GML

Una cerrajería, mirá, en pleno barrio chino, se ve que se equivocó y se instaló acá, qué loco, ¿no? Bueno, no tanto, che. Los que vivimos acá también necesitamos cambiar la cerradura y comprar cajas fuertes (?) No es que solo comemos chow fan y compramos pescado crudo para probar cocina fusión asiática.
Pocos los lugares donde te digan cuándo podés pasar a buscar lo que dejaste y que, efectivamente, esté listo el día y la hora en que te dijeron que iba a estar. Eso sucede en GML y por eso se merece la más fervorosa recomendación. Porque aunque sea una sola persona la que atiende, hace el trabajo, cobra y responde el teléfono, logra hacerlo de una manera tan organizada que causa un poco de admiración y un poco de envidia.
Además del trabajo tradicional de cualquier cerrajería, acá también venden cajas registradoras, afilan cuchillos y presupuestan sin cobrar [¡chequeado!]. ¿Qué más? Atención impecable. Eso es suficiente.