Cristian es el dueño de esta farmacia de nombre homónimo, que queda frente a la imponente iglesia del barrio Cura. Es una farmacia modesta pero tiene de todo: artículos de perfumería, muchas pinturas de uñas(imposible no tentarse), y lo más importante, la atención. Entré a comprar un paquete de curitas porque de lo nerviosa que soy me como las pieles que están alrededor de las uñas y me lastimo, y si no me tapo, es peor. En fin, entré a comprar curitas. Para mi sorpresa, Cristian, así se presentó a los minutos que entablamos nuestra charla, era un tipo re copado. No sólo me vendió las curitas, sino que además me sumó unas pastillas de valeriana(sí, porque además de lo químico, ofrece también productos medicinales alternativos como tés de todos los tipos de yuyos habidos y por haber). Me dijo que la valeriana me iba a ayudar con la ansiedad. Entré pensando que necesitaba algo con que taparme las heridas y me fui pensando cuánta gente quisiera entrar a una farmacia y en vez de comprar remedios para las enfermedades, encontrara farmacéuticos que hicieran de terapeutas y encima, te vendan cosas naturales. La farmacia de Cristian es para tener en cuenta. Si andás por la zona, pasá.