Tienda de muebles de oficina que siempre veía en avenida México y a la cual nunca me animé a entrar hasta que me dieron beca del Conacyt: Aquí me hice de una silla azul muy muy muy cómoda con cabezal y coderas para poder hacer la tesis, ya que hacer una maestría implica muchas horas-nalga sentado en el ordenador«componiendo», y para escribir en general y ver pelis«arranado». Me trataron superbien, y de hecho una de las dependientas se me hizo guapísima… no me oiga mi mujer, aunque esto fue cuando la relación era incipiente, muajaja. Volviendo a tema, hoy me acuerdo del meme de la rana René que dice: «A veces no me siento bien… Luego me acomodo y ya me siento bien», porque en aquella ocasión me tocó tomar asiento en varias sillas para descubrir cuál era la ideal, hasta encontrarla. No tardé mucho en decidirme por un producto de calidad, con las especificaciones que yo quise y a un precio razonable, además de con garantía de cinco años del fabricante. En «una vuelta» me llevaron la silla y desde entonces la disfruto, ya sin beca pero la disfruto. En los tratos con esta empresa, me enteré que venden a grandes compañías todo tipo de mobiliario, y también a pequeñas oficinas y distintos tipos de presupuestos con las chicas de Liroch.