Un Lugar

Es un lugar (cuack) para ir a sacarle fotos a cada cosa que hay colgando pero su iluminación a velas lo hace imposible, sobretodo para las ciegas como yo, que con un vino encima, se llevan todo puesto porque no se ve un carajo. Hermoso el ambiente íntimo con las velas pero dame un perro Lazarillo después.
Tengo un amigo mega fan de este bar así que siempre que nos juntamos venimos acá a tomar vino o cerveza, ya que la carta no es wowww. Es una carta básica que tampoco decepciona, uno no viene a buscar nada raro.
El lugar es grande porque al ser una casona tiene muchos ambientes. Lo que no me gusta es la zona. No es como para llegar porque no está rodeado de otros bares y es una zona cerca de las vías bastante fea.
Pero el lugar es lindo, conserva su magia para volver cada tanto.

Conocí este lugar en el año 1998, cuando era una casa abandonada y se empezaron a juntar algunos amigos a comer unas empanadas y tocar la guitarra. Después empezó a ir un poco mas de gente cada día, pero no le habrían la puerta a nadie salvo que fueses conocido o te llevara un conocido. Tenias que tirar un hilo con un corcho atado a la punta, hacia sonar una campana o tapa de tubo de 45 kilos, corrían una cortina y si te conocían, entrabas, sino, no. Con el correr de los años las cosas cambiaron y se hizo muy popular. Se llenaba. Se servia muy buen locro y empanadas, regadas con vinos aceptables. El folclore y la música de algunos trovadores cubanos era la seleccionada para una noche romántica y de velas. Hace un tiempo largo que no voy, pero sé que sigue vigente. Lo recomiendo

Es un lugar totalmente sale de lo común !!! Es un ambiente tenue y muy original!!! Se comen muy ricas pizzas y es ideal para ir con un saliente o novio!

Este bar es el q amo sobre cualquier otro. Es simple. Es p compartir un momento distendido y poco estructurado… Tiene alma… Porque conozco su historia de origen… Y todo lo q hay tiene significado. No simula nada… Simplemente ES! NADIE LO PUDO IMITAR XQ CADA COSA Q CUELGA… TIENE HISTORIA… La carta es simple… Ni hay demasiado, las empanadas y los sándwiches de pecero con una salida estuvieron geniales… Es un lugar más p beber… Tocar alguna guitarra o el piano… O jugar a algún juego… Por ahí se pueden compartir o unir mesas. Adorable este bar!!!

Un lugar conserva su magia luego de años de haberlo descubierto. La musica, la ambientacion, la atencion y la gente hacen de este sitio el mejor para generar las mas lindas charlas. Ademas se ofrecen buenos vinos, sandwichs, pizzas y empanadas. Y lo mejor es terminar con los infaltables panqueques q desbordan de dulce de leche.

Lugar de trampa por excelencia, cerveza bien fría y una tabla de quesos interesante. Recomendado para mayores de 30 que no quieren tener pibes eufóricos gritando al lado. Por 400 comen y beben 2 tramposos.

Las empanadas con carne cortadas a cuchillo son buenísimas! Aunque lo más interesante es el ambiente repleto de objetos un tanto bizarros pero copados.
La zona puede parecer un poco peligrosa, pero hay gente cuidando los autos que se estacionan en la calle.

Creo que el principal problema de ir con altisimas expectativas a un lugar, es que a veces no las cumple, y tal vez si hubiera ido sin ninguna idea previa tal vez me sorprendía más.
Quiero ser claros en algo, el lugar está muy bueno, y funciona así como está, pero le falta un poco.
Por empezar la carta es una hoja impresa de los dos lados, asi es, UNA sola hoja. Ya con esto queda más que claro que la carta no es para nada abundante, y si tenemos en cuenta que más de tres cuartos de la misma es de bebida, de comida o para picar tiene poco y nada.
En cuanto a la ambientación del lugar, esto si creo que es de lo mejor que tiene. Tiene una decoración muy cargada y que simula una especie de biblioteca antigua de algún excentrico coleccionista con unos detalles un tanto extravagantes.
Probé unas empanadas, una de cada una como buen Unilocaler para tener una muestra amplia al momento de probar. Y por suerte este fue un punto fuerte del lugar, las empanadas si bien caras, estaban realmente muy buenas. Tragos no probamos, y la atención en general fue muy buena.
Este lugar está muy bien, volvería a ir, pero sin tantas expectativas como la primera vez. Cumple, pero no destaca.

Bar cálido y rústico, con buena movida cultural y decorado con antiguedades y rarezas que lo hacen muy agradable
Ricas pizzas y empanadas

— Vamos a Un Lugar
— Dale. ¿Dónde te parece?
— a Un lugar te digo
— si, ya sé, pero ¡¿dónde?!
Este diálogo se repetía de manera constante en miles de bocas apenas abrió este bar en la ciudad. Cuando empezamos a ir con mis amigos, la casa todavía se encontraba bajo el misterioso manto de la clandestinidad. Al llegar, los habitués sabíamos que había que tirar simplemente de una cuerda para que sonara una campana y se abriera la puerta.
Fueron muchas horas las que pasamos algunos pocos en la casa, leyendo libros, tocando el piano, la guitarra y jugando a las cartas.
Ahora se llena. Todas y cada una de las mesas tienen su pertinente velita y las sillas ocupadas. Siguen sus paredes vestidas con cosas antiguas: ruedas, chapas de automóviles, carteles retro, entre otros detalles para perder la vista.
Por un tiempo lograron abrir un local más que se llamó Otro lugar pero cerró. Igual Un lugar sobrevive y continúa habitando esa casona vieja que fue como mi segundo hogar por tantos años. Quizás ahora con demasiada concurrencia pero no pierde ni su encanto, ni la amabilidad de los amigos que atienden ni lo sabroso de las empanadas.

Algunos en esta ciudad todavía recuerdan cuando ir a Un Lugar era casi una actividad clandestina se accedía por contacto o recomendación a una casa que resultó ser una semilla que germinó en una propuesta gastronómica alucinante.
Me cuentan que cuando ibas a Un Lugar y accedías al baño, podías ver el shampoo la afeitadora y el jabón de quienes habitaban regularmente esa casa. Sin más vueltas habían abierto un bar en una casa como la que podemos habitar cualquiera de nosotros.
Bueno, todo esto sin duda es el pasado. Hoy Un Lugar es ese lugar de encuentro con gente que comparte inquietudes similares la música latinoamericana es todo un distintivo del lugar con unas empanadas que rozan la perfección. Si lo que se busca es un ambiente cálido con gente copada probablemente haya pocos lugares que logren tan bien el objetivo como este establecimiento cuyo nombre siempre confunde pero solo para saber dónde queda todos los demás son aciertos.
Si bien esta en Alta Córdoba, no se puede decir que este en una zona de bares por lo que a veces resulta complejo llegar. Pero quizá su nombre y su ubicación guarden el secreto que hacen que la gente «busque» algo distinto marcando la diferencia con el que solamente «encuentran».

Clásico Bar de un clásico Barrio como Alta Córdoba. En mi opinión, creo que uno de los mejores lugares para disfrutar con tu pareja, o con una persona que recién estás conociendo. Para los varones, si deseas conquistar a una mujer, posiblemente sumes varios puntos si la llevas allí.
Uno al llegar ve que la fachada está muy poco cuidada, toda despintada, pero tiene un motivo: el Bar tiene más de 30 años, y sus dueños pintaron al Principito en una de las paredes con la frase «lo esencia es invisible a los ojos». Y por ese motivo es que decidieron dejar la fachada tal cual como está ahora, en coherencia con la frase recién mencionada.
Al entrar es un lugar muy particular: puede llegar a encontrarte con una araña enorme colgada en la pared (de mentira, por supuesto) o cuadro colgados, libros y cosas viejas. Con una luz tenue y una vela en una pequeña mesa uno puede disfrutar de uno de las mejores variedades de pizzas o lomitos. La música, ideal: Sabina, Silvio Rodríguez, Serrat, entre otros grandes artistas.
Recomiendo mucho este lugar.

Bitácora del caminante… y esas noches que me dan una gran sorpresa
Una de las primeras veces que salí en córdoba, que fue hace aproximadamente cinco años atrás, sin esperar mucho y un poco descreído del lugar a donde me llevaban, porque no parecía tener nada interesante, en aquel momento, solo por una cuestión prejuiciosa de mi parte, decidí dejarme sorprender, como dije antes, sin muchas expectativas, llegamos a una esquina que no parecía decir nada, una esquina típica de principios de siglo XX con el romanticismo característico de estas esquinas, una casa de techos altos y puertas de madera resquebrajada se abría y me dejaba pasar, cuando cruce la puerta, toda la magia sucedió, el lugar estaba alumbrado por velas y algún que otro foco incandescente, lleno de muebles, juguetes, libros, animales disecados, ornamentos de cocina, botes, botas, barcos de juguete, recetas, mensajes, maniquís, remos, botellas, mesas, cañas de pescar y cuanta cosas puedan imaginar colgadas por todas partes, con toda la energía que esto tiene, transformando el lugar que a pesar de ser polvoriento, en un lugar de encuentro perfecto, sin tener preconcepto alguno por lo ¨kitsch¨ del lugar, personas relajadas y a las carcajadas se dejaban seducir entre cervezas, vinos y tragos de autor, lugar increíble si los hay!

Este lugar estuvo y estará entere mis lugares preferidos en córdoba, un bar para ir con amigos y charlar hasta el hartazgo. Por mucho tiempo no sabía cómo llegar y solo te tomabas un taxi, decías a UN LUGAR y todos sabían donde era.
Dicen que este resto bar empezó como una casa donde se juntaban amigos y que en algún momento era tanta la gente que trascurría que se convirtió en negocio, quisieron poner uno en frente que justamente se llamaba EN FRENTE, siguiendo con la onda de los nombres ambiguos, pero no pego tanto como el clásico UN LUGAR.
Es una casona vieja llena de objetos, están por todos lados y colgados, desde llaves, anclas, muñecos, chapas patentes, de todo, no quedan espacios vacios. Hay un piano para el que se animé y la iluminación es a velas, esto lo hace realmente mágico.
Ya hablando bien de lo gastronómico, la comida que se sirve en el lugar son sándwiches, pizzas y empanadas todo esto muy rico, para tomar vinos, cervezas, y algo de cocteleria. Para mí un lugar altamente recomendable y para llevar amigos

Este bar siempre estará en lo mejor de mi recuerdos. Cuando llegás al bar te sorprendés: aunque por fuera no te diga nada, la impresión al entrar fue shockeante, desplegando toda la magia con su extraña su decoración de tipo eclética y la forma en que está distribuido todo dentro del mismo, y sobre todo su música. En cuestión de segundos todo cambió. Todo lo que había ahí dentro era de perfección. Pocas luces y un ambiente relajado, hacen que este lugar sea muy bueno para tener una cita. Las mesitas están medianamente separadas, así que te brindan la privacidad, como así también evitan la molestia cuando están todos amontonados. Seguimos sumando puntos.
Los tragos no se diferencian del resto (igual pedí un daikiri, no tomen al pie de la letra lo que les digo), y si no es muy tarde, podés pedir las tremendas las empanadas de carne cortadas a cuchillo. La atención es medianamente rápida.
Pero sobre todo, como mínimo es un lugar para conocer y sacar las propias conclusiones, la química que tiene este lugar te invita a quedarse y volver cuantas veces puedas.