Emparedados Araceli

Este lugar esta excelentemente ubicado, tiene unos sandwiches de excelente calidad para mí, el lugar se ve limpio todo el tiempo y tambien se puede observar que trabajan con materia prima fresca, no hay nada con aspecto de viejo, nunca. El producto en definitiva es muy bueno y en relacion con su precio es acorde, no son los sandwiches mas baratos, pero son de excelente calidad. Peeeero… (una persona una vez me enseño que despues del «pero» viene algo a lo que debes prestar atencion para mejorar), la atencion al cliente no es la mejor, a mi gusto le falts un poco de amabilidad y simpatia, los rostros que atienden no reflejan que te estan atendiendo con gusto, pareciera como si se quiseran irse pronto o que uno molestara. Pienso que si mejoraran este aspecto, la afluencia de publico seria mayor.

Son muy buenos! Si bien no es el único local de este tipo en la zona, este es el que está mejor ubicado justo frente a la plaza, y para mí el más rico.
Suelo comprar sandwiches en en este local para tener en casa y hacerlos tostados que quedan riquísimos y también compré aca cuando festejé mi cumpleaños y se acabaron al instante, un poco por el hable de los invitados y otro poco por lo rico.
Sinceramente son de los mejores, no solo son muy frescos si no que son bien abundantes en los ingredientes que les ponen. Me gusta que los elavoren en el momento que los pedís. Siempre voy por el clásico de jamón y queso, sinceramente es el único tipo de sandwich de miga que me gusta, pero supongo que por la calidad de los productos que ofrecen los otros serán igual de ricos.
Por más que el local es de aspecti bien anticuado, siempre esta súper limpio y todo parece muy higiénico. Los precios buenos y la atención siempre es muy buena.

Probablemente este lugar tenga uno de los mejores sándwiches de la ciudad, pero sin hacer mucho ruido y sin levantar demasiado la perdiz.
Desde afuera sinceramente no vende mucho, de hecho está ubicado al lado de un local de comidas rápidas, y el choque entre lo «moderno» y lo de «antaño» se hace notable en esta cuadra.
Lo que sí llama la atención es que seguro quien puso el nombre era un gran fanático del Chavo del 8 por el nombre que eligió para una lisa y llana sanguchería.
Tiene toda la pinta de negocio de barrio, entras y están ahí nomás haciendo todos los productos y si bien no destacan por una oferta muy variada de productos si destaca su calidad.
Solo tuve la oportunidad de probar los sandwiches de miga, en sus variedades de jamón y queso, y también con verduras.
La verdad es que son muy ricos y como todo negocio «de los de antes» no le mezquinan a los ingredientes, lo que hace que sea llenador y muy sabroso.
Si bien el lugar no llega a destacar demasiado, si vas a agasajar invitados, seguro que comprando acá no vas a quedar mal.

Dame un sánguche.
Bueno o 3, que es la compra mínima acá. Emparedados Araceli arranca siendo llamativo por dos cosas, una el concepto de «emparedado», que no sé a quién se le ocurrió, pero ese cartel llama más la atención que alguna «genialidad» de un experto en márketing, la otra es ese ventanal gigante de casa antigua.
Ubicado al frente mismo de la plaza Rivadavia, ofrecen sanguches de miga, pebetes, y no mucha más (aunque al mediodía podés encontrar unos sanguches de jamón, queso, verduras en pan francés que por una suma moderada suplanta un almuerzo).
La variedad dentro de estos es generosa, y me he tomado el trabajo, en diferentes sesiones, de ir recoriéndolas de a poco. Las tortuguitas son gigantes y llenadoras, los sánguches de miga muy frescos (al nivel que tienen los bloques ahí, y cortan el pan prácticamente a pedido) y no le mezquinan al fiambre.
El fiambre y la verdura también son frescos, por la alta rotación que tienen de producto, no sorprende. Recomendables por donde lo mires, tanto para una picada a la tardecita como para algún copetín donde te toque llevar los sanguchitos.
Un detalle, la que parece ser la dueña (le digamos, Araceli) es un ogro, te atiende re mal, pero si te despachan alguno de los pibes, vas a tener una mejor experiencia. De todas maneras, el sánguche compensa esta posible falla.

En este local, justo frente a la plaza de Alta Córdoba (que siempre voy a negarme a llamar por su nombre) sobrevive aun Emparedados Araceli, un negocio que parece sacado de los ’70 profundos, la arquitectura del local, es antigua, pero es la de toda la zona, aunque este negocio la habita desde que era la última moda.
El cartel con tantas batallas perdidas que ya casi no le quedan letras y eso que, claramente, no es el original, la cortadora de fiambres que solo Popeye puede maniobrar sin desfallecer, todo habla de otra época a los gritos.
Se especializa, claramente en sandwiches de miga y pebetes, la lista de «variedades» sin dibujitos ni gilada, tan solo un inventario de los ingredientes y sus posibles combinaciones, no tiene, por supuesto nada escandaloso ni sorprendente, sin embargo sí que sorprende lo ricos que son los sanguches. No sé realmente si todo tiempo pasado será mejor, pero éstos sanguches de miga old school le patean el trasero a muchos modernos con su rúcula y su hipstereada.
Obviamente preparan caterings, así que si tenés una fiesta en la que sea pertinente enllantar sanguchitos de miga, con los de Araceli no le vas a errar.