Mill

Recomendable de lunes a viernes el menú a muy buen precio con postre, bebida y café. La limnoda muy refrescante. Y a probar los sándwiches.

es otro de los bares modernos con limonadas y brunch que hay por la zona palermo-​villa crespo-​almagro.
tiene la particularidad de que además de comida de moda, tiene milanesas a caballo y cosas así.
yo pedí un café con leche que estaba demasiado fuerte y una limonada que estaba bien. quise pedir un cuadrado dulce pero era enorme y no me quisieron vender solo la mitad.
tienen tarjeta, pero solo visa.
para estudiar un rato está bien. pero a veces es un poco demasiado ruidoso.
es eso, otro bar de la zona.

Fui varias veces, algunas a desayunar, otras a almorzar y otras a merendar. Es un lugar que está al borde de decepcionar, pero, a veces, algo se rescata. La atención es irregular, todo depende del día que tenga la moza que te atiende (por lo general, no he ido en sus días buenos). Suelen tardar en traerte la cuenta y una vez que fuimos, el olor que salía del baño/​lugar donde guardan la basura era tal que el que estaba en la caja se paseó por todo el local tirando desodorante de ambiente. PUAJ. Una de las veces comí un bagel con salmón aceptable, otra me pedí un «pain au chocolat» y me trajeron algo que era como una figacita (esa textura de masa, cero hojaldre) con media cucharada de chocolate adentro. En fin. Sirve si tenés que hacer tiempo por ahí, pero nada más.

En Mill se come rico la mayoría de las veces, quizás a veces tardan un poco para atenderte pero normalmente atienden bien.
La carta es variada y la última vez que fuí probe las tostadas francesas, a las que no les doy un 10 pero no están mal. Normalmente las cosas son abundantes y en total salió 52 $ pesos el te y las tostadas.
Para merendar y para almorzar cosas simples y ricas recomendado.

Está bien. Bar de la esquina con onda. Los sándwiches son muy buenos y el café no esta tan mal.

Las tardes de invierno invitan a salir a tomar un café y comer cosas ricas para olvidarse del frío y no preocuparse por las calorías, todavía falta mucho para el verano. A veces uno quiere escaparse de la vorágine de Palermo e ir más allá de Av. Córdoba para descubrir esos lugares que están deseosos de nuestra atención. Así es como llegamos a Mill Café en la esquina de Scalabrini Ortíz y Castillo.
Mill Café es la típica cafetería que se especializa en pastelería seca armada con algunos objetos de la casa de la abuela, una mesa comunitaria y una araña que desentona con el caos general tratando de asamejarse a la sala de una antigua casona de campo. Algo llamativo fue la cocina a la vista que la mayoría de los lugares la esconden, pudimos apreciar que estaba limpia pero desordenada. Al llegar no hubo que esperar por una mesa, parece irrelevante pero sucede en muchos sitios de la ciudad. La camarera nos atendió rápidamente. La carta es sencilla, sin pretensiones ni sofisticaciones: no hay nada que sorprenda pero no falta de lo que no uno espera. Fuimos a la seguro en este tipo de lugares: huevos revueltos y tostadas francesas. En ambos casos formaban parte de un menú con café con leche y mini (literal) jugo de naranja.
Los platos llegaron a tiempo y presentados sin nada extravagante. Las tostadas francesas estaban bien húmedas, acarameladas, la porción era más que generosa pero estaban demasiado mantecosas. Notamos que en la preparación le faltaba huevo y lo reemplazaban por abundante manteca, lo cual le daba sabor pero las hacía súper pesadas. Un toque de fruta podría haber hecho más fresca la experiencia.
Los huevos revueltos tuvieron peor suerte: el pan estaba quemado en los bordes, la panceta estaba en trozos con hueso (al no estar en tiras no se aprecia la calidad). Completamente olvidables.
El café era Lavazza de sabor suave servido en una taza pequeña, la espuma era escasa. La verdad que el café tampoco estuvo bien. También pedimos un pan de chocolate que llegó frío, era pequeño, estaba seco. El hojaldre estaba bien preparado, pero en este caso le faltaba contenido graso a la masa.

El lugar tiene poquitas mesas pero es cómodo, estaba lleno e igual pudimos charlar sin problema.
Tiene buenas promos para desayuno o merienda por $ 52. Te dan un super tazón de café con leche y un juguito de naranja y distintas opciones de acompañamientos medialunas, tostadas con queso crema y dulce casero, french toast o huevos revueltos con panceta.
Hay una única moza que esta super ocupada pero trae los pedidos bastante rápidos.
Hay varias opciones para el almuerzo principalmente comidas rápidas como tartas y sanguches con una rica limonada con menta.
Tiene wifi, diarios del día y música bajita.
Recomendable!

Me di el gusto de conocer Mill, y la verdad quede muy conforme y satisfecha.
tienen una carta variada de meriendas, sanguches y cafés. Pero también proponen unas opciones de merienda predeterminada por 50 pesos.
en mi caso pedí un café con leche, huevos revueltos con panceta y tostada, y ya estaba pipona con los tamaños que me imaginaba venir. Y superó ampliamente mis expectativas.
La taza de café con leche era como las de mi casa grandeeee y ya con eso, fui feliz de estar ahí.
De cortesia ofrecen un vasito de jugo de naranja a diferencia de otros lugares q te dan simplemente soda.
El local es chico pero abarca varias mesas de a dos, y una mesa grande en el fondo en el que podes hacer una merienda comunitaria y compartir con otros.
muy recomendable!

El lugar es bastante grande y la atención es muy buena. La moza super amable me alcanzó los diarios que tenían dispersos por el local.
Pedí café con leche con tostadas. El café es lavazza lo cual me encanta, pero era muy suave ya que parecía bastante aguado. Lo bueno es que las tazas eran tazones lo cual me puso muy contenta.
Las tostadas (3 grandes) son blancas de pan casero super ricas. El queso muy rico, pero no así la mermelada.
Por esa zona no hay muchas confiterías, así que si estás por ahí, me parece que es una muy buena opción! Es un lugar original que vale la pena conocer!

Hermoso lugar, hermosos detalles.
Sabemos q todo lugar que estés cerca de una avenida padece el drama del polvo y todo eso que vuela de aquí para allá. Pero no es excusa para no tener limpio cada uno de esos detalles que tanto me gustan y llaman mi atención. El desayuno rico y generoso. La relación precio abundancia, valga la redundancia, muy bien. Atención un poco descuidada.
Nunca mejor dicho, los detalles llaman la atención pero delatan las falencias.

Me encanta Mill!
Su onda, su sol, sus detalles, su comida… todo me parece excelente!
Para almorzar todas las opciones son exquisitas y si pedis el menu del dia, que ademas incluye postre, vas a ser feliz!
La atencion depende un poco de como este el local de lleno, pero en general es buena.
Wifi gratis.
Precios buenos y la calidad y cantidad de la comida es excelente.
Como otros ya comentaron, por esta zona no habia nada lindo donde tomar un café o pasar un rato agradable con amigas despues de las compras: ahora tenes a MILL

Restaurant con un estilo entre simple y casero, no muy grande pero si muy cálido.
Si bien esta enfocado mas al momento del desayuno y la merienda tiene varias opciones de almuerzo realmente buenas (wraps, sandwichs calientes, carnes).
Buena opción para ir si lo que buscan es un lugar super relajado.

Ayer fui a una reunión en Mill y quedé muy contento: todas las meriendas a 42 pesos. En agosto de 2014. Pedí una merienda con café con leche, granola, yogur y juguito de naranja por la misma guita que Starbucks te da un café grande. FIESTA.
Al mismo tiempo, el lugar es lindo: tiene buena luz, buenos ventanales y mesas lindas y grandes.
El café: maso maso pero, bueno, tampoco es intomable.
La atención: maso maso pero, bueno, tampoco es infumable.
Si querés disfrutar de un solcito bien y no tenés mucha plata, gran opción.

Mill llama la atención por ser un bar tan lindo, en una zona en la que la oferta gastronómica es escasa. Ubicado en una esquina cerca de los outlets de la avenida Córdoba, sorprende por sus ventanales y su cálida decoración.
El lugar no es muy grande, tiene una mesa comunitaria y mesitas, un poco pegadas entre si.
Más que nada, es un bar para desayunar y merendar, aunque también tiene opciones de almuerzo. Yo siempre que fui, fue a la hora de la merienda.
Ofrece una buena cantidad de combos con tu café o té: tostadas de campo con queso y mermelada, facturas, tostadas francesas, huevos revueltos con bacon, etc. También hay algunas porciones de tortas, muffins y esas cosas.
A mi lo que más me gustó fueron las tostadas francesas y los huevos revueltos con bacon. Además hay ricos jugos y licuados.
A la hora de almorzar, también ofrece algunos combos y plato del día. Más que nada hay sopas, sándwiches y wraps. Hacen limonada casera. No fui nunca a almorzar, pero todo suena apetitoso.
Si estás por la zona, Mill es una buena opción. Todo lo que probé fue rico, casero y no me pareció caro.
La atención es buena, salvo cuando está lleno ya que la mesera no da a basto.

Que buena sorpresa fue almorzar en Mill. La cocina es buenisima, muy por arriba del promedio de las cafeterias y bares porteños. Recibi en sabor mucho mas de lo que pague por un menu del mediodia. El plato principal recien hecho (nada de recalentado!) y un postre igualmente fresco. El esnobismo de Palermo aqui se llevo puesto solo el nombre (podria haber sido perfectamente Molino), por lo demas un excelente bar con comida de verdad.

Mill es de esos bares por los que pasas y que te llaman la atención seguro. Es lindo, en una esquina con grandes ventales, mucha estética y onda. Además no hay demasiados locales con estilo para desayunar, almorzar o merendar en la zona.
Yo fui un par de veces a desayunar, recomiendo las tostadas «francesas» — así les dicen– con queso y mermelada casera (tienen muchas opciones podés fijarte en la pizarra que hay arriba del mostrador). Además preparan sandwiches, «wraps» y menús del día (que generalmente convienen porque son más baratos).
El bar no es muy grande, así que un sábado por la mañana puede estar repleto y considerando que las mesas suelen estar bastante juntas no hay mucho espacio para la «intimidad y tranquilidad».
Tienen wifi y es un buen lugar como para ir a trabajar en la hora de la merienda– especialmente en invierno cuando se cuela el sol por los ventanales y genera un clima muy acogedor.
La última vez que fuí estuve sentada al lado de una mesa con tres nenes que no paraban de hacer ruido con la leche del desayuno y lo peor de todo — casi inadmisible– no había diario en el local!
Datos: La atención suele ser buena, no aceptan tarjeta, los precios tirando a caros.
Por ahora no está entre mis prioridades a la hora de elegir un lugar dónde desayunar.

Esos ventanales me pudieron. Mill está en un esquina sobre Scalabrini Ortiz, en una zona que gastronómicamente no propone mucho. La primera vez que entré a este bar fue porque el taxi en el que viajaba pasó por ahí y le dije «pare acá, por favor, me bajo». Tenía hambre y no veía muchas opciones para poder almorzar así que me quedé. Comí riquísimo, un salteado de arroz, lomo y vegetales que me vino perfecto.
Hace unas semanas volví, ya en una visita planificada. Tenía que organizar una reuníón por esos lados de Villa Crespo y recordé Mill. Fuimos a merendar y, como fue en esas semanas de calor horroroso, me pedí un licuado de frutilla al agua que estaba bárbaro, aunque un poco dulce para mi gusto (siempre todo suele ser un poco dulce para mi gusto). Mi compañera pidió uno de banana con leche que también fue un pulgar arriba.
El lugar es lindo, sobre todo, por la luz que entra por las ventanas. Tiene mesas grandes de madera, que son útiles si tenés un encuentro que requiere PCs y desplegar papeles y diarios. Mill no entra en la categoría de las 3B, porque lo de barato es discutible acá. Pero te atienden bien, la cocina es buena (esa tarde que estuve salieron muchos combos merienda, hay varias opciones que en la bandeja se veían tentadoras). Tienen wifi, aceptan sólo efectivo.

Pasamos una vez de casualidad por la puerta y nos sentamos a tomar un café. Si bien está en Villa Crespo, por Scalabrini Ortiz no abundan los lugares agradables para comer algo. Me atrajo que fuera un café bien ambientado pero que no tenía esa perfección o falso envejecimiento del shabby chic que tienen los restaurantes de Palermo Viejo. Es un lugar descontracturado, o al menos, me descontracturó a mi. Lo cual es igual de valedero.
Para acompañar el café nos pedimos pain au chocolat y french toasts. Estaban ambos muy buenos y eran abundantes. Ya que la habíamos pasado tan bien, decidimos volver otro día en familia a almorzar.
Comimos wraps vegetarianos, hamburguesas caseras enormes y acompañamos con limonada en jarra. Muy buenas y variadas opciones. La atención es correcta. Excelente relación precio calidad. Hay wifi gratis. Está lo suficientemente cerca de la zona de outlets como para terminar una tarde de compras pero lejos del bullicio.