«Farmacia Las Dalias» es un claro ejemplo de que la tradición puede más que las grandes empresas. Les voy a contar: No sé cuánto tiempo de su existencia, pero recuerdo que desde que era niño consultaba y compraban mis medicamentos. La verdad es que los doctores y empleados siempre han sido muy amables y llevan años laborando allí. Con decirles que la caja registradora es antiquísima y enorme. Ese sonido que hace cuando es hora de pagar, es incomparable. No es un como aquellas farmacias que tienen a botargas bailando todo el día, pero los precios son accesibles, podría decir que lo normal, lo mismo que las consultas médicas. El año pasado, otra farmacia famosísima que ofrece un mayor ahorro, se instaló a dos locales. Era inminente que«Las dalias» tenía que ceder ante semejante competencia, pero no fue así, la reacción de los enfermos no fue la esperada, el apoyo incondicional se hizo presente y las compras aumentaron. Después de unos meses, la nueva farmacia cerró. Tardaron más en construirla que trabajando. La verdad, es que fue algo que me dio mucho gusto, no es fácil competir con lugares con tradición.