Las Azucenas

Pedimos delivery de la parrillada, y con un poco de miedo, porque no tenemos buena experiencia de parrilla, quisimos jugarnos a ver que tal era este lugar.
Llegaron dos bolsas, en una una bandeja de ensalada de lechuga, tomate y cebolla (muy fresca) y papas fritas (grandes, secas y sabrosas)
En otra bolsa llegó una bandeja con chorizo, morcilla, chinchulines, riñoncitos, asado, vacio y pollo.
Complementa el pedido limoncito cortado y panes.
Realmente todo estuvo exquisito, sorprendidos gratamente. La carne en el punto justo, las achuras muy ricas. Vamos a volver a pedir cuando nos de fiaca hacerlo nosotros

Vacío, entraña, asado y pollo. Así se presenta la fachada de Las Azucenas, una diminuto local de Once que no tiene nada que esconder: llegás, te sentás, comés lo que hay, pagás y te vas. Una parrilla bien porteña cuyo estilo hoy por hoy se ha vuelto difícil de encontrar entre la marejada de locales gourmet e inventos palermitanos. Este es un lugar simple que por una mínima cantidad de pesos escasea en modales, cubiertos y servilletas, para dejar lugar a lo único que importa: la carne.
El mozo que te atiende no te mira a los ojos y no anota el pedido. La mesa en la que te sentaste tiembla porque una de las patas es más corta. Las servilletas son de plástico y no absorben. Benditas sean las parillas que descuidan todo para tener entre algodones lo que mejor les sale, el asado. Podés caer al mediodía u a la noche para disfrutar de sabrosos cortes por precios mínimos que te pueden salvar de un apuro.
Quizás la pinta del lugar aleje clientes. En mi caso particular me costó entrar hasta que me decidí y la experiencia fue muy buena. No es para abusar, digamos que es para asistir una vez al mes.
Hay delivery sin cargo para la zona y llega bastante rápido aunque al posta es animarse y sentarse ahí.