La Plaza Matías Zapiola queda a unas cortas cuadras de mi casa y la suelo frecuentar por varios motivos, para respirar aire fresco y salir un poco de mi casa, para ir a correr o simplemente para sentarme en el pasto a escuchar música. Es una placita que está allí hace mucho pero hace unos años la remodelaron y quedó preciosa. Tiene en el centro un recuadro cubierto por rejas con juegos para chicos y un arenero. Y alrededor tiene muchos mini boulevares con pasto y caminitos entre ellos de ladrillo rojo. Súper limpia, cuidada y familiar, suele llenarse de padres jóvenes que llevan a sus nenes a jugar y tomar la merienda en las mesitas de cemento que hay. También, en horas pico de deporte tipo 8 hs y 19 hs, está colmada de corredores y grupos de gente, algunos con personal trainer, que van a ejercitar. Por último también se ven murgas todos los días a la tardecita y en verano muchachas en discretas bikinis bronceándose. Una de las esquinas es un poquito rara debo decir y cada vez que paso por allí corriendo me inunda un olor a estimulantes naturales muy fuerte, pero nunca pasa nada y es muy muy tranquila. En otra de las esquinas está la comisaria del barrio.