Rigoletto

Tuve el honor de comerme el tostado más caro de mi vida en este lugar. Estaba normal, no resalta en la cuadra y el servicio tardó bastante en esa ocasión.

Nuestro lugar clásico de comida y reunión de laburo a la vuelta del estudio, vamos más porque es un clásico que por otra cosa, es caro y no inventan nada nuevo. El imperdible: la mousse de chocolate

Rápida y eficiente atención, las pastas son deliciosas. Lamento que el salón se llene de olor a lo que se está cocinando en el día…en este caso pescado =(

Ubicado en pleno microcentro, buen ambiente, agradable, la música estaba un poco alta pero se podía charlar, el menú es variado aunque me llamo la atención que sus platos salvos 2 básicos no bajan de los 100 $ el promedio es de 100 a 120, lo cual me parece caro. Cobran cubiertos algo que no me gusta y me llamo la atención que sí pagas con debito y/​o crédito te dan la posibilidad de agregar la propina.

Las papas con queso y panceta son muy malas. Los precios son bajos y hay happy hour también los viernes. Nada de especial.

Si alguien quiere empezar una dieta de cero calorías, puede venir acá y pedirse cualquier plato del menú. Apenas te lo traen te van a aparecer unas 4 o 5 cucas sobre la mesa y tu plato pasa de tener 600 calorías a tener cero porque no lo podes comer. Espantoso!
Ya he dicho mas de una vez, «no tomo nunca mas» mientras sentía un Domingo que mi sillón aun era un samba. Claramente eso no fue cumplido.
Tb he dicho alguna vez «Nunca mas tomo este bondi» y al pensar en el precio de un taxi y mirar mi billetera, he vuelto a subirme al bondi.
Hoy es el día de decir…“No salgo mas a almorzar a ningún lugar del microcentro“
Por ahora llevo dos horas cumpliendolo, si dejan de leer reseñas mías de lugares por acá, ya saben que esta vez si he mantenido mi palabra.
Aclaro cualquier similitud con la realidad no es pura coincidencia, es que fue real!

La comida es normal para un medio día en el microcentro! Pero el servicio es lento!!! Los platos son buenos !
En cuanto al delivery también tardan mucho!!!

La comida me resultó bastante regular y el servicio demasiado lento. Vine con un grupo de amigas a almorzar temprano, pedimos del menú ejecutivo, la comida tardó más de una hora en llegar y se equivocaron en tres de los platos. Al momento de pedir la cuenta, el mozo tardó tanto que tuvimos que ir a buscarlo.

A pesar de que en los papeles no lo tendría que ser, el Rigoletto de la calle Reconquista es un lugar «con onda».
Puede ser por lo bien puesto que esta el local, pueden ser sus mesitas en la puerta, puede ser que en un lugar donde las opciones son: «cerveza parado», «sanguchito al paso» o «te rompo la cabeza», es un lindo lugar para sentarse a comer, ser atendido por un mozo profesional, en una mesa con mantel y servilleta de tela, a un presupuesto lógico.
Además, las pastas suelen ser muy buenas, y alternan con algún plato del día original. Además, para el mediodía hay un menú que incluye bebida y postre o café que realmente vale la pena.
He tenido oportunidad de ir varias veces con gente del exterior por temas de laburo, y en general les gusta mucho, por sobre otros lugares de la zona o con mas pretensiones, y creo que tiene que ver con la idea internacional de restorán llevada a cabo con precisión.
No es una experiencia gourmet, ni de atención selecta: es un lugar que cumple con sus expectativas, bien puesto y a precio razonable. No puedo más que recomendarlo.

Hermano menor (de edad) y mayor (más grandote) que el de Rodríguez Peña, este restaurante y bar de la calle Reconquista está a medio camino entre ser un lugar donde comer o donde tomarse unas cervezas.
Originalmente un restaurante con delivery (uno de los pocos abiertos todos los días de la semana y hasta altas horas de la noche en un barrio donde todo cierra temprano y ni siquiera abre los sábados y domingos), Rigoletto no se podía quedar afuera de los after office de la calle Reconquista y durante los días de semana tiene promociones 2×1 una vez caída la tarde.
Para comer, la carta no está nada mal. Cocina mediterránea, sobresalen como entradas la insalata con frutti di mare (ensalada de hojas verdes con calamares, langostinos, camarones, abadejo y salmón), las milanesas de mozzarella (con albahaca y tomate) y la brusqueta de salmón ahumado; los platos principales ofrecen una gran variedad y muy buena elaboración, de los que sobresalen, entre las pastas los ravioles de espinaca y gruyère con crema de albahaca y nuez, entre los pescados la trucha a la manteca negra, entre las aves los dados de pollo agridulce con verduras al wok y sésamo, y entra las carnes el lomo a la pimienta negra con papas noisette.
Si la idea es comer, seguramente sea mejor opción ocupar alguna mesa en su gran salón decorado entre bar irlandés y cafetería de los cincuentas; si la intención es, más bien, aprovechar el dos por uno y relajarse con una cerveza después del trabajo, sin duda es recomendable ocupar alguna de las muchas mesitas sobre la vereda y ver a la gente pasar.