Tortillería Dany

Dany es un chico que cursó la secundaria conmigo y estaba lleno de ideas y sueños de viajar. Sus papás, profesores hippies universitarios, lo alentaban en esos ideales y emprendían cualquier locura con él, como cuando sacó su periódico escolar, nos instaba a escribir y darle nuestros artículos para que fueran distribuidos, por supuesto que escribíamos puras tonterías sobre lo que queríamos hacer de grandes, lo que buscábamos en el mundo, y poco a poco se fue distorsionando hasta el punto en que terminó siendo una vía de declaraciones de amor, insultos a los profesores, y el quemón a las chicas más bonitas sobre sus acostones adolescentes. Supe que se fue a la India a un viaje espiritual hasta que hace unos años pasé y vi su tortillería y a él atendiendo con su parsimonia y buena vibra de siempre, me contó lo que vivió y me explicó que no quería trabajar para una empresa grande ni hacer más ricos a los ricos, que él quería ser dueño de su tiempo, vivir cerca de su casa para no pelear con el tráfico, ofrecer algo digno de México y sentirse bien con ello, así pues habló con sus padres y le pusieron la tortillería que ya terminó de pagarles y le sacan una sonrisa diaria a él, a sus padres y a la calle de Miravalle.