es la ferretería de fisherton lo que busques tienen. Siempre te amables, te explican todo cuando tenés dudas sobre cómo hacer algo.
Rocío E.
Rating des Ortes: 4 Rosario, Argentina
Tengo una amiga que ama las ferreterías. Ésta le gustaría mucho, seguramente, porque no hay cosa que no la tengan. O, para decirlo de manera más simple: tiene de todo. Por eso, como toda buena ferretería, siempre está hasta las manos de gente. Hay que ir con tiempo, por el tema demora. El local es largo y angosto, y el mostrador se extiende por todo el espacio. Los empleados van y vienen por ese corredor, subiendo y bajando escaleras, abriendo y cerrando cajoncitos. Y todo simpáticamente. Y una va siguiendo al vendedor en su ir y venir, de éste lado, como un espejo. Por fin, encontraron todo lo que tenías. Rara vez alguna cosa falta en sus cajoncitos o estantes. Pasás por caja. Atrás tuyo, diez personas hacen el mismo juego de espejos con sus respectivos vendedores. Es como un orgullo del barrio esta ferretería. Es como que nos puede faltar cualquier cosa, pero ¿ferretería?, ferretería hay.
Magalí S.
Rating des Ortes: 4 Rosario, Argentina
Desde chica que escucho el nombre Remo Franco en mi casa. Es que mi papá es fanático de esta ferretería que todo lo tiene. Se rompa un caño, tengas que levantar una pared, limpiar un tanque de agua o cambiar un simple cuerito de la canilla, si o sí para él todo se reúné en este local. Creo que no va a hacer una consulta médica allí, porque se le reirían en la cara, pero es capáz. Cuando me fui de mi casa paterna, cada vez que tengo que hacerle una consulta de plomería, me responde lo mismo: «andá a Remo Franco». Como si se tratase de una persona física al estilo Don Remo. Este comercio es una institución y una escuela de albañilería para los del barrio, y de todas las edades. Es que este negocio familiar, hace más de dos décadas que abrió sus puertas, y solucionó los problemas de cientos de hogares. Tiene de todo, pero de todo. Si pensás que lo que estás buscando es insólito, no sientas vergüenza, acércate a Remo Franco que a nadie le sonará raro lo que pedís y seguro que hasta te enseñan como usarlo o colocarlo. No es caro para nada. Lo que sí, no vayas apurado. Siempre está lleno de gente, asique sácate un numerito, y a esperar. Valdrá la pena, ya lo verás.
María Elena G.
Rating des Ortes: 4 Rosario, Argentina
En ésta época del año suelo poner un poco de orden, pintar mi pieza y arreglar esas cositas que siempre uno deja para después. Ya que tenía que hacer varias cosas, como lijar unas paredes y pintarlas y barnizar un mueble que lo pedía a gritos, fui a la ferretería que sé tiene todo lo que me estaba faltando. Remo Franco es si no la primera una de las primeras de Fisherton, y sin dudas la más completa. Uno advierte eso ni bien entra, con la gran cantidad de productos expuestos, o al escuchar las más diversas peticiones de los clientes. Es un local que de afuera no parece ser muy grande, pero que cuando uno se introduce parecería no terminar más, una sucesión de mostradores de madera y vidrio y estantes hasta el techo le dan énfasis a esa noción. La atención es muy buena, y personalizada, como un local de éstas características debería ser. Recomiendo que vayas muy temprano sobre todo si es lunes, porque es muy concurrida y podés llegar a estar bastante tiempo esperando, más allá de que hay muchos empleados atendiendo sin parar. Ah, y no te olvides de sacar número, yo me he olvidado algunas veces y se me hizo bastante largo el trámite.
Guillermo F.
Rating des Ortes: 3 Rosario, Argentina
Son geniales, y cuando digo esto, es porque salí con una sonrisa de oreja a oreja con los famosos herrajes para la cómoda que estoy restaurando. Como ferretería están súper surtidos de lo que quieras, desde un tornillo hasta una lata de pintura, pasando por cuanto material puedas necesitar. Pero los herrajes no son comunes de encontrar, y ello en esta zona son creo los únicos que los tiene. Concretamente buscaba unas manijas y tapas de cerraduras para reemplazar las que estaban rotas. Me atendieron de maravillas, siempre agradezco a los hombres ferreteros su dedicación y ese idioma tan amistosos que usan la hora de escuchar y ayudarte a resolver. En este caso me contaban, cosa que nos sabía, que tienen una sucursal en el centro de Rosario. Si el pedido es más grande de lo normal, te lo llevan a domicilio y trabajan con tarjetas de crédito. Los horarios son comerciales y como si entrara en un confesionario de una iglesia, te acomodas en el mostrador y recibes una sabia mirada y una oreja atenta que te va explicando pacientemente todo lo que necesitas para tu parte restauradora que todos llevamos dentro. Ferreteros a la antigua, pero de materiales modernos.