Monona Ristorante

Monona es bueno y bonito, le falta barato. Igualmente la calidad y abundancia de los platos hacen que cada centavo que se paga valga la pena y no sean de más.
Vamos por partes, el lugar esta bien ambientado, es muy cómodo y relativamente pequeño, esto lo puede hacer un poco ruidoso si estas en el centro del salón, debido a el tamaño es fuertemente recomendable ir con reserva, hay dos turnos, uno a las 9 y otro a partir de las 11 a medida que va apareciendo la disponibilidad de las mesas.
El servicio de mesa es completísimo, con la panera de la fantasía llena de magia y rellenada siempre que hay ocasión, además siempre hay una copa de bienvenida o digestiva.
La comida como dije es muy buena, sobre todo en su fuerte que son las pastas, con una gran variedad tanto de las propias pastas como de salsas para acompañar. Además de lo que está en carta suele haber platos del día altamente recomendables (raviolones de molleja y bondiola por ejemplo).
La atención depende bastante de la persona que te toque, hay puntos altos y bajos, pero en líneas generales el promedio esta bien.
En resumen, monona es una gran opción para ir a comer rico y bonito.

A-​L-​U-​C-​I-​N-​A-​N-​T-​E!!! Mejor restaurante de la zona sur, sin duda.
Absolutely amazing spot. No description necessary. Bliss guaranteed.

Hermoso lugar, de esos que te frenas en el paso frente a su vidriera, para ver como es por dentro. Sencillo y rústico a la vez. Aviso, no es barato.
Fui un jueves con mi novio, muertos de hambre post cursada universitaria, y nos atendieron súper bien. Nos ofrecieron el menú del dia que eran platos a base de pescados. Pero elegimos otras opciones del menú. No esperamos mucho que enseguida nos trajeron los platos.
La variedad de comensales me llamó la atención: una familia entera festejando un cumpleaños, un grupo de amigos que parecian venir de un partido de fútbol, un par de parejas y unos señores tomando el café.
Si, lugar lindo y tranquilo para comer.

Estoy entre 3 y 4 estrellas. 3 estrellas y media es lo que amerita Monona. El lugar es precioso y también la atención. Se nota que es una casa vieja que devino en restaurant, una hermosura, hasta con mesitas en un patio interno, que fue donde nos sentamos y nos encantó. Atenti, es caro. Para darse un gustito si andás por Lomas de Zamora. Lo lindo es que está en Las Lomitas pero alejado del caos del centro, está como a un costadito, sobre una calle preciosa. Me habían hablado súper bien de este lugar y si bien no decepciona, tampoco sentí que fuera brillante. Pedí pastas, unos capeletis de salmón, estaban ricos pero no sentí que supieran mucho a salmón, parecían más bien de ricota, todo triturado, probablemente así lo eran (mayoría ricota y minoría salmón, todo triturado). Y las salsas dejan un poco que desear, pocas opciones, que no está mal, pero poco elaboradas, no sorprenden. Vi a mi costado un Sr. Que había pedido el risotto con hongos y tenía los hongos ínfimamente cortaditos. Mo novio pidió un salmón y sabía muy bien pero tal como se ve en la foto, donde el plato está recién llegado, le faltó un poquito de son a la guarnición; arvejitas y apenas 2 papines aplastados, no se condecíà la guarnición con el plato en absoluto. Interesantes vinos. No llegamos a probar postres.

Era un muy buen lugar, con buenas platos, destaco la sopa… Hasta que encontré una CUCARACHA VIVA dentro de mi panera, al avisarle a la moza no solo no se animo ni a sacar la panera sino que ni siquiera me hicieron un descuento por eso. UN ASCO! NUNCA MAS.

Un restaurant muy acogedor. Llegamos y nos recibieron con una copa de champagne. El lugar es muy cálido, chiquito, las mesas bastante juntas, pero como es tranquilo, no se vuelve incómodo.
La comida es excelente: de entrada pedimos unos langostinos apanados en briciole con dos salsas. Cuando llegó la entrada, después de una corta espera acompañada por una muy abundante panera, nos sorprendimos un poco con la presentación. Los langostinos estaban exquisitos, pero las dos salsas (que al fin y al cabo eran mayonesa y salsa de tomate) vinieron en una especie de bandejita parecida a la que usan en las parrillas para servir el chimichurri. De plato principal pedimos unos spaghetti de sémola y huevo con salsa de hongos y unos sorrentinos de jamón y tres quesos con salsa scarparo. Los platos súper abundantes (de hecho nos costó terminarlos) y muy ricos, la pasta estaba en su punto justo y la salsa acompañaba muy bien pero no la opacaba. Estuvimos a punto de no comer postre, pero le preguntamos a la camarera qué opinaba y nos dijo que hacían un helado artesanal riquísimo. Pedimos una bocha de maracuyá y una de dulce de leche. Antes de traernos los helados nos trajeron un sorbete, supongo que de melón. Los helados eran muy ricos, con gusto real a maracuyá y a dulce de leche.
Nos fuimos contentos. Comida rica, buena atención y detalles que hacen sonreír. Es bueno saber que existen estos refugios tan cerca de uno. Me quedé con ganas de probar algunos platos, así que voy a tener que volver.

Este lugar cuenta con una cocina muy sofisticada, apunta a un público más” tranquilo «. la comida es exquisita y alimentos frescos y tiene muy buena atención.
Sus precios son un tanto mas elevados que lo convencional.
Puntos a favor: tiene un espacio sobre la vereda al descubierto para los amantes del aire libre, ademas podes ir con tu mascota porque cuentan con un menú especial.
por la tarde también es casa de te y tiene muy rica pastelería!
Punto a tener en cuenta: es lugar es chico de pocas mesas y no cuenta con estacionamiento.

El lugar es muy lindo, está decorado elegante pero desestructurado. Es chiquito, por lo que sugiero ir con reserva previa. La atención también fue cordial.
Hay una panera muy rica que dejan con manteca, pero lo cierto es que es poco pan. También te ofrecen una copa de champagne.
Las pastas que pedí estaban bien hechas. Lamentablemente pedí una salsa (que estaba en el menú) que no tenían, por ende tuve que elegir otra cosa. Rescato que me ofrecieron armar algo fuera del menú, ya que todo el resto de las salsas tenía crema y era justamente lo que quería evitar.
Con una gaseosa y un plato principal por persona, sin postre ni entrada ni vino, gastamos $ 190 por cabeza, propina incluida.

Un restaurante hermosamente decorado y sin lugar a dudas el mejor de Lomas de Zamora. La comida desborda calidad y podes encontrar muchas opciones en el menu. Cada día tiene un plato o dos fuera de carta que destacan.
La atención es muy muy buena, super profesional, incluso la dueña o encargada se ha acercado a preguntar como estaba todo.
Las pastas son la especialidad de monona pero no por esto lo demás es de menor calidad. Las pastas son increíbles y más aún las rellenas, probe desde sorrentinos o raviolones rellenos de mollejas y cordero hasta canelones de osobuco (un manjar todo).
Los postres también son todos recomedables. Probé la tarta de manzana, el postre de chocolate y la copa monona que es TODO.
Muy recomendable para quienes pueden y no tienen problemas para pagar por algo de gran calidad.

Monona Ristorante es un sitio que en efecto, es muuuy monono! Blanco, con cuadritos en las paredes, sillones con almohadones floreados y un patio de casa hermoso con sillitas muy girly. Los dueños tengo en mente que son amigos del capo Osvaldo Gross y que trabajaron un tiempo con él.
Es un lugar muy bueno en ralción a precio, calidad y atención. Aunque los precios de las bebidas y los vinos sean caros y cobren un fijo de cubierto, no es nada exagerado, teniendo en cuenta que apenas llegás te ofrecen como atención de la casa una copita de champagne. Muy atentos
La panera es riquisima y te la terminás en dos segundos. Al segundo tres, ya la respusieron. Al final de tu almuerzo o cena te ofrecen para degustar sus helados artesanales con gustos muy ricos como mandarina y manzana verde con jengibre.
Los platos están muy bien, abundantes para uno, excelentemente presentados. Pastas caseras, pescados, carnes. carta variada.
Los chicos y los dueños, un encanto.

Monona es un lugar que le hace honor a su nombre. Es un restaurant y cafetería que parece una casa de muñecas, perfecto para ir a tomar el té con amigas o para una linda cena romántica. Fui a merendar una tarde y, como estaba lleno el local por un cumpleaños, nos sentamos en el patio. Pedí un capuccino y un muffin y estaba riquísimo. La ambientación y la música le dan mucha calidez al lugar.
Hay que tener en cuenta que hay un horario de merienda, porque después cierran para limpiar y dejar todo listo para volver a abrir para la cena. Nosotros nos pudimos quedar porque estábamos en el patio. Para la cena prenden velas y luces bajas y el local queda hermoso, pero pudimos ver la carta y los precios son un poco elevados para la cena. Recomiendo ir para la merienda y así disfrutar del lugar sin gastar tanto.