María Rotisería

Nos saben el tiempo que hace que no comeos en casa un pollo al espiedo.
Antes, se veían en la calle incluso, esas máquinas que con unas especies de rodillos hacían girar el pollo hasta dorarlo y expandiendo el aroma tan particular del pollo del domingo, a las apuradas, comprado y con algo más, que salíamos con mis hermanos a buscar después de una larga noche de fiesta.
Y allí fui a que esta Rotisería los tiene.
Pollo al espiedo, como en ningún lado.
Así que fui a por él, quizás con cierta nostalgia de aquellos maravillosos tiempos.
El local es pequeño, pero el corazón donde se cuecen tantos manjares muy grande.
Las especialidades vienen en bandeja bien expuesta y de aspecto muy casero. Ensalada rusa en su punto de papa que no se deshace, lengua a la vinagreta, vitel toné como el mejor, milanesas y carne al horno con papas.
Todo esto que menciono, lo he probado y lo volvería a comer en cuanto se me presenta alguna oportunidad.
La atención es muy personalizada, a medida que te van conociendo te advierten que tienen esto o aquello.
Hace un tiempo viene haciendo ricas pizzas para llevar y empanadas en varios sabores.
Los precios están muy bien, acomodados al día a día, eso sí, en verano pican un poco más, es que existe el turismo y el calor que hace recurrir a ellos por no querer estar en la cocina.