Novecento

I know it was you, novecento, and you broke my heart.
Vinimos a almorzar acá por recomendación del Gonzi para comer dentro del cabildo en ese patio hermoso y el lugar tenía reputación de uno de los mejores restos in town (y precios acordes, obvio).
Vimos el menú, ataqué una gran panera (realmente muy buena calidad) con una pasta de berenjenas y nos tentó fuerte una milanesa de la casa que se describia a si misma como enorme, llenadora, con papas y ensalada caesar de acompañar.
Hace mucho no comía una buena milanesa así que me pareció momento perfecto.
La pedimos napolitana porque gordos Unilocalers nao ten fin.
De entrada porque más gordos aún pedimos un mix de empanadas. 90p 3 empanadas. Caro? Sí. Pero estaban buenas. Fritas bien, gran relleno (la de pollo ganó el premio) y muy buena pinta.
Ahora, la milanesa. Aclaremos algo. El tamaño era realmente grande. La pinta era genial. Era para 2, sí.
Pero 3 cosas que me fueron LIQUIDANDO el ánimo y las estrellas del lugar.
1) La pedimos napolitana y se olvidaron.
2) Las papas eran McCain
3) La «ensalada caesar» de acompañamiento eran 4 hojas de lechuga con mayonesa. ESO NO ES UNA CAESAR COMPAÑEROS.
Esas 3 cosas nos bajaron mil puntos la mesa y calidad de todo. YOU BETRAYED ME NOVECENTO.
De postre nos clavamos una pavlova que estaba muy bien con unos café decente hasta ahí.
Por el precio/​calidad, no me vuelve loco. Quizás había que apostar al menú ejecutivo diario de almuerzo que son unos 120 pe nomas y seguro rinde.

La comida es muy rica pero se demoran muchísimo en atender y en servir el pedido. El lugar es agradable y estéticamente muy lindo.

Distinguido resto del centro de la ciudad, con porciones generosas t de presentación atractiva. El entorno colonial le otorga detalles de ambientación que suman a un momento agradable de buenos sabores.
Los precios del menú de medio día son un poco más altos que otros lugares céntricos, pero la diferencia se compensa con calidad gastronómica.
Ideal para la pausa de almuerzo en plena agitación urbana.

En pleno centro de la ciudad, este restaurante está casi «escondido» para quienes no conocen la fama que ostenta la cadena que formó el cordobés Héctor Rolotti, fallecido el año pasado en la India.
Novecento abrió sus puertas por primera vez en 1991 en Nueva York, y hoy está presente en 16 ciudades del mundo, entre ellas, Córdoba (desde 1999).
Tiene una carta breve pero variada, con pastas (secas y frescas), pesca del día, salmón, bifazos de carne (los ví pasar, enormes), ensaladas, wraps y algunos postres caseros, entre otras cosas.
El Novecento del Cabildo es una joyita acunada en la construcción colonial más famosa de Córdoba, a la que se accede directo por la calle Deán Funes, aunque también se puede llegar entrando por San Martín.
El ambiente es muy iluminado y tiene grandes pizarras donde se anuncian las sugerencias del día, el menú ejecutivo y el menú saludable, también los precios de vinos y espumantes, entre los que se ven etiquetas de alta gama y otras más comerciales, como un Benjamín desde $ 160.
Les cuento más sobre lo que comimos en mi blog:

Pedí el menú ejecutivo que consistía en un canelón de espinaca muy rico. La porción tenía el tamaño justo y me fui satisfecho.
El menú incluía postre que podía ser helado o café. El café tenía muy buen sabor.
Si el día está lindo, sentarse en el patio porque corre aire y es bastante silencioso a pesar de estar en pleno centro. El único inconveniente es que pueden aparecer numerosos vendedores ambulantes a ofrecer cosas.
Buena atención. Un poco lentos para traer la cuenta.

Bueno aca estamos, en unos de los mejores lugares de cordoba, no nos confundamos, me refiero al cabildo, donde en su interior se encuentra este restaurant,.-
Yo no se si es que a nosostros nos encanta el mal trato o simplemente no tenemos mejores lugares.-
Comenzamos humildes, pidiendo el menu del dia que demoro 45 minutos, segun ellos «la comanda no salio de la computadora» originalidad a la hora de la excusa.-
Para continuar, el plato llego sin terminar, y no solo eso, si no que era el del señor de la mesa siguiente, el cual no salia de su asombro cuando vio que le dieron lo que estaba en mi mesa (obvio que presento el reclamo tambien).-
Een fin para no hacerla larga, al finalizar la cuenta era una burla al bolsillo.-
por lo menos yo no creo volver a este lugar.- de todas formas el cabildo es hermoso.-
Visite Cordoba!
Gracias!

La despedida
Mi madrina vino de Alemania por –apenas– unos días. Cada vez que María Laura viene a Córdoba, le gusta ir a comer comidas típicas, abundantes y bien cordobesas. Si, es lo lógico cuando venís de otro país, querés comer las cosas del lugar a donde vas, el tema es que ella es más cordobesa que todos nosotros juntos. Así que conoce mucho la gastronomía local. Sin embargo, ella se deja sorprender y deleitar como si fuera la primera vez en la ciudad.
Hoy fue el turno de: Novecento.
Novecento es un bistró muy conocido en Córdoba –y también en Miami, Nueva York, Buenos Aires y Punta del Este-​.
Acá, la sucursal está ubicada en el Cabildo histórico de la ciudad, lo cual le otorga un encanto especial y único. Su patio dentro del monumento y su salón luminoso y decorado con instalaciones de madera hacen del local un espacio muy agradable para compartir almuerzos y cenas en familia, colegas, amigos o pareja.
Yo no conocía el restaurant, pero mi mamá y mi madrina si. Siempre habían salido de Novecento muy conformes con la atención y la cocina del lugar… hasta hoy.
Llegamos a las 13:15, el día estaba caluroso así que nos fuimos al salón techado así no nos daba el sol directo.
Nos atendió una señora y cordialmente nos indicó las sugerencias del día. El menú era: plato principal (verduras al vapor o ñoquis de espinaca), bebida, café, té o postre.
Éste salía 80 (más los 10 de los cubiertos) pesos –cabe aclarar que en el cartel, ponen 80 enorme y lo de los cubiertos ni se ve-​.
A continuación, la moza nos dijo que los martes había una promoción para las mujeres (2×1 en platos de la carta). Mejor, a mi madrina y a mi no nos copaba mucho el menú. A mi mamá si. Así que ella pidió las verduras, M. Laura una milanesa y yo una ensalada mexicana.
La comida tardó unos minutos en llegar. Cuando llegó, nos dimos cuenta que la milanesa estaba cruda y que habían traído otro menú. Lo único correcto era mi ensalada. La moza nos pidió disculpas y se llevó los platos –los cuales tardaron otros 15 minutos en llegar– y nos ofreció si queríamos limón y hielo –los cuales nunca llegaron-​.
Finalmente 14:20 trajeron los platos correctamente. Un poco tarde, ya que a las 15:00 teníamos que irnos.
Todo terminó costando 300 pesos, el descuento quedó en el olvido y la atención también.
Pero bueno, rodeadas de espíritu colonial, pudimos disfrutar de la gastronomía Novecento –la cual nunca pierde su sabor argentino con el toque de cocina francesa y norteamericana– y darle una «argentinísima» despedida a mi madrina.

Para una escapada de viernes de oficina, para cortar el día con un almuerzo distinto.
Para huir del trajín diario y dedicarle unos minutos a tu amigo que está a la vuelta de tu oficina pero no ves casi nunca. Este lugar es ideal para esos encuentros en lo que tenes muchas ganas pero la rutina diaria te los pospone.
Tenés el típico menú ejecutivo que no es más de lo que puedas ver en otra parte lo bueno es que te lo sacan «relativamente» rápido. Para la espera te ofrecen una pastita (que hoy no recuerdo bien de qué) para acompañar el pan o los grisines.
Tenés más opciones por supuesto pero un tanto fuera de alcance de la gente con sueldo promedio… digamos intento ser «romántica» para decir que es caro.
Podés elegir entre poste o café (fuertecito) para finalizar el almuerzo. Me inclino particularmente por el cafecito como para que actúe como una cachetada al sopor que se aproxima luego de disfrutar un delicioso almuerzo con la luz natural de Febo inundando el local.
Además, si trabajas en pleno centro haces dos pasos y ahí está.

En el medio mismo de una zona céntrica como la de Córdoba, tan abarrotada de gente, puestos, resumideros olorosos, palomas y más gente, Novecento es una bocanada de aire fresco, buen gusto y tranquilidad.
Estás viendo los menús del bar al que siempre le comprás el almuerzo en la oficina y por milésima vez tienen croquetas de acelga con puré y te decís a vos mismo, me acaban de pagar, almuerzo en un lugar lindo ¡para qué trabajo si no me puedo dar un lujo! Te vas a Novecento.
Un local precioso, bien decorado y con la ventaja estética de estar dentro del Cabildo. Tienen también un patio muy agradable y silencioso para los fumadores o los que prefieren estar al aire libre.
La comida es muy rica y sale rápido a pesar de que usualmente está lleno, la atención, buenísima.
La carta es un poquito exigente para el bolsillo, pero ofrecen un menú ejecutivo bastante accesible y súper rico.
La cafetería es excelente y ese patiecito parece haber venido a este mundo para sentarse a tomar un cortado solo o con algún amigo.

Cuando uno trabaja en el centro de esta ciudad, sabe que no es una gran idea salir a comer al mediodía, el caos se apodera de bares, kioskos, almacenes, el ruido es eterno y lo que menos podés llegar a hacer es «cortar» la jornada.
A menos que te sumerjas en este páramo que es 900, realmente, es un oásis entre el ruido y el lío y las bocinas y los vendedores. Estar en uno de los patios del cabildo histórico de Córdoba ya le da un contexto especial, tanto el salón principal como en las mesitas afuera, es cómodo, es silencioso, y la comida es buenísima. El salón así tiene un estilo retro colonial, que no es un estilo retrocolonial, ¡Es viejísimo porque es el cabildo!
Si bien está apuntado a algo más «ejecutivo» que a ser una cosa masiva, no es caro, los menús del día son bastante accesibles, e incluyen un café o postre (recomiendo el helado, por gordo y porque arman una copa con frutas bastante piola), ahora si te vas a la carta suele ser un poco más caro.
Además del menú ejecutivo tienen uno «light» (que no es precisamente «diet», claro, pero también es rico).
Insisto, para alguien que trabajaba en pleno centro, es poder salir una hora de todo sin irse muy lejos y la comida es deliciosa.
Una sola cosa mala tiene, malísima: Sólo es apto para desayunos y almuerzos porque cierra temprano, no hay chance de ir a tomar un café a la tardecita y ver apagarse el día.

Se trata de una franquicia del célebre restaurante/​café/​bar/​bistró internacional que cuenta con sucursales en las principales capitales y ciudades turísticas de EEUU y Argentina. Cuenta con el privilegio de estar ubicado dentro del Cabildo Histórico de la ciudad, a metros de la plaza San Martín, al lado de la Catedral. Además de la obvia accesibilidad, esta ubicación dota al local de una ambientación de época, ya que el Cabildo data del siglo XVII, plena época de la colonia.
El menú se compone de platos europeos y estadounidenses, contemporáneos y cosmopolitas. Bien chic. No en vano es el lugar a donde todos terminan aterrizando después de las presentaciones de libros y muestras plásticas que se realizan en el mismo Cabildo, algunas inclusive en las mismas puertas de Novecento.
Novecento cuenta con un sector descubierto, ideal para que fumadores y no fumadores puedan coexistir en paz; se sirve cervezas artesanales, comida para diabéticos, panadería artesanal, menúes para niños y menúes ejecutivos. Cuenta con servicio de catering para eventos y también con espacio para realizar eventos in situ. Se recomienda la carta de vinos y el servicio de cafetería.

Magnifique ambiance, dans le restaurant ou dehors dans la cour intérieure d’un monument historique de la ville de Córdoba. Le service est très attentif et les plats sont fabuleux, et pas chers (pour un européen pas cher du tout, pour un argentin c’est déjà autre chose).
Le seul point légèrement négatif serait le café qui n’était pas vraiment super, mais après un tel repas on n’arrive pas à se plaindre.