La familia sobresale por numerosa más no así las opciones en platillos, su línea es la comida mexicana y se supone que la especialidad es el pozole que, a mi parecer y comparándolo con otras opciones del rumbo, no está nada bueno. Me llego frío y es muy aguado, parece agua, no tiene la espesura que le añade la grasita del puerco y está insípido, es como sí hubieran cocinado el caldo con los ingredientes de un lado y en otra olla hubieran cocido el puerco, es lamentable pues tienen un lugar muy bien ubicado y espacioso. Como vi que no la armaban en cuanto al pozole decidí darles más oportunidades y piqué varios guisos más, es así como conocí su cochinita pibil, tostadas de pata y enchiladas de mole. Qué le puedo decir?, absolutamente todo lo que hacen no le siento la pasión, es decir la sazón, todo es inoloro, incoloro y sin sabor, faltan especias, sal, amor en esos platillos que a decir verdad son abundantes pero de qué sirve sí no hay corazón en la preparación. El lugar está vacío la mayor parte del tiempo, cuando paso y me asomo me asombro de ver que han durado mucho tiempo con tan poca clientela. Tienen servicio de comida corrida y quiero imaginar que de ahí sacan para la renta pero desgraciadamente me quedaron ganas de volver nunca más.