Esta pequeña plazoleta no es más que un mini triangulito entre la intersección de Arcos, O Higgins y Céspedes. Es tan pero tan chiquita que ni siquiera se la conoce por su nombre, yo por lo menos la conozco como la Plaza de Arcos por su ubicación. Cuenta con un espacio muy chiquito –pero bastante concurrido– de juegos, y tiene para mí un valor especial porque acá venía a jugar de pequeña. Recuerdo la frustración cuando me decían «vamos a la plaza de Arcos» y yo siempre esperaba encontrarme con grandes arcos de los cuales colgarme. Pero no. Si bien, como decía, no es gran cosa, los vecinos llevan bastante a sus hijos a esta plaza ya que no hay tantos espacios verdes por la zona. Viviendo por ahí ya te tenés que ir hasta los bosques de Palermo y es un camino mucho más largo. Así que, para zafar, es un buen lugar donde podés llevar a infantes. Los dejás jugando y te sentás en el banquito de al lado. Otra cosa piola es que está resguardada de todo el kilombo de Belgrano ya que varias de esas calles están cortadas y casi no se transitan.