Templo San José de Gracia

Éste templo me gustó mucho por dos cosas, por su historia y por su fachada, aunque el interior no se queda atrás, con el puro exterior y su historia te enamoras, ahora solo es una pequeña parte de lo que era antes.
Afortunadamente fui con Mony que es una loca de la historia, y me explicó como este fue uno de los lugares que expropio el gobierno durante la guerra de Reforma. Antes era el convento de Santo Domingo, pero durante la expropiación y los siguientes años se derrumbó gran parte del convento dejando únicamente lo que hoy se conoce como templo de San José.
Vale la pena venir a darse una vuelta, al menos a mí en lo personal me pareció muy bonita, me gustaría ver lo que era antes. Si con lo que queda se ve una cantidad de detalles que te asombran no me imagino lo que alguna vez fue.

Cuando yo era niña, mi abuelo vivía muy cerca de aquí, me acuerdo que afuera de esta iglesia, vendían unos churros rellenos de chocolate, aunque no íbamos a misa aquí, de vez en cuando pasábamos a dar gracias y saliendo la parada oficial era el puesto de los churros.
Ahora que he crecido, le tengo un aprecio especial a esta iglesia por otra razón, atrás de la iglesia hay unos salones y un espacio que antes eran las instalaciones de un convento, hoy en día ese espacio es una casa pastoral; el 25 de diciembre mi mamá y unos amigos piden prestado el espacio y aquí organizamos una comida de navidad para la gente que vive en la calle.
El sacerdote de esta iglesia es muy amable y año con año nos apoya para que podamos realizar esta comida de navidad. La iglesia es una de las más bonitas que hay en la ciudad y su arquitectura es impresionante.
Vale la pena visitarla y de pasada llegar al puesto de los churros.

Este templo me gusta mucho porque he vivido muchas cosas en el, pertenecí a un grupo de jóvenes que representan este templo, mi hermana se caso en este templo y desde chiquita lo frecuentaba también. Fue construido en el siglo XVIII el arquitecto Ignacio Díaz Morales. Su interior es muy bonito y colorido al entrar a este templo me siento como si regresara al pasado a una Guadalajara antiguo por su construcción y las imágenes que resguarda este templo que la verdad es lo que más me gusta.
Para ir a este templo a las misas lo mejor es ir con tiempo ya que no cuenta con estacionamiento y se tiene que buscar en las calles de los alrededores y normalmente está muy lleno de carros por lo mismo de que la gente que va al templo o al centro deja sus carros en estas calles.

Este templo es uno de mis favoritos a tal grado que fue el que mi esposa y yo elegimos para contraer matrimonio.
Antes de conocer este iglesia no solía frecuentar iglesias en la zona centro de Guadalajara y este colaboro bastante para cambiar esa dinámica.
Al igual que la mayoría de recintos de esta zona, este templo tiene mucha historia, construido en el siglo XIX y con un estilo neoclásico hace una mancuerna arquitectónica con la famosa «casa de los perros» y le da un toque colonial a esta famosa calle de Alcalde. Su exterior recubierto de cantera es uno sus atractivos principales, junto su campanario esbelto y alargado.
Este recinto está ubicado junto al jardín de la reforma y la iglesia nacional de presbiteriana.

El centro de Guadalajara, como el de muchas ciudades capitales de México, está rodeado de ex conventos que fueron expropiados con las leyes de reforma; el edificio donde se ubica el actual templo de San José de Gracia no es la excepción.
Fue construido en el siglo XVIII dedicado a Santo Domingo, y años más tarde pasó a manos del Estado, con lo que sólo se «alcanzó» a conservar esta parte del edificio, hoy templo dedicado al señor San José.
Su interior es pintoresco ya que está pintado de una tonalidad azul cielo; este detalle quizá porque fue rehabilitado en los años 30 – 40 por el arquitecto Ignacio Díaz Morales, visionario de la ciudad.
Al admirar su cúpula quedarás sorprendido de los detalles ricamente concebidos, que quitan el aliento.