La Luciérnaga

La Luciérnaga es una es una fundación sin fines de lucro que está hace más de 10 años en la ciudad. El objetivo de este lugar es abrir sus puertas para brindar una opción distinta a aquellos jóvenes que viven en situación vulnerable, para que ellos si puedan elegir un modo de vida distinto. Acá se pueden formar, también trabajar, entre otras cosas.
Lo más conocido que tienen es una revista que lleva el mismo nombre. Si caminas por las calles de Córdoba, es muy común que jóvenes se te acerquen ofreciéndote esta revista. Pero, atento! Quienes las venden, deben tener un chaleco y un carnet que los identifique. No compres si no los tienen.
Al momento de producir la revista, participan mucho los muchachos que integran la fundación. Escriben relatos, poemas, realizan dibujos, cuentan sus historias y tratan temas de lo cotidiano de ellos.
Personalmente cada vez que puedo la compro. Primero porque es súper interesante, siempre me divierte. Segundo para apoyar este proyecto, una expresión artística y una oportunidad laboral para jóvenes que no disponen de muchas en general.
El precio siempre es accesible.
Que la luz de la luciérnaga no se apague!

La luciérnaga es una de las iniciativas más nobles y más copadas que existe y es un orgullo que esté en la ciudad de Córdoba.
Con la inclusividad como emblema y también como principal objetivo, ayuda a acercar la cultura a un grupo de gente historicamente marginado y discriminado, sobre todo (y ésto me duele decirlo) en Córdoba que, si bien fue cuna de gestas históricas, obreras, estudiantiles y sociales, en pos de la igualdad y la justicia, actualmente sufre bajo el autoritarismo de un código de faltas que criminaliza abiertamente la pobreza.
Por suerte existe y, desde hace muchos años de intachabilidad, una fundación como la Luciérnaga, que actúa como nexo entre dos Córdobas que, aunque deberían ser una, son muy ajenas la una de la otra y permite que exista un ida y vuelta entre las dos «culturas»
No es raro que en la sede de la luciérnaga haya algún artista reconocido dando una mano para la difusión del proyecto, Manu Chao cada vez que está en Córdoba, casi seguro que pasa por la luci a tomar un mate con los chicos o el boludo consuetudinario de Leon Gieco viendo si, aunque sea en instagram suben una foto suya «siendo solidario»
Es muy importate que la fundación sea totalmente abierta, cualquiera puede acercarse, a colaborar o a curiosear simplemente y va a ser bienvenido.

Cuando llegué a Córdoba y comencé a cursar mi carrera en la UNC, descubrí que la Escuela de Ciencias de la Información tiene un gran interés por las iniciativas sociales. Y cuando eso se combina con cuestiones del oficio en los medios, la atención es total. Por esa razón, la revista La Luciérnaga es el primer producto gráfico que conocí de esta ciudad (después, claro está, del gigante corporativo de La Voz del Interior).
Justamente en la universidad me enteré de esa fundación (La Luciérnaga), dedicada a recaudar fondos para los más necesitados a través de la venta de un producto gráfico. La idea conmueve e inspira, especialmente porque se puede ver que funciona. Los ejemplares son vendidos por chicos en situación de calle o similar, lo cual les genera un ingreso y los inserta en la sociedad.
Para encontrar un número de La Luciérnaga, basta con salir a caminar por las peatonales de Córdoba. En todas ellas, o en la mayoría, te encontrarás con alguno de los chicos vendedores, quien se acercará a vos para ofrecerte la revista por un precio módico, que ahora debe estar alrededor de $ 12.
Si andás por la calle y tenés ganas de aportar un poco a la sociedad, comprá un ejemplar.

Fundación La Luciérnaga ayuda a niños y jóvenes de la calle o barrio marginales a juntar dinero vendiendo una revista de la cual reciben un porcentaje. Esa es la explicación breve, pero en realidad, La Luciérnaga es mucho más que eso. Por empezar, la revista trata temas que a todos deben importarnos y que muchas veces involucran a los mismos chicos que venden la revistita. De hecho, a veces los entrevistan o colaboran escribiendo algo. Historias sobre violencia policial, necesidades médicas, abusos, discriminación y muchos temas más, todos desde el lado de quienes lo viven, contado de forma simple y clara. De estas ventas, los chicos reciben una parte y la otra vuelve a la fundación, donde la ayuda sigue. La sede es un lugar grande que está intervenido por un artista y donde hay una parte grande donde comen y realizan otras actividades, y habitaciones chicas con diferentes funciones. Allí además de recibir donaciones, hay un comedor donde los chicos pueden ir a almorzar, una biblioteca bien abastecida donde pueden consultar o sacar libros para la escuela y una salita donde va un médico a atender y donde hay medicamentos.
La Luciérnaga está manejada por gente buena y copada que se nota que realmente quiere ayudar. Vas a llevar donaciones (siempre piden mucho además de ropa, comida para mantener un menú suculento y medicamentos para quienes van a la salita) y te invitan a pasar, conocer y aprender cómo se usa cada cosa. Parece una pavada pero mucha gente no dona con la excusa de «no sé a dónde va», y acá saben eso y te muestran que sí ayudan, sí va a gente que lo necesita y no tenés excusas para no colaborar vos también.