El Patio Rotisería

Esta pizzería tiene para mí algo especial, valor sentimental le llaman algunos. La primer noche que dormimos en Funes, con las cajas de la mudanza a medio desarmar, el colchón en el suelo y la casa que se parecía más a Kosovo que a un hogar, decidimos ir a cenar a algún lugar para festejar y despejarnos un poco. Es que las mudanzas tienen para mí tanto de lindas como de agotadoras. Estábamos muertos de cansancio pero partimos hacia el centro de Funes con entusiasmo. La verdad es que caímos en Pizzería El Patio de casualidad, porque nos resultaron simpáticas sus mesitas en la vereda. Sinceramente no sabíamos ni donde estábamos parados porque no éramos habitués de la zona antes de mudarnos. Kamikazes? No, Aventureros.
La cosa es que comimos una pizza que estaba muy rica. Al poco tiempo volvimos, para comprobar si realmente las pizzas eran tan buenas como creíamos o si nuestra excitación de la casa nueva nos había alterado un poco los sentidos. Definitivamente son ricas y las empanadas también. Por las dudas nosotros seguimos probando, test de calidad le decimos en la familia.
La atención es muy buena tanto en el salón de la pizzería como en el local de la rotisería que queda pegadito.

Muchas veces llamamos a esta rotisería porque nos gustan mucho sus pizzas y empanadas.
Tienen un pequeño local muy bien acondicionado, en pleno centro de la ciudad, donde la espera se hace amena, porque mientras puedes recorrer vidrieras y volver más tarde, o utilizar su excelente delivery.
Hace unos cuantos años que se han posicionado en la zona y nos tienen encantados con sus servicios, pero sobre todo, con las increíbles pizzas que de allí salen.
Las especialidades son muy variadas, pero puedes sugerir algunos cambios que ellos con su mano casera te atienden entre risas, es como hacerte una pizza a medida.
También puedes encontrar minutas como milanesas a la napolitana, papas fritas, ensaladas sencillas y más de una variedad de tartas.
No hace mucho estuvimos reunidos los del club y pedimos 10 pizzas y 4 docenas de empanadas, con tiempo y sabiendo que seríà la ley del acertijo, descubrir por los repulgues de qué se trataban los gustos.
A partir de esa noche, ganaron cuatro clienes que me mencionaron y recibí de sorpresa, un obsequio por tan buena onda, una rica pizza napolitana y una docena de empanadas variadas con un cartel que decía, gracias.