Umami

Tandil tiene el cerro centinela, la piedra movediza, el monumento a Don Quijote, sus exquisitas picadas y UMAMI.
Que lugar por dios, un resto así en Capital Federal podría estar casi a la altura de iLatina, cobrando los platos casi el doble. Un lugar que realmente te saca un suspiro desde que entras, es realmente de lo mejorcito que he visto este último año.
Desde el llamada para realizar la reserva que fueron súper amables hasta el final que nos obsequiaron unas copas de vino blanco sanjuanino que era exquisito. En todo momento la meitre y el meitre auxiliar (no quiero decirle mozo porque también hacia la labor de meitre) conocían cada uno de los platos en detalle y nos han hecho sugerencias muy valiosas.
Hablando puntualmente de la comida, la tercera pata de la experiencia culinaria (lugar, servicio y comida) no tengo más que palabras de agradecimiento de mi paladar. De entrada nos trajeron unos panes caseros que estaban hechos con harina generada a base de moler el grano en piedras. No exagero si les digo que si nos es el mejor pan que probé en mi vida está ahí. Lo acompañamos con una cerveza Baronesa muy rica, suave y espumosa.
La entrada fue una ensalada de mar que todavía no entiendo cómo la hacen, el camarón les juro que era una manteca (literal).
Los principales fueron un risotto de vegetales que no tenía absolutamente nada para criticarle, para mí eso ya es excelente y un bife angosto con papas, acompañada de un chutney de peras y morrones junto a un mix de zapallito y girgolas que era realmente una patada karateka en la 100, que salsas por dios, estaban ambos platos exquisitos.
El postre fue el budín de pan de pan de brioche con almendras y frutos rojos, impecable y algo que hablamos con mi esposa que es distinto, la experiencia se trata de eso, comer algo que no se come todos los días.
Realmente es el pase obligatorio para Los Unilocalers y amantes del comer porque no se van a arrepentir. Para la próxima probaré algún trago que parece súper apetecible.
Insisto este lugar en CABA saldría el doble o más. Aprovecharlo.

Fuimos a cenar con una amiga, pedimos dos tragos de entrada, recomiendo el umami, exquisito! De plato principal pedimos ojo de bife y tortellinis, ambos platos destacables, sobre todo el ojo de bife. De postre pedimos carrot cake con helado de malbec y Mousse de chocolate con fruta y nueces, sobresalientes ambos. Los mozos estuvieron súper atentos sin ser invasivos. Espero volver pronto!

Me recomendaron mucho este lugar y el fin de semana nos hicimos una escapada a Tandil con mi novio y dos amigos y aprovechamos para conocer UMAMI. La primera experiencia fue al mediodía, apenas llegamos. Digo la «primera», porque después fuimos dos veces más y eso ya justifica las 5 estrellas.
La carta no es muy extensa, se compone de cinco platos de entrada, cinco principales y postres. Por supuesto tuve mis preferidos:
Entrada: La sopa de calabaza con corazón de remolacha, portobellos grillados, parmesano, oliva y semillas de sésamo.
El principal: Está muy peleado entre los agnolottis de tomates secos, muzarella y rúcula con manteca de balsámico y la bondiola braseada con papas fritas y pimentón ahumado acompañado de pera con espuma de apio (la combinación más extraña y exquisita que probé, siendo amante de la comida agridulce.) Postre: El ganador indiscutido (y lee bien lo que voy a escribir) fue el pan de especias con sirope de ron, cardamomo y jengibre y helado de RE MO LA CHA. El UMAMI de los postres.
Bebida: Cerveza artesanal Baronesa rubia. Un gol.
Si vas a UMAMI tenes que animarte a probar combinaciones de sabores que como primera impresión pueden sonar raros pero cuado te traen el plato, con una presentación impecable, y das el primer bocado, no hay nada de lo que te puedas arrepentir. Ir con tres personas más nos dió la ventaja de poder probar toda la carta y puedo detallar cada plato del lugar pero sería como contarles el final de una película que tienen que ver.
Lo importante: las porciones vs el precio. No es el lugar más barato de Tandil, el promedio de gasto para alguien que pide entrada, principal y postre es de $ 270 + la bebida y te vas más que satisfecho. Sino con el principal y el postre son $ 200 + bebida.
Un lindo detalle es que el chef se acercó a las mesas a saludar y cerciorarse de que todo estuviese bien. Ahí nos enteramos de que la carta cambia cada uno o dos meses, para que haya variedad y los que van seguido no se aburran. Los mozos son super detallistas y atentos y conocen cada plato a la perfección. Otro punto para UMAMI.
El resto tienen que descubrirlo ustedes, asi que si estan en TANDIL dense una vuelta y puede que terminen yendo más de una vez.

Salir a comer suele ser una oportunidad para sacar a pasear los sentidos, la mente y (con un poco de suerte) el paladar. UMAMI es uno de esos golpes de suerte.
A unos pocos metros de la plaza de Tandil, este hermoso restaurant con un toque íntimo, aunque cálido, muestra una apuesta gastronómica ambiciosa que vale la pena. Un equilibrado menú de tres pasos invita a probar opciones que sobresalen de lo común a un precio razonable, con sabores que resaltan y te dejan con ganas de volver.
El toque UMAMI se nota con mayor importancia en algunos de los platos, como el wok de quinoa, el risotto de morcilla o el pan especiado con helado de remolacha. Para los más tradicionales, las opciones de carne o pescado son excelentes. El tamaño de cada plato es ideal para probar uno de cada paso y quedar satisfecho y contento. Para tomar hay una buena variedad de tragos en la barra y opciones de cerveza. Hay una carta de vinos pero no la pedí.
Sin dudas, UMAMI es un lugar recomendable darle una sorpresa al paladar.