Inspirado en el barrio parisino Pigalle, este bar es un lugar perfecto para beber una cerveza o un gin, mientras escuchas buena música. Muchos recordarán esta dirección por el clásico Gato Verde, que durante años fue un referente en la ciudad. Desde hace casi un año que cambió de nombre y administración, pero conserva el espíritu relajado y cosmopolita. La música me gusta mucho, igual escuchas buen jazz, que ritmos gitanos o mezclas folk electro. Cuenta con una pequeña terraza y adentro mesas a media luz, además de una gran barra. La carta ofrece cocteles con gin y frutas, chelas artesanales, además de tequila, vodka, entre otros. Para comer hay un arroz con pollo y aderezo de yogur que me agrada, además de sándwiches y otros platillos para picar entre trago y trago. Aceptan pagos con tarjeta y por la zona es más fácil estacionarse que sobre Libertad o Chapultepec.