Para moverme por la ciudad, siempre utilizo mi ciclomotor, es lo más práctico en cuestiones de movilidad, y como ahora se les ha ocurrido poner zonas prohibidas para estacionar en este pueblo donde casi no hay coches, la gente nos movemos en bici o en moto, pues es más fácil atarlo en un árbol, o en un parking de bicis, cosas de gran ciudad aplicables a un entorno diferente… increíble. La cuestión que iba lo más tranquilo en mi motito y un puf puf puf puf… se paró, y ya no arranco nunca más…noooooooooooooooo!!! Pero si, así que camine con mi compañero tomados del manubrio, hasta lo de Don Coco para descubrir con el que es muy experimentado que era o que podía haber pasado. Para mí era la bujía en corto, pero él me dijo clarito…“te reventó la chaveta”, y llevaba razón, me reventó la chaveta en formato cabeza y el bolsillo me palpitaba. La cuestión es que como soy«manitas», y con mucho asesoramiento de parte de él, compre el repuesto y me lo repare yo mismo, y claro, me fui hasta el local andando, para levantar la mano y saludar y con un gesto de moteros, acelere con el manubrio y enseguida el brummm brummm lo hizo salir del local con una sonrisa para felicitarme por la reparación. A la tarde, volvió a pasar mi señora porque con la alegría, había olvidado comprar la bombita del coche que se había quemado.