Hace un año nos invitaron a cenar, por un momento pensé que sería en casa de estas maravillosas personas con las que me ha tocado coincidir en este paraíso; cuando llegamos nos esperaban afuera de su departamento. En nuestro poco inglés y su poco español comprendimos que la cena sería en otro lugar, fue así como llegamos a Los Caracoles, una pequeña palapa con pocas mesas, manteles de colores, luz tenue y un pizarrón con el menú de la tarde. El mesero que, supuse era el propietario, nos comentó que ya no tenían algunas cosas del menú porque ya era tarde. No entendía muy bien la dinámica de este pequeño lugar. Crema de calabaza deliciosa, dorado sellado con salsa de fresa y un postre exquisito, fue lo que pudimos comer. Preguntando, supimos que era un lugar pensado para los horarios de comida de los extranjeros, por eso es que no tienen comida y abren a las 5 de la tarde con un menú que sale fuera de lo común, salsa de fresa o piña con pescado o cerdo, una fusión entre comida oaxaqueña y comida internacional. Supimos también que sólo abren de noviembre a mayo, cuando canadienses y estadounidenses pasan largas temporadas. Cuando cierran, el chef regresa a Oaxaca a trabajar y aprender otros platillos para regalarnos diferentes sabores, texturas y fotografías culinarias con la presentación de los platillos que no podrás evitar en tus visitas a Puerto.