Sanatorio Anchorena

Le doy dos estrellas porque es un buen sanatorio… salvo que vayas por una obra social de poco prestigio. En ese caso, te podés morir esperando una cama o un traslado en ambulancia y no les importa. Tuve que pelearme con todo el personal para que pidan un traslado de urgencia… que llegó al día siguiente. Un desastre.
En definitiva, es un sanatorio muy lindo pero muy inútil. Sería el último lugar al que recurriría para hacerme atender. Prefiero ir a un hospital público.

EL LUGAR DONDE NACI :)
Si bien ahora está todo remodelado con tecnología de punta y super lindo, y casi que no conserva nada de lo antiguo, siempre lo voy a identificar como el lugar donde yo y mis hnos nacimos :).
No conozco la guardia pero si la atención por internacion y turnos y me parece muy buena.
De más está decir que obvio que tiene una increíble infraestructura con habitaciones hiperespaciosas y cómodas.
Pero por suerte no sólo queda en eso sino que también atienden super bien y los médicos saben lo que hacen.
Un buen lugar para pasar momentos que quizas no son tan buenos para uno. O que lo marcan para siempre como un nacimiento :)

Bueno, era hora de que me ponga a reseñar este sanatorio. La visité tantas veces que realmente, ya me siento como en casa.
Arquitectónicamente es un edificio muy moderno, cuenta con todo el frente vidriado y su interior está en perfecto mantenimiento. Las habitaciones son individuales y tiene un piso VIP que asumo que requiere de pago extra o tal vez sea para los planes de prepaga más costosos.
La guardia suele estar llena y los tiempos de espera pueden ser extensos, de todas formas hay horarios más atiborrados de gente que otros.
Los profesionales que trabajan en este sanatorio son excelentes, y tienen una gran vocación de servicio, lo cual hace que tu paso por ahí no sea tan angustiante.
En el subsuelo se realizan radiografías, ecografías, resonancias y medicina nuclear. Si en la guardia te piden estudios (salvo resonancias) los mismos te los hacen en el acto.
El edificio cuenta con wifi gratuito, se puede pedir la clave en recepción. Lo malo es que, por lo menos en la guardia, no ingresa señal, así que las comunicaciones se ven obstaculizadas.

Este sanatorio pertenece a la Obra Social Unión Personal y a su prepaga Accord Salud. Cómo por mi viejo tengo está obra social, he acudido varias veces a su guardia y puedo decir que es el mejor sanatorio de los que cuento en la cartilla.
El edificio es muy moderno, y está muy bien mantenido y limpio. La sala de espera de la guardia es amplia. La guardia cuenta con clínicos, traumatólogos, pediatras y cirujanos. La velocidad de atención es normal, si hay mucha gente podes estar esperando un buen rato, aunque si lo tuyo es más grave, tenés prioridad. Hay wifi gratuito.
La calidad de los médicos es muy buena, siempre me trataron muy bien y acertaron en sus diagnósticos. Si necesitas algún análisis o diagnóstico por imagen, te lo hacen en el momento. Las radiografías, ecografías y ese tipo de estudios te lo suben por sistema, que es más ecológico ya que no gastan papel. Además, si te atendés en algún centro médico de la obra social, tu doctor puede acceder por sistema a esas imágenes.
Mi hermano tuvo una cirugía ahí y la atención fue excelente, al igual que la hotelería. El post operatorio fue muy llevadero.
Cuenta con un kiosco en la planta baja y un bar en el último piso, con buenas variantes de comidas a precios razonables.

Siempre llegué a este Sanatorio por guardia, nunca por consultorio o con turnos. A nivel edilicio es fantástico, super moderno, higiénico, con buena tecnología y muy bien organizado.
El acceso a la guardia es fácil y rápido, está en PB, te presentas con tu DNI y credencial de obra social y esperas.
Está bien organizada y con distintos especialistas: clínicos, traumatologos, pediatras, etc. Aunque esté llena de gente avanza a buen ritmo por la cantidad de médicos que hay atendiendo a la par. De ser necesario te hacen estudios y casi instantáneamente tu médico tiene los resultados en su computadora.
Hoy particularmente me atendió una médica amorosa, me atendió muy a consciencia y me evaluó a la perfección. Por lo general los que atienden son médicos jóvenes pero con mucho aplomo.
Lo que si me ha pasado y me disgusta un poco es que ahora por guardia no ponen inyecciones, no hablo de inyecciones recetadas por un Equis, hablo de recetas de ellos y de ese momento. Uno debe salir a la calle y conseguir una farmacia que lo haga, cosa que de noche es un contratiempo.

El Sanatorio Anchorena es un importante, enorme, muy profesional y antiguo Sanatorio de la Ciudad de Buenos Aires, que permaneció cerrado por algunos años, debido a los avatares económicos y financieros de la década del noventa y se fue deteriorando en todos los aspectos, cerró sus puertas y a fines del año 2003 fue comprado por la Unión Personal Civil de la Nación, comenzando de esta manera su reconstrucción y reciclamiento edilicio. Se reinauguró en febrero de 2008, en un acto en el que participaron autoridades nacionales encabezadas por la Presidenta de la Nación y el Secretario General del Gremio de Empleados Públicos, Andrés Rodríguez.
En el mismo se atiende gente perteneciente a la obra social y prepaga de Unión Personal y también otras obras sociales y prepagas. En la planta baja, que es donde más veces concurrí, está la parte de emergencias médicas, ya sea clínica, traumatológica, pediátrica, etc. Por lo general la atención es ágil y rápida, ya que hay varios médicos atendiendo en cada especialidad. En el caso de necesitarlo se efectúan en el momento radiografías, extracciones de sangre y electrocardiogramas.
En el subsuelo está la parte de diagnóstico por imágenes (ecografías, radiografías, tomografías, resonancias magnéticas, etc.). En cuanto a la internación, aparte de destacar la correcta y eficiente atención médica es de destacar en cuanto a la hotelería que todos los cuartos son individuales y muy bien equipados En la planta baja hay un pequeño lugar donde se puede comer algo, mientras se espera la atención médica o mientras los parientes de los internados esperan que comience la hora de visita.

Caí en la guardia del Sanatorio Anchorena porque fue el primer lugar que divisé mientras caminaba con un dolor abdominal terrible, un viernes a la medianoche. Me tomaron los datos y me pidieron que espere, había al menos 8 personas que aguardaban lo mismo.
Fue tan largo el tiempo que permanecí sentada que hasta tuve la posibilidad de presenciar a una embarazada que llegó casi pujando y la alegría de su familia, un rato después, con el nacimiento de Lorenzo.
De todos modos quedé conforme con la atención. Me revisó un médico que me pidió exámenes en el momento, los esperé y luego me recibió un segundo doctor. La medicación dio en el palo y los síntomas desparecieron al otro día. Me dijeron que podía volver en la semana para ver en detalle el resultado de los estudios y así lo hice. Afortunadamente la obra social cubrió todo.

Tuve varias experiencias con este hospital, que en realidad tiene el sistema funcional de una clínica privada muy alejada de lo que es un hospital. Como edificio no puedo decir más que maravillas. Es un lugar muy limpio, todo es tecnología y confort. Las dos veces que fui fue a la guardia por el mismo problema: una alergia repentina en el brazo. Primero me dieron una crema que no me hizo nada, y el sarpullido empeoró. Cuando fui la segunda vez me atendió otro profesional que me dio un diagnóstico totalmente opuesto diciéndome que el que me había atendido anteriormente se había equivocado «horrible» (sic). Como iba por mi obra social que me cubre absolutamente todo no me enojé tanto y no hice ningún problema. Pero otro día acompañé a mi vecina que estaba sintiéndose horrible y casi sin poder caminar y en la guardia, además de cobrarnos $ 380 la consulta, nos mandaron a hacerle estudios por un equivalente de $ 896 pesos cuyos resultados iban a estar en seis días. Seis días! Así que nos fuimos a otro hospital público donde le hicieron los mismos estudios gratis y le dieron los resultados en 40 minutos. La diagnosticaron, le dieron los medicamentos y nos fuimos con ella sintiéndose mejor. La atención fue pésima para todo el dinero que pagamos y el que pretendían cobrarnos.