Mullu

Hoy tardaron mucho en atender, y el cebiche no era lo mismo que la otra vez, le faltaba maíz y ademas no tenía el gusto de otras veces. Igual el restaurante es bueno. En un restaurant de esta categoríà la atención es muy importante. Eso si, no había suspiros limeños, esto es inadmisible (aunque no fuimos por este postre sino por el cumple de una amiga, pero el postre era un punto importante). La ambientación esta buena, tienen un ekeko muy divertido de adorno que nos llamó la atención.

Desde el jugo de pepino, pasando por la entrada hasta el postre, sin dudas uno de los mejores restaurantes de comida peruana. Respetan mucho los sabores de la comida tradicional con un twist que le da un toque muy especial. Los meseros muy amables y la ambientacion divina. Volveremos pronto :)

Que se puede decir de Mullu mas que los mejores comentarios. Fuimos con amigos por la semana de hagase Peru y compartimos los diferentes menues preparados solo por estos dias. Desde la entrada hasta el postre pasando por los tragos es un festin para el paladar.
Si quieren sorprender a su pareja, este es el lugar!

Que rico que es la comida aca! Bueno este lugar es muy rico aca en Buenos Aires pero la comida vale la pena!
Esta llena de gente todo el tiempo, en el día de gente comiendo el almuerzo y a la noche hay un ambiente muy amable. Yo fui a cenar aquí porque tuve algunas amigos viviendo ahí en el centro. La comida es muy variada y cuando entras no vas a querer irse. La cocina esta abierta así podes ver todo la comida ahí cocinando.
Me encanta los lugares así.
El plato que elegí era riquísimo. El tiradito rosadita de pulpo en una salsa de aceitunas negras! Vuelvo en un segundo. No es barato así es solo para ocasiones especiales pero la comida es muy buena!

Fui a Mullu para una despedida de una amiga. Ella copaba con salir a comer en un restaurant medio carito y este lugar de comida peruana había recién abierto. En algunos blogs dijeron que tenía comida rica así que lo elegimos.
Fuimos un miércoles o jueves a la noche armado con club la nación que te ofrecen un 20% de descuento. El restaurant queda en microcentro/​retiro en una calle chiquita y tranquila. La ambientación tiene una onda andina pero trendy — muy lindo. Además tiene una barra hermosa en el medio. Me gustaría ir a tomar y picar algo en esa barra.
Pedimos unos pisco sours que estaban muy buenos y esperamos la comida. Te traen una entrada gratis con el maíz inflado que me encanta. El mozo nos avisó que los platos eran muy grandes y sin duda para compartir. Pedimos unos langostinos, un ceviche y los wraps de lechuga y carne — demasiado para 3 chicas!
Los langostinos eran muy ricos aunque si tenía un poco de ese gustito de haber sido congelados. El plato viene cargado, lleno de langostinos. Eran mínimo 15 y grandes. El plato de carne también muy rico y ridículamente grande. Viene con lechuga, carne, salsas y cositas para echar encima. El ceviche si bien era muy rico tampoco era el mejor ceviche que probé en mi vida. Igual, todo muy bien hecho. No tuvimos quejas.
Habíamos ido justo en un momento de Buenos Aires Food Week y optamos por no pedir el menú. Menos mal porque los platos son abundantes y te llevan más en el menú. Es un muy buen lugar para ir a comer con amigos porque se comparte todo y son generosos. Volvería sin duda!

«No robes, nos mientas, no seas ocioso» son los tres conceptos Quechua que figuran en las paredes de este restaurante de comida peruana como también en su carta. Y es lo primero con lo que te encontrás cuando entrás a este lugar de la Ciudad de Bs. As
Ofrecen comida peruana de alta calidad, riquísima y sublime, bien preparada y sin argentinizar los platos. (para dioses, como reza el slogan). Preciosa decoración, sillones de gamuza rojos, almohadones amarillos con telas etnicas, platos azules de cerámica. Todo llamativo, lindo ambiente.
Fui con mi familia y comimos un tiradito de maracuyá y un ceviche de entrada, y langostinos a la plancha con un arroz exquisito de principal. De postre, un suspiro limeño. Los platos estaban excelentes, se disfrutaron mucho. El postre, rico, pero ahí.
Los pisco sour, soberbios.
Punto negativo: las sillas son un espanto de incomodas.
El precio, alto, pero lo mega vale. Para darte un gusto.