Jorgito El Potro

La primera vez que pasé por la puerta de esta verdulería iba en auto. Al voltear la cabeza y poder leer con claridad lo que dicen las pizzarras de Jorgito, pensé que era una especie de broma o cámara oculta para quienes pasábamos por allí. Pero después de merodear por la zona en reiteradas ocasiones, me dí cuenta que esta modalidad era cotidiana en la verdulería.
Quizás se trate de una simple estrategia para atraer clientes, o que estemos hablando de un poeta de pura cepa. Lo cierto es que «Jorgito, el potro» se ha convertido en un hito local, y ya todos lo conocemos.
Aquí se comercializan productos de almacén hoy en día. Pero años atrás, sólo era una verdulería. Se ve que su arte poético ha seducido a los clientes, y lo han ayudado a crecer.
Hasta yo me hice clienta, y eso que vivo lejos. Pero cuando ando por la zona, seguro que paso por el local de Jorge a escuchar su vozarrón alto que te saluda con un piropo al cruzar la puerta.
Es como todo almacén de barrio. No podes esperar excelentes precios o variedad de muchas marcas, pero zafa bastante. Si queres vinos, tenés cinco marcas por ejemplo, si pedís manteca, hay dos de ellas (la económica, y la más cara). Y así se maneja con su mercadería. Pero de seguro que aquel que elije ir a comprar a Jorgito, es porque anda con la autoestima un poco baja, y necesita de algún halago que levante el ánimo. Si es así, cumplirás con tu cometido.

Le pongo 4 estrellas por el ingenio de este personaje rosarino que pone humor en sus propagandas y ya es una marca registrada en la ciudad. Jorgito el Potro es Salvador Saggal, dueño del almacén. Ubicado en la esquina de Cochabamba y Entre Riós, en el barrio de Abasto logró con su impronta incorporar el humor y el ingenio popular en las publicidades del almacen, los carteles son una parada obligada de los rosarinos para leer los disparates que se le ocurren a este personaje tan querido de la ciudad. Jorgito fue declarado ciudadano ilustre de la ciudad de Rosario por sus campañas solidarias que ha realizado a traves de los años (una muy conocida fue la del 2003 para los inundados de Santa Fé). El almacén es de ramos generales y encontras de todo, desde «milanesas de su cuñada la divorsiada», «jabón con olor a turco» hasta «la oferta matrimonial… protectores diarios masculinos y femeninos». Jorgito es almacenero, buen vecino, patriota (tiene un mástil con la Bandera Argentina en la vereda), humorista y hasta payaso del hospital de niños…un orgullo para los rosarinos. Siempre que estoy por el barrio hago una parada obligada para comprar algo, leer sus ocurrencias y reir con él.

Jorgito «el potro» o como ser un almacén y diferenciarse del resto de forma ingeniosa.
Jorgito le dio un giro a la clásica almacén de barrio. Puso la mitad de las cosas afuera y decoro con carteles toda la fachada. Carteles negros escritos con tiza que van cambiando según la época del año o si hay alguna fecha festiva. Sino, mas allá de enumerar de forma creativa lo que vende, uno pude encontrar consejos, o divertidos avisos.
Una vez en la esquina un cartel advertía sobre la presencia de zorros a la vuelta, los zorros no estaban, por supuesto, pero en su afán del bien social, Jorgito, había hecho que los autos vayan más despacio.
Siempre respetuoso y con humor atiene el almacén que con el tiempo se transformó en algo mas, vende realmente de todo, desde escobillones a Milanesas. Un lugar para detenerse un rato y reir. Ayudarlo quizás también comprando algo, no es fácil sacarnos una sonrisa, y Jorgito lo entendió, entendió el valor de la sonrisa y esa parte la hace gratis, los carteles se ven desde afuera, el nos regala lo que nos hace falta, el resto, como todo almacén, tiene su precio.
Hablando de precios, está ahí, ni caro ni barato, lo justo, para la zona.

Almacén ubicado en la esquina de calles Entre Ríos y Cochabamba.
Si bien no deja de ser el típico almacén de barrio supo llegar al corazón de los que vivimos por la zona con algo muy simple: Humor, mucho humor!
Tiene mucha variedad de productos: alimentos, carnes, artículos de limpieza, bebidas, vinos, panificacion, etc, dispone de amplio horario de atención y muy buen precio (algunos productos siempre están un poco mas caros, pero en general manejan buenos precios)
Pero. porque elegimos ir allí? Como he dicho, simplemente por la amabilidad y humor con el que te atienden! Imposible salir de allí con seriedad! siempre salís sonriendo porque seguro algo divertido te dijeron mientras hacías las compras!
El decorado del almacén es único y desopilante!
Tiene carteles a la calle con frases como: «Milanesas caseras, hechas por mi cuñada la divorciada» o por ej. en la esquina del local, antes de cruzar viniendo por calle Cochabamba tiene un cartel de «pare» hecho por él mismo: «Pare y mire hacia los costados antes de cruzar», simplemente genial!
En las fotografías pude reseñar algunos de los famosos carteles, pero hay muchos mas! para ello tenes que visitarlo. Será toda una experiencia comprar allí!!

Llegamos hasta acá gracias a un city tour organizado por Rosario Invisible (
) con el apoyo de TEDx Rosario, en una propuesta que invitaba a un grupo de unas 30 personas al desafío de jugar a ser turistas para descubrir detalles «desapercibidos» en el día a día de la ciudad.
El lugar es un almacén de ramos generales, pero es toda una experiencia visitarlo. Sobre el local, en la calle y hasta en la vereda contraria Jorgito, que en realidad se llama Salvador Saggal y es Ciudadano Ilustre desde 2008, llena el barrio de diversión con sus carteles creativos y simpáticos, que a quién pase le saca una sonrisa instantánea. Eso mismo nos pasó y más aún después de escuchar sus anécdotas: «Acá estuvo el Diego una vez que vino a Rosario», «La conocí a Moria», y algunas otras para que todos nos riéramos.
También, nos contó que muchas veces escribe sus mensajes en inglés, francés o árabe porque tiene que estar preparado para el turismo internacional; que la iniciativa de los carteles surge porque es la manera más económica de hacer publicidad ante los grandes supermercados y para promocionar los productos que vende jugando con sus familiares, como el que dice: «milanesas de mi cuñada la divorciada»
Además, este es el único negocio de la ciudad que posee un mástil con una bandera argentina sobre la vereda y al contarnos esta historia, nos compartió una reflexión sobre la importancia de ser argentinos, sobretodo porque él es hijo de extranjeros y sin perder su chispa, rápidamente nos invitó a pasar.
Ya en el interior, el espacio para los clientes es chico pero porque hay muchas muchas cosas. Cajas encimadas, productos amontonados, más carteles, portaretratos de la familia, del Negro Olmedo, de la Virgen de Luján, cartas de su mujer, algunas telas de arañas y más buen humor. Allí, la mayoría compramos algo fresco para tomar y por lo que pude ver en ese rato, los precios eran bastante razonables. Al despedirnos, nos regaló un souvenir con unas muestras gratis de Platsul, gasas y otros artículos parecidos para que estemos siempre cuidados.
Por todo esto, si estás por Rosario, tenes que hacer las compras y queres pasar un buen momento, no dudes en visitarlo!