Nunca fui de los que van a comprar cosas al almacén del barrio, ya que no solía hacer los mandados, y lo hacia mi vieja pero llega un momento en el que uno se muda, y ya no tenes quien te haga los mandados. Así que ahora ir al almacén es algo mas cotidiano, ya que cuando necesito alguna cosita voy una escapada, y aunque prefiero quedarme en casa y no tener que ir, lo bueno es que lo tengo a menos de una cuadra. Eso es lo que me gusta de este almacén, bien de barrio, normal y chico pero que te salva cuando necesitas algo. Quizá a veces no tiene tanto surtido de cosas como otros, pero ya es como si fuera de «uno». Ya esta acostumbrado a ir, y el que conoces al dueño, que lo saludas por su nombre obvio!