Crepa Checa

Mi amiga Rox me dijo ayer que si quería acompañarla a la Gonvill de Chapultepec. Yo, pensando que ella quería un libro y que podría aprovechar para buscar uno para mí, le dije muy feliz que sí, sólo que en ese momento no conocía sus verdaderas intenciones.
Llegamos a la entrada de la tienda y de repente Rox me dijo que nos veíamos en media hora en las escaleras, se cruzó la calle, se encontró con el que asumo era su galán, porque se dieron un buen y largo beso, y se formaron en un pequeño puesto de lo que parecían ser cepas. Yo entré a la librería a buscar un libro.
Media hora después, salí y los vi todavía parados en el puesto y comiendo. Fui a ver y me enteré que estaban comiendo su segunda crepa del día, una de nutella con fresa. Aunque tenía antojo de una cepa, sobretodo de una salada, decidí irme y no hacer mal tercio (Rox y su galán estaban muy melosos). Llegué al departamento y me intente preparar algo parecido a una crepa, pero no me salió muy bien que digamos.

Amo estas crepas, creo que son mis favoritas, están buenísimas. La cantidad de gente que tienen cada sábado corrobora lo que digo.
Están ubicadas afuera de la Gonvill de Chapultepec los sábados en la tarde/​noche que es cuando empieza el movimiento en la avenida, el lugar como ya había comentado siempre está lleno y por lo mismo terminan pronto de vender. Es un carrito pequeño donde por lo regular hay dos personas, una cobrando y repartiendo los pedidos y la otra cocinando, como que recuerdo que antes eran tres personas, pero no estoy muy segura.
El único inconveniente es que a veces tardas como 20 minutos en que te den tu pedido, pero créeme, el tiempo de espera vale la pena, igual mientras puedes dar una pequeña vuelta en el camellón de enfrente o sentarte en las escaleras de la librería a platicar, eso hago yo.
Mi recomendación: era fan de las crepas dulces como la de nutella y plátano, pero conocí la crepa italiana de queso mozzarella, jitomate con pesto y ya no visualizo mi vida sin ella… jajaja…

Es un puestito que se pone en la calle, sobre la de López Cotilla a un costado de la Librería Gonvill, sólo venden crepas saldas y dulces pero con eso basta, la verdad sí están buenas y bien servidas.
El servicio es un poco lento pero se entiende porque todo el proceso es muy artesanal, no es producido en masivo y los ingredientes lucen frescos siempre, en el lugar te van a atender dos personas, una te va a cobrar y la otra preparará tu crepa, lo que me gustó mucho es que te la entreguen en un cucucrucho de papel, por lo que puedes ir comiendo mientras paseas por la avenida. Las crepas dulces son un éxito pero también hay algunas opciones para que mezcles ingredientes, apto para quienes no comen carne aunque no son muchas las opciones.
El lugar no tiene sillas ni mesas, la gente utiliza las escaleras de concreto de la Librería Gonvill como bancas, van muchos ciclistas y parejas a cenar y los precios son justos pues las crepas están bien servidas. Me gustó que se ve limpio.