Mercado Lucas de Gálvez

Some of the chefs in the group posted beautiful photos of this market when we got back to Chicago. I was in pure survival mode, trying to make it through the heat and crowds. There was a lot to see, much in the way of native fruit and vegetables. This is a great market to buy the indigenous spice rubs known as recados. In the fish section, a small group of young men was playing badass, rowdy music. It fit the market perfectly I only wish I’d heard it on the way in, to psych myself up!

Conocer esté mercado con mi rommie fue casi interminable y aparte de que es de los más atascados de gente que he conocido y eso que yo soy bien mercadero y ahorrador en este aspecto y prefiero comprar todo en estos sitios llenos de color y cosas buenas. Y lo padre y fue de lo que más me gustó de este mercado, fue que encontré varias cosas que en otros no. Aquí pude comprar incienso y unas barritas de copal que me gusta utilizar para la meditación respectiva diaria.
Líteral se me hizo un poco pesado pero a la vez divertido andar por los pasillos y chocar con la gente y nuestras bolsas, toda una aventura. Lo padre que es para mi ha sido el mercado más completo, por todo lo que se puede encontrar que en otros mercados no. Frutas, verduras, cereales, alimento para animales, relojeros, zapateros, comida de todo tipo en enormes cantidades, antojitos, flores, carnes y así me puedo seguir y seguir. Lo visitaría otra vez pero ya no tan temprano para evitar tanta gente.

El Mercado Lucas de Gálvez es una maravilla. Me encantan los lugares llenos de frutas en abundancia, apiladas en cajas, y que se desborden por todos lados, me encanta ver esos colores que delimitan espacios, el montón de puestos ordenados y tan desordenados a la vez, entre gritos, música, gente que lleva su mandado, el señor con su diablito llevando mercancía a otros lados, puestos por todos lados que venden de todo, frutas, verduras, etc. Es una gama de colores, olores y sonidos bastante peculiares.
No todo es lo más bonito, pero ya viene incluido en el paquete del concepto «mercado», ¿qué sería de un mercado sin el olorcito de repente a fruta pasada?, o qué pasaría si no se escucharan ruidos de los colegas que platicando, las señoras chismeando, la banda por un lado, la salsa por el otro y para rematar, el de las cumbiancheras a todo volumen. Precios por aquí y por allá, el folclor a todo lo que da.
Si andas cerca, ¡pásale, pásale!

Este mercado es algo pequeño y bastante encerrado a mi parecer, muy concurrido y lleno de locales, este lugar es preciso para encontrar frutas y verduras principalmente, o bien si se quiere comer en uno de los pocos puestos que hay ahí dentro. Además de lo anterior también cuenta con puestos de artesanías económicas así como puestos con artículos de uso para el hogar.
Varían el tipo de frutos y verduras que en los distintos puestos yacen y preciso para encontrar el ingrediente de esta índole para tu comida, con mi experiencia es bastante barato cada cosa que se vende en el mercado, pero el calor y la gente hacen querer salir rápido del mercado, no pude evitar pensar en cómo es el sitio en tiempos de verano por lo cerrado que he comentado del lugar, sin embargo, eso no parece afectar en mínimo a los compradores que salen del mercado con grandes bolsas con los alimentos o productos que compraron.

Temo decir esto, pero hasta hace unos años repudiaba pasar al mercado, no me gustaba, no sé qué ocurría en mi cerebro, pero no me gustaba, tal vez los olores influían un poco y los montonales de gente, soy un poco agorafóbico.
Lamentablemente algunos yucatecos aún continúan con esta mentalidad.
Pero bueno, uno crece, cambia de forma de pensar y las circunstancias hacen que nos adaptemos. Ese fue mi caso. Hubo un momento que decidí dejar de comprar en supermercados e ir al mercado a comprar mis verduras y demás alimentos.
No sólo es más barato, sino que puedes encontrar de todo, desde artesanías, hasta comida y antojitos mexicanos. Pero creo que lo más importante es la dedicación de los marchantes. Hay personas que viven de lo que venden y son eternamente agradecidos si lo gran vender algo.
Admito que me he perdido entre sus pasillos, a veces no sé en dónde me encuentro, pero siempre hay algo que ver o que no sabías que necesitaba.
Los puestos de comida son asediados por todo tipo de personas, las empanadas gigantescas son una delicia y los jugos naturales no se quedan atrás. Todos los días a las 5 de la mañana la cochinita pibil ya están a disposición de los madrugadores y uno que otro borracho los fines de semana.
Los puestos de frutas, verduras y especias son variados, los precios son similares, pero todos en las mejores condiciones y frescos.
Artesanías, juguetes, zapatos, alcancías, Cristos, ropa, dulces y demás complementan este collage de olores, sabores y colores. Es el día a día para algunas personas, quienes religiosamente dedican su tiempo al comercio.

Los mercados son mundos maravillosos, donde todo puede pasar, donde te envuelven los diferentes olores, colores y sonidos tan característicos que enamoran, es una amor a lo natural, a lo real, a la vida misma con sus virtudes y defectos.
El Mercado Lucas de Gálvez es uno de esos lugares. Acá podrás sentir a la gente. Dentro de ese caos acústico encontrarás palabras de un idioma extraño pero hermoso como es la lengua maya ya que, muchos de los productores son pertenecientes a esa enigmática etnia.
Si andas en busca de productos para preparar platillos yucatecos, este es el lugar, acá podrás encontrar todo para desarrollar ese exquisito sazón, con productos cien por ciento naturales.
En el mercado podrás encontrar un sector donde venden ropa típica yucateca bordada a mano, ideal para algún regalo y así apoyar la mano de obra artesanal de la zona.
El Mercado Lucas de Gálvez te aseguró que no pasará inadvertido, su encanto te va lograr cautivar y va ser una de las mejores experiencias que vas a vivir.

Este es el lugar al que vas por los vegetales, la carne, el pescado. Al que vas a arreglar los zapatos.
Este es el lugar al que vas con la marchanta, la que te da la fruta madura que dura y no lo que está magullado o malo por dentro, o verde y no se da.
Aquí pides tus cortes de carne al gusto y necesidad de la ocasión y el bolsillo, lo mismo que para el pescado o los pescuezos de pollo.
Se recomienda asistir con ropa cómoda, no muy corta ni ajustada y menos acalorada, zapato con suela de buena fricción porque entre la mucha gente el piso es un camino de historias, lodo y agua deshielada.
Como una colega dice por ahí, no es que sea muy placentero ir, pero el precio, la tradición y uno que otro sabor nos llevan a reflexionar que comprar en el mercado es el el mejor lugar si tu bolsillo quieres cuidar.

En lo personal no me gusta ir al centro de la ciudad, ni al mercado (porque hay muchísima gente y con trabajo puedes caminar), pero si uno se enfoca en lo importante y majestuoso que es este último lugar te sorprendes de todo lo que significa y representa.
Uno de los mercados más importantes es el Lucas de Gálvez, es bastante grande y aquí encuentras básicamente todo lo que representa a nuestra cultura, nuestra ciudad y nuestro estado de Yucatán.
Está dividido básicamente por áreas, en una parte están las frutas y verduras en otra, los puestos de comida, la carnicería, las zapaterías, las tiendas de ropas, los puestos de periódicos, libros y revistas, las tiendas de artesanías y juguetes, las ferro tlapalerías y un montón de puestos más. Todos estos fusionándose y conformando una mezcla excepcional que juntas conforman tradiciones, costumbres y rutinas que representan a nuestra cultura, sobre todo el día a día y a nosotros los yucatecos.
Además es bien sabido que en los mercados siempre se encuentra lo mejor de lo mejor en cuanto a precios, calidad, variedad, y con la vasta diversidad con la que cuentan es fácil salir con todo lo que se requiere y más. Por algo los mejores lugares para turistear son los mercados locales de todos los lugares.
Si hace mucho que no vas o no conoces aún este famoso mercado te invito a que te des una vuelta por aquí, te maravillarán la infinidad de artículos y productos de nuestra tierra que podrás encontrar aquí.

Mi abuela como toda una matriarca yucateca me enseñó lugares muy específicos en dónde comprar cosas en el mercado. Recuerdo que uno de los primeros lugares para comprar era la sección de los recados y eso que mi abue no compraba los recados hechos, no señor! Ella compraba todo lo necesario entre comino, clavo molido, clavo en pieza, anís, almendra, azafrán y mil cosas más para hacer sus propios recados: negro, rojo, para todo (así se llama el recado) y hasta la propia horchata que tomábamos mi abuela la preparaba y la molía. Pues nada se podía hacer si faltase un solo ingrediente, así que para que eso no sucediera pues en el mercado encontraba de todo.
Yo recuerdo que me encantaba acompañarla a recorrer los pasillos y aunque siempre me apretaba demasiado la mano por aquello de «no te vayas a perder entre tanta gente» era de mis momentos favoritos recorrer los pasillos mirando las frutas, los dulces, las flores escuchando el pregonar de las marchantas, además sabía que siempre al final del pasillo había una recompensa para mí: mangos, plátanos, zapotes, mamey… lo que escogiera.

La visita obligada para todo visitante de fuera, mexicano o no, esta es una experiencia que no puedes perderte. Aquí está nuestra gente, aquí se ve el ejemplo de trabajo en México, desde las señoras que venden frutas y verduras hasta las artesanías y la ropa típica, aquí vas a encontrar de todo y al mejor precio.
Recomiendo mucho, el puesto «El bebé», aquí vas a encontrar las guayaberas para caballero al mejor precio, son fabricantes así que te la pueden hacer a tu gusto. También venden ropa para niño Dios y para bebé, desde hipiles, ternos, ropón para bautizo hasta guayaberitas y filipinas para niños desde 0 a 14 años. Una excelente opción.
Para comprar artesanías está todo el segundo piso y para los mejores cócteles de camarón ve al área de pescados, huele horrible pero si te aguantas vale la pena.
Ojo: los baños están asquerosos, es una lástima pero de verdad si necesitas baño corre al Burger King mas cercano.

Una vez tuve la oportunidad de visitar este mercado, el más típico de Mérida, con una amiga extranjera. Verlo a través de sus ojos me hizo valorarlo de una manera distinta. No hay nada como un mercado tradicional para empaparte con los colores, los olores, los sonidos de una ciudad.
Desde entonces, me parece que es u lugar obligado para conocer si estás de visita en Mérida. Si eres residente y aún no lo conoces ¿qué esperas? Hay muchísimas cosas que podrás encontrar ahí: artesanías, hamacas, ropa, dulces típicos, zapatos, piñatas…
Visitarlo cerca de Hanal Pixán es hermoso, cuando los puestos se llenan de los accesorios que debe llevar todo buen altar de muertos típicamente yucateco, como las jícaras, los incensarios, las calabazas, los dulces y la cruz verde.
Claro, describo esto como un turista, como alguien que vive en otra parte de la ciudad y visita el mercado como un paseo. Pero para muchas personas este lugar es parte importante de su vida. Es aquí donde compran su comida, su ropa, sus herramientas; donde trabajan o se encuentran con sus amigos y conocidos. Pasar por aquí es tener una probadita de esa vida activa de Mérida.

Alguna vez una persona me dijo que para conocer la identidad de una ciudad debías visitar sus mercados, y la verdad es que visitando el Lucas de Gálves me doy cuenta que Mérida tiene muchos secretos y rinconcitos por descubrir.
A simple vista el mercado podrá parecer como cualquier otro mercado del país, sin embargo lo que a mi parecer lo hace especial es que en su interior podrás encontrar desde un buen libro hasta los típicas guayaberas para niño y señor que venden en todos lados.
El Lucas de Gálves se encuentra pegadito a el otro mercado llamado San Benito, así es que si en las mañanas te toca recorrer esa calle (el camión que sale para mi facultad está por esos rumbos) podrás llegar a odiar el lugar, ya que siempre está lleno de vendedores y de gente que camina por la banqueta hacia los ambos sentidos.

Este mercado es muy grande. Ahí igual vas ir a comprar tu comida de la semana, a que te renueven tus zapatos, a que te arreglen tu reloj, o una mochila, a comer, a tomar un agua, a comprar ropa, zapatos, flores, cantidad de especias y recados, artesanías, alimento/​cosas para tus mascotas, a descubrir alguna antigüedad o baratija en esos locales tan guays. Hay muchas cosas para comprar y ver aquí, y aquí encontrarás que hay su competencia, y por lo mismo, buenos precios (no compres en el primer local que veas, métete un poquito más).
Eso sí, vete armadx de paciencia porque el mercado lo que tiene de grande lo tiene de rudo y latoso: está sucio, los pasillos no son muy amplios y la gente se amontona, no camina rápido, etcetcetc. Algo que no me latía mucho pero con lo que ya hice la paz: Hay puestos en los que puedes escoger tus verduras, pero hay puestos en los que no. si ves la fruta ya apiladita significa que ese montón es el que te van a vender. Así como está. Son tiempos difíciles, entonces hay que comprarles también. El mercado no es perfecto. Tampoco la fruta u_​u
Cuidado con en dónde dejas tu bici: Si la dejas con un candado de manguera cerquita de Correos la poli se la puede llevar (por sus eggs). Mejor déjala en el andador que está entre la 56 y 58.

Cuando recién llegué a Yucatán visitaba con mucha frecuencia este mercado, me quedaba relativamente cerca y de por sí no me gusta ir a supermercados, disfrutaba mucho de los colores y sabores de este lugar.
Nota cultural: esta es la tercera construcción. El mercado originalmente fue inaugurado en 1887, demolido y vuelto a construir en mampostería en 1909. Lo demolieron nuevamente y se construye el que conocemos hoy en día, en el año 1948.
Hay dos zonas claves para mí en este mercado, independientemente de todos los demás puestos de verduras, condimentos, flores y carnes: cerca de donde venden pescado, está el área donde venden ceviches, tacos y cocteles de mariscos. Los domingos es el día clave para ir por un cevichito de camarón, ya sea que lo decidas comer ahí o llevártelo a casa.
El otro lugar está por fuera, cerca de los arcos, se trata del puesto de una señora que vende los helados más ricos de coco del mundo, de verdad… exquisitos!

Aquí puedes encontrar flores, frutas, zapatos, comida, ferreterías, reparación de calzada y mucho más. Los precios son muy bajos, más que en los otros mercados que hay en Mérida. Eso sí, como buena «marchante» tienes que recorrer los distintos puestos para que encuentres lo mejor.
El Mercado es enorme así que te costará un poco recorrer todos los lugares, así que camina y ve viendo los precios y la calidad del producto y el primer puesto que te lata esa ahí donde debes comprar.
Si estas viniendo por la calle 56 te recomiendo que comas cochinita en uno de los pasillos que están después de las ferreterías, primero hay uno de panuchos y al lado la cochinita, es deliciosa, debes comerla. Te la sirven con cebolla, chile molido y chile habanero picado ¡ñom, ñom!
Las flores ahí son frescas, son muy bonita, las compro todo el tiempo, sobretodo en una florería que está en la calle 54, en la parte trasera del mercado.
Dicen que para conocer una ciudad tienes que ir al mercado, este no es el más bonito, tampoco el más limpio, pero si con buenos precios.

El mercado Lucas de Gálvez, es el corazón del corazón de los mercados de mi vida, es el punto en el que confluyen venteros y marchantes y en el que puedes encontrar todo lo que vayas a buscar.
La arquitectura que rodea al mercado es realmente bella, pero, por estar justo en el medio del caos comercial, son pocos lo que creo, se detienen a observar. Es un medio lleno de colores, sabores, olores, y que guarda tesoros desde gastronómicos hasta literarios, solo basta tomarse el tiempo para caminarlo. Me acuerdo que de niño mi mamá me llevaba con la promesa de que si no me hartaba rápido, tomaríamos un helado en el pecho amarillo, y yo me aguantaba todo lo que podía por la promesa de esos helados, y si me portaba bien, podía pedir dos. No hay un solo lugar en el que yo disfrute tanto un helado y un panucho como en el Lucas de Gálvez.
Mi sección favorita es la de las flores, el pasillo en el que están los puestos de imágenes religiosas, veladoras, y artículos mágicos. Y es que, es necesario vivir la experiencia del mercado grande para entender que allí encuentras de todo. En este mercado redescubrí la imagen del no dormir, este es un lugar que si fuese una persona, viviría despierta 24/​7, porque cuando no están abiertos los puestos de ventas, están funcionando los de comida, y si no, están descargando las verduras que se venderán por la mañana, desde las 5:00 am.
Es en pocas palabras una explosión, una fiesta de olores y colores en la que todos están invitados.
Si estás descubriendo Mérida, no puedes dejar de visitar el mercado Lucas de Gálvez, y comer en sus puestos, y vestir de sus ropas, seguro que si compras unas de las lociones mágicas hasta consigues amarrar el amor eterno a tus pies.

Cuando se viaja se tiene que conocer algunos puntos obligados para ver el corazón de cada lugar, el mercado es siempre la médula de los pueblos, el reflejo de lo que se es, el olor que emana, el sabor que se trae, la identidad y la raíz, en Mérida el mercado «Lucas de Gálvez» es el reflejo absoluto de la vida cotidiana de los yucatecos, la identidad de un pueblo que oferta al mundo lo que produce, lo que de la tierra trabaja, lo que el mar le ofrece y lo que sus manos confeccionan con destrezas ancestrales.
Las texturas, los colores, las variables cuando pasas por las verduras y las especias son infinitas, los recados de colores, los chiles habaneros y el queso de bola por todos lados, la pepita molida, el chile xcatic, los aguacates locales de tamaños descomunales, y las hojas de todos los tamaños, de aguacate, de chaya, de plátano y la fruta fresca por montones, invitan a tocar, a oler, las yerbas finas, la canela, el azafrán y la pimienta, es una fiesta de olores y sabores.
Mas atrás puedes encontrar los locales de ropa típica, donde encontrarás guayaberas, huipiles, blusas bordadas, vestidos, sandalias y cualquier atavío propio de la región, bordados esplendorosos de flores y colores en lienzos textiles para cualquier talla, trajes completos para las pequeñas, las filipinas y las guayaberas para los niños.
Pasando el área de la carne, donde esta el pescado puedes sentarte a tomar un caldo de camarón o comer alguna empanada de pescado o coctel de mariscos frescos. Arriba de la pescadería se encuentran los comedores donde se comen deliciosos platillos regionales con aguas de sabores y tortilla caliente, también en la parte de arriba se encuentra la zona de artesanías donde hay todo tipo de trabajos de productores locales en madera, hueso, textiles, henequén, joyería entre otros, con piezas para todos los precios y todos los gustos.

Lucas de Gálvez es el mercado más importante de Mérida, ubicado a pocas cuadras de la plaza grande, alberga en su interior comercio de frutas y verduras, zapatos, joyería, y cualquier artefacto que necesitas de la tradición yucateca.
Es un lugar impresionante, su interior parece un laberinto lleno de pasillos, tiene harta variedad en frutas, verduras, especias, tortillas, todo lo que necesitas para una rica comida regional, son varias secciones y te sorprenderá todo lo que hay.
Ya adentro, aplica la de preguntando se llega a Roma y encontraras lo que fuiste a buscar, ahí te toparas a los campesinos de estas tierras, comerciantes y fabricantes de distintos productos, debiese ser ley el apoyar al mercado local pero no lo es, formemos parte de un cambio y enriquezcamos nuestro legado y tradiciones.
Al ser el mercado más grande y próximo a la plaza grande, siempre está plagado de turistas, que ven sorprendidos lo que nos identifica como un pueblo de tradición y no pierden la oportunidad de registrarlos con sus cámaras.

El mercado Lucas de Gálvez, construido a fines del siglo XIX, es el centro neurálgico* del comercio en Mérida. Este mercado nunca duerme: desde muy temprano en la madrugada, puedes ver los camiones descargando mercancías traídas desde el interior del estado. Frutas y verduras frescas, entre las que destacan los cítricos como la naranja agria, la «china», la lima y los limones, o verduras locales como la calabaza, camote, rábano, etc.
Aunque sus pasillos son estrechos, encuentras de todo, destacando la manufactura local, como zapatos, bolsas o vestidos, guayaberas y otras prendas bordadas a mano. En la sección de pescados y mariscos puedes llevarte lo más fresco de los frutos del mar, traídos desde la costa yucateca, y en la sección de carnicería encuentras varias opciones para hacerte «marchante» de tu local de confianza.
Pero definitivamente mi sección favorita es la de los recados, aquí se encuentra el corazón de la comida yucateca: la explosión de colores y olores te invita a no salir con las manos vacías y hasta aventarte a cocinar un relleno negro o unos papatzules.
Por eso me gusta visitar el Lucas de Gálvez. Perderse entre el bullicio de sus locales, platicar con su gente y llevarme un pedacito de Yucatán a mi mesa.
*Siempre quise usar la palabra neurálgico. ¡Logro desbloqueado!