Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe

Tiene un particular estilo churrigueresco (es decir, muy muy elaborado), recubierto de cantera amarilla, y data de finales del siglo XVIII.
Contrasta su interior, adornado al estilo clásico, que presenta pinturas sobre sus muros y columnas; también hay más de 20 óleos alusivos a los evangelistas, a la virgen y a los papas, enmarcados en forma oval y rectangular.
La imagen que da nombre al templo fue realizada en 1779 y está ubicada en el altar principal y tiene sobre su cabeza una corona de oro finamente trabajada.
Para ambientar el lugar sacro, hay dos órganos, uno de ellos tubular y aún en funcionamiento.
Afuera del templo se ubica el Jardín del Santuario, con la estatua gigante de Fray Antonio Alcalde, benefactor de la ciudad; a un costado, sobre la calle Pedro Loza, se ubican negocios de buñuelos y comedurías.

Cuando ves esta iglesia por fuera, piensas que seguramente su interior va a ser igual de simple que su fachada. El exterior es bonito, pero sencillo. Tiene un par de tipo torres por así decirlo a los costados con 3 campanas cada una, le da un toque elegante, su exterior yo lo consideraría un estilo minimalista antiguo.
Pero una vez que entras al interior te sorprende la cantidad de detalles, es impresionante el decorado que tiene por dentro. Tienen dos muy bonitos candelabros y sus paredes son el detalle mismo, y en huecos encontrarás a algunos santos.
El altar ni se diga, es hermoso. Me imagino que para muchos jaliscienses debe de ser su iglesia favorita, pues lo domingos se llena mucho más que las demás iglesias de la zona.
Yo no soy de la idea de casarme, y si algún día lo hago, no será por ninguna razón por medio de la iglesia (los que han leído más reseñas mías de otras iglesias, saben un poco de lo que opino de esta institución), pero para los que si se quieren casar por la iglesia, supongo que esta es de las mejores opciones de Guadalajara. Hasta para los no creyentes, esta iglesia vale la pena visitarla por la belleza de su interior.

Para candelabros, ¡los del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe! Ni el del fantasma de la ópera. Son dos y los dos son muy diferentes y hermosos. No puedes ir a misa o simplemente a visitarla sin voltear al cielo y verlos. Fuera de las «lamparitas», me gusta mucho más por fuera que por dentro. Su exterior es muy sencillo, con pocos acabados, casi casi infantil, pero magnánima. Da la sensación de ser una fortaleza, un lugar donde te vas a sentir seguro, nada puede pasarte una vez que cruzas el portal. Puedo imaginarme que esta fue la razón por las que muchos tapatios se sintieron cómodos en este lugar.

Céntrica y de arquitectura colonial, se encuentra ubicada en el centro de la ciudad y es un lugar ideal para caminar e ir a misa en domingo. Se puede apreciar la arquitectura herencia de los españoles, algo que regularmente dejamos de apreciar por la regularidad con la que visitamos estos sitios.
Siempre, y fiel a la tradición mexicana de colocar puestos de vendimia a las afueras de las iglesias, en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe encontrarás los típicos churros rellenos, papitas, aguas frescas y golosinas.

Me enamoré de esta iglesia, cuando entré me hizo sentir como si estuviera en otro lado, lo que pasa es que si bien, el Santuario tiene una arquitectura hermosa en la fachada, dentro es mucho más su belleza.
La decoración y el altar, lo acogedor que es entrar y el aislamiento de ruido que hay. Se siente tanta paz dentro.
Me quede un buen rato viendo los santos y lps detalles del techo y después me toco escuchar el rosario.
Afuera mientras tomaba fotos oí la voz de alguién que me decía «Quiere medicina?» jaja

No pasé a persignarme, pero sí a echar el vistazo, porque de tanta iglesia que veía cada cuadra en mis caminatas por el centro, está fue la que más me llamó la atención por la cantidad de gente que veía entrar.
Claro. Era domingo.
Un montón de familias guadalupanas caminaban al interior al llamado de las campanadas.
Cuando entré el retablo dorado me puso al borde de una experiencia religiosa, ya mero me hinco a rezar. Creo que los frailes que construían este tipo de recintos tenían muy clara la forma en que podían llevar a alguien a esta experiencia y si no hubiera leído tanto a Sartre chance me convencen.
Es muy constructivo conocer las ciudades a través de los edificios de este tipo, que cultural y religiosamente son importantes para mucha gente. Además entrar a una iglesia, en realidad no quema (¿o sí?).

Esta iglesia es preciosa, ya que tiene como virgen a Nuestra Señora de Guadalupe, además que la arquitectura y las pinturas que se encuentran ahí hacen admirar y poder estar en una profunda oración con Dios, es una iglesia que te hace sentir acogida.
La mayoría de la gente que vienen aquí es porque son muy guadalupanos, vienen y piden mucho por sus familiares eh incluso milagros, y si llega a cumplir los milagros, la gente entra de rodillas hasta el altar en agradecimiento y fe que tienen hacia la virgen.
Los domingos es una iglesia que se llena mucho, por lo cual recomiendo que lleguen temprano para que puedan encontrar lugares en las bancas.

Hablar del centro de Guadalajara y no hablar de los templos católicos que están en esta zona es como si faltará algo.
El Santuario (como es conocido también) tiene un estilo arquitectónico churrigueresco y fue mandado construir por órdenes del entonces Obispo, Fray Antonio Alcalde.
De hecho la avenida donde se ubica este templo se llama así en honor a él.
Es de los templos antiguos que conserva su atrio y que además es muy concurrido.
El estilo que predomina en el interior del templo es más bien neoclásico y en las paredes hay grandes murales.
En el altar principal hay una imagen de la virgen de Guadalupe y al rededor banderas de diferentes países del continente americano.
Saliendo a unos pasos hay una pequeña plaza donde se encuentra un monumento muy grande con la figura de Fray Antonio Alcalde.