Miramar

Porteñidad al palo! Se ama mucho o se desengaña uno al compararlo con estándares internacionales. Eso es lo que pasa con este lugar. La verdad es que estamos ante un pedazo de patria porteña, de tango, de cultura inmigrante que formó Buenos Aires. Vinimos aquí con nuestros bisabuelos, abuelos y padres. Eran lugares obligados, de los que quedan pocos y se trata de proteger con el título de bares notables.
Sinceramente, no defrauda. Sus pulpos, sus caracoles, su tortilla, sus picadas, son la esencia porteña.
Puede que al turista o al hipster o al culinario snob le sea difícil saborear esta esencia pero en las varias veces que he venido puedo dar fe que no tiene barreras generacionales: familias enteras con niños pequeños, adolescentes y crecidos de varios colores se tiran de cabeza sobre caracoles, truchas, conejos, cazuelas y las surtidas picadas.
Larga vida al espíritu porteño.

Parece que el tiempo se detuvo en Miramar. Mozos y platos de antaño que conservan todo su esplendor.
Animense a probar el conejo y los caracoles (tengo que admitir que da un poco de impresión si no están acostumbrados) que son espectaculares!
La atención es de diez y los platos abundantes, como debe ser, he dicho.

Realmente muy bueno, exelente la tortilla y el rabo de toro! Muy amable la atención y los precios están muy bien (van a Palermo y se hacen asesinar para comer porquería y se quejan de este lugar q es exelente). Es un túnel del tiempo del cual vas a salir totalmente satisfecho. Muy muy recomendable

Calidad: Excelente. Tienen platos únicos y tradicionales de muy buen sabor.
Precio: Alto, pero acorde a la calidad.
Ambiente: tradicional por dónde se lo mire.
Porción: adecuadas, pero tampoco muy grande. Dependen del plato.
Otros: excelente lugar para probar caracoles o comer una de las mejores tortillas a la española de Buenos Aires.

Mortal el tiramisu, el conejo y la atención
Una fonda como las de antes, tiene wifi, tarjeta y buena onda

Oh, si. La tortilla a la española de Miramar tiene estrellas propias. Y las porciones son generosas, al estilo de las de antes. Amo los bodegones y este está en mi top ten. Andá con ganas de comer. Para las fechas patrias hay comidas especiales. No saben el locro que me clavé el 25 de mayo del año pasado! Todavía me sonrío cuando me acuerdo. También el pollo es para sacarse el sombrero, y los postres también son abundantes. Ideales para compartir.
Son semejante cantidad de comida, mi recomendación es ir de a dos y pedir a medias.
Pruébenlo, no se van a arrepentir.

Ok, es caro. Ok, te atienden con cara de orto. Ok, no hay más de cuatro o cinco opciones para manducar, por día. Todo eso es cierto. Pero qué rico que come en el Miramar.
Esquina clásica de Balvanera, bodegón ibérico que no le ha cedido un ápice al paso del tiempo en estos últimos cincuenta años, en el Miramar hagan probablemente la mejor tortilla de la ciudad de Buenos Aires. Listo, lo dije.
Además siempre hay un par de opciones marinas (los mejillones son el cielo) y alguna otra exquisitez de la comida española. Yo que sé, si no fueron se están perdiendo de algo grande, mis amores.

Ubicado en uno de los barrios más tradicionales de Buenos Aires, este bodegón con reminiscencias de los años cincuenta atrae a cualquiera que pase. Yo fui con la recomendación previa de unos amigos y eso evitó el desánimo de quién entra al pasar y se encuentra con una carta sin demasiadas opciones y precios realmente altos.
Lo primero a destacar es la tortilla de papas, que la hacen increíble. Lo segundo: la carta de vinos que, a diferencia de la opción de platos, es muy completa. Los postres son un poco caros para lo que ofrecen, pero habiendo pedido un plato principal se los puede evitar sin ningún problema ya que es imposible quedarse con hambre.
Es un lugar para conocer un poco más de la vida del Buenos Aires más tradicional desde un lugar que, sin perder el espíritu, se volcó más al turismo que a la gente del barrio.

Miramar a mi gusto tiene un encanto particular. ¿Será porque tengo raíces españolas? Es lo más probable. Para mi este bodegón se lleva todas las de ganar.
Se encuentra ubicado en el tradicional barrio de Boedo, es uno de los bares notables de la ciudad de Buenos Aires y forma parte del patrimonio cultural porteño.
Los mozos de este lugar son verdaderos ejemplos de este noble oficio. La mayoría son hombres mayores que siempre intentan robarte una sonrisa con ocurrentes comentarios o anécdotas.
La tortilla española que hacen aquí es uno de mis platos favoritos (creo que después de la que hacia mi abuelo, la de Miramar se lleva el segundo lugar). Y el otro manjar es el guiso de lentejas, que te lo sirven en unas cazuelas de barro, muy simpáticas.
Debo admitir que nunca llegue a probar los postres porque la comida es tan abundante que me gana y me doy por vencida.
En síntesis si están con hambre y ganas de disfrutar una buena comida española, Miramar es su lugar.