Luthería Blascovich

Y por esas cosas de la vida, un día se me ocurrió que quería aprender a tocar el violoncello. Ni la guitarra ni el piano… el violoncello. Instrumento complicado si los hay, caro, difícil de trasladar. La historia de mi vida.
Quizás porque provengo de una familia de músicos excelsos (y esto es cierto, googleen), a lo mejor algún gen perdido se despertó en mí hace 4 años y así empezó todo.
I Por supuesto que me inscribí en clases particulares, comencé a estudiar y con el tiempo me di cuenta que el cello que había comprado dejaba mucho que desear. Tras varias charlas con mi profesora decidí llevarlo por primera vez a un luthier (ahora recomiendo hacerlo desde un principio!)
Después de algunas averiguaciones mucha gente del ambiente me recomendó visitar la Luthería Blascovich, en el mítico Pasaje Pan. (Llamar antes de ir!) Hacía varios años que no andaba por la galería, y la verdad es que siempre es un placer volver. Ahí, por todas partes se respira arte.
El local tiene la magia de un verdadero hospital de instrumentos. Al entrar, el perfume de la madera invita a disfrutar de la vista alrededor, donde violas, violines y contrabajos descansan al compás de la música clásica.
Me atendió Iván. El es riojano, hace 25 años que se dedica a esto y hace 10 que está en Rosario. Construye y repara instrumentos de cuerda frotada, y además enseña. Con su voz baja y mucha tranquilidad puso mi violoncello en una especie de camilla de quirófano, y tras una minuciosa inspección me dio su diagnóstico.
A pesar de que tenía mucho trabajo se comprometió a devolvérmelo en dos días para que yo pudiera estudiar (tenía un concierto en Córdoba a las dos semanas). No solo le bajó las cuerdas, (un problema bastante frecuente en los Cremona), sino que le cepilló y pintó el puente porque trasteaba el Do. Y de yapa, me cambió esa cuerda por una en mejores condiciones que encontró en el taller. ¿Se puede pedir más? Un genio.
Los que tocan este tipo de instrumentos saben que el trabajo de luthería no es económico. Sin embargo, vale la pena invertir, y en este local aun más.