Simbólicamente, este lugar tiene mucho que ver con el increíble crecimiento que ha demostrado el básquet rosarino en los últimos años. Digo simbólicamente no porque el lugar físico sea el responsable, sino porque la gente que trabaja en la Federación ha realizado una gestión maravillosa que ha llevado al básquet de la ciudad del amateurismo al profesionalismo casi sin escalas. De solo entrar al lugar, uno ya se encuentra con una especie de «Museo del Básquet» que muestra todos los premios ganados por la Federación a nivel nacional así como también fotos y camisetas firmadas por jugadores surgidos de la provincia de Santa Fe que han sabido brillar tanto en el básquet europeo así como también en la NBA y en la gloriosa selección argentina. Claro ejemplo de esto es el El «Chapu» Andrés Nocioni. En Rosario existen cientos de clubes de básquet que trabajan con todas las categorías y en algunas, incluso, los jugadores cobran un jugoso sueldo. Esa profecionalización, sin dudas, tiene mucho que ver con la FBSF.