libres, pero no te sientan porque «son para cuatro, no para dos» y frases de ese tipo. Bronca.
Otra cosa: las mesas están muy pegadas. Es un mal que comparten muchos locales, lo sé, pero bueno, es así. Y si me pongo en exquisita, la atención también deja bastante que desear; en verano hace un calor del averno y en invierno, en las mesas contiguas a la puerta de salida, te pasás de frío.
En otro orden de cuestiones, las mesas tienen tizas de colores o crayones y esos manteles de papel para que puedas dibujas mientras te traen panes para paliar la llegada de la comida. El local está bien, con decoración rústica acorde a sitios de esa onda más regional o del NOA. Tienen horno de barro.
En fin, lo recomiendo para pedir delivery, tal vez, o si realmente tenés ganas de comer algún plato regional tipo tamales, guiso de lentejas, locro, y cazuelas muy ricas. Pero están avisados de la espera y demás.

El Quebracho es de esos lugares que tienen la premisa de comida casera, desde pizzas, empanadas, milanesas, hasta cazuelas de todo tipo y uno que otro plato. Hay que decir que –en principio– la comida está bastante bien y que, sin ser un delicia, tienen bastantes platos que suelen ser ricos.
Si es que fui unas cuantas veces a este lugar es porque me quedaba muy cerca cuando estaba cursando en la facultad, pero a pesar de que la comida este bien, es un sitio muy poco recomendable por dos cuestiones en particular, primero y principal por el calor que hace ahí dentro, posta que a veces parecen hacer un millón de grados, por lo que en verano se hace imposible, en tanto que por otro lado –y no siendo un dato menor– la atención es pésima.
Si es que están cerca de ahí y pasan seguido por la zona, es probable que coman bien, pero en lo posible les diría que El Quebracho es un lugar digno de evitar y al que seguramente nunca más vuelva.

Hermoso bodegón.
Me encanta este lugar, si bien no recibís una atención mas o menos buena, la comida lo vale.
Las provoletas son magnificas y te las sirven en su punto justo.
Las pizzas son exquisitas y las empanadas no se quedan atrás, son grandes y repletas de relleno.
Los calzone son exquisitos y abundantes, pueden compartir uno entre cuatro comensales.
Volvería una y mil veces (No un día de calor porque TE MORÍS)

Leyendo las reseñas anteriores veo que le han pegado duro y parejo a la atención en el local. Yo me voy a salir un poco por la tangente y voy a comentar el aspecto que mas uso de El Quebracho: el delivery. Son ideales para eso: los platos, sin ser abundantes, son sabrosos y llenadores, sobre todo en invierno. ¿Que mejor opción para una noche bien fresca que un locro caliente de El Quebracho? Tambien soy enormemente parcial a los canelones de acelga, plato que parece insulso pero sale muy bien. En mi casa tambien salen sequido la papa rellena con panceta y queso, y el arroz de campo (aunque la calidad de este ultimo varia). En general, el quebracho es una excelente opción en el tema cazuelas y guisos. Las empanadas, pizzas y sandwich no son malos, pero son uno mas del montón, y no requieren un elogio particular.
El delivery llega rapido y calentito. Asi que si estan en el area de cobertura, les recomiendo que prueben y reseñen.

Fui un lunes a la noche así que mi opinión va a ser muy diferente al resto, comimos muy bien, por un precio razonable, el mozo nos atendió excelente y muy rápido (de hecho, nos llamó mucho la atención lo bien que fuimos atendidos!)
Comimos provoleta, humita, parrillada y empanadas. Todo muy, muy rico!

Antes solía ir bastante seguido a El Quebracho. No sólo porque me quedaba perfecto a la salida de la radio sino porque en invierno sus guisos de lentejas, las cazuelas de choclo y miel o las papas plomo rellenas eran imposibles de rechazar.
Además siempre se sumaba el buen precio (solo efectivo) y la calidad.
Ahora bien, hay un par de cosas que nunca me gustaron de este lugar y creo que no cambiaron. Primero, la atención. Nadie espera que le tiren flores cuando va a comer o que le estén encima todo el tiempo (es más, a veces resulta más que molesto) pero que tengas que levantarte para ir a buscar al mozo puede ser más que irritante.
Segundo, tienen un salón enorme y sin embargo te insisten en que te sientes cerca de la puerta aún cuando es pleno invierno y te entra un chiflete que mamma mia!
Tercero, parece que les gusta amontonar gente y eso la verdad no es muy «acogedor».
Además en verano es imposible estar adentro. El calor de los hornos te cocina. Hay unas mesitas en la vereda por las que todos matan cuando sube la temperatura.
Bueno, más allá de todas las críticas la comida es buena. A mí, al menos nunca me defraudó hasta el momento. Además me gusta poder matar el tiempo mientras espero la cena dibujando con tizas en los manteles y no matandome con la panera!
El Quebracho es una opción razonable por si andás en la zona, especialmente cuando se viene el invierno.

Entre parrilla, bodegón y comedor criollo, el Quebracho ofrece un extenso menú que sabe de chorizos, morcillas y vacíos pero también de milanesas, empanadas, tamales y cazuelas. El salón es enorme y a veces le falta un mozo para tener la atención requerida), y tiene mesas de madera rusticas con manteles de papel y crayones para jugar mientras esperás la comida, que a veces es un buen rato. En el Quebracho se come muy rico y se paga poco, pero hay que tener paciencia.

Que difícil es decidir cuando un lugar tiene una gran contradicción: buena carta pero pésima atención. Quizás a veces no tenés drama en fumarte una mala experiencia y vas por ese plato que te gusta tanto, en otras tantas preferís ir a otro lado donde te traten mejor. Quebracho es eso, un restaurant parrilla con una oferta bastante copada pero una atención pésima para el gran salón que tienen.
Llegás y te piden que no te sientes directamente. No importa si más de la mitad de las mesas del lugar estén vacías, te piden que aguantes a que te ubiquen. OK, a esperar, quizás veinte minutos o media hora, mientras mirás parado que un solo mozo para unas treinta mesas va y viene sin siquiera dirigirte la mirada. Una vez sentado (¡al fin!) tenés a mano el menú y la única que queda es fuerte al medio: parrillada para dos que pueden ser tres, pure de calabza y un vinito. El precio es bueno y la comida aún más. En Quebracho se come bien, no muy abundante pero sabroso. La parrilla, la pasta y las empandas son de buena calidad.
Otra vez el tema de la atención: la parrillada tarda en llegar, preguntas de buena manera porque el mozo está trabajando y se merece respeto pero te responden cortantes, como diciendo que si no te gusta te vayas a otro lugar. Te la bancás, saboreás el plato pagás y te vas preguntandote «¿Volveré a este lugar donde la atención no es genial pero al comida si o me decidiré por otra opción?». Nunca logré responderme.