Restaurante Caleta El Membrillo

El mar Pacífico en su máximo esplendor, con Viña y los cerros porteños de fondo, sumado al concierto de gaviotas y pelícanos, son el escenario que recibe a decenas de familias en este restaurante típico que con el tiempo se ha convertido en tradición para algunos clanes que reservan momentos especiales del año y rematan la tarde saboreando almejas, congrios, pebres y vino blanco junto al romper de las olas.
Se trata de una construcción al estilo chilote, con palafitos y grandes vigas que sostienen tres ambientes amplios. Por lo general quienes asisten por primera vez quieren sentarse afuera, en la terraza. Desde ahí se ve la bahía completa y abajo los pescadores echando palabras junto al meneo colorido de sus viejos botes. Pero lo recomendable es instalarse adentro donde el viento con brisa no entibia los platos y además que bajo techo es más probable que te lleguen a cantar boleros los músicos que de tanto en tanto llegan a deleitar sus rasgueos tiritones.
Para quienes no están acostumbrados al festín a la chilena, lo mejor es que al pedir tengan en consideración que las porciones pueden ser demasiado abultadas. Un plato de ensalada puede llegar a cubrir tres paladares, y ni hablar de los congrios con papas fritas, o el mariscal con todo. De verdad ¡Afírmese! Y lo mejor es que en precios, por cabeza puede llegar a gastar seis a siete mil pesos quedando todos satisfechos.
Marraqueta crujiente, pebre de lujo y variedades de vino a elección. Estacionamiento propio del restaurante y micros que pasan a toda hora. ¡Si va a El Membrillo, dedique la tarde!