Alberca Olímpica Universitaria

Se necesita ser universitario o estudiar buceo para asistir a la alberca. Es un lugar agradable, la mayor parte del tiempo limpio y con agua a la temperatura adecuada para practicar cualquier clase de deporte acuático.
Hay cursos la mayor parte del tiempo que incluyen una cooperación adicional. Es un buen lugar para aprender, disfrutar y hacer ejercicio dentro de Ciudad Universitaria.

La conoces de algunas películas de la Época de Oro del Cine Mexicano, fue usada como instalaciones de entrenamiento para los nadadores en los Juegos Olímpicos de 1968 (con todo y militares que ocupaban Ciudad Universitaria) y es sitio de múltiples competencias acuáticas organizadas por la Universidad de México, es la Alberca Olímpica, ubicada a unos pasos de la Facultad de Ingeniería.
Con calefacción, el enorme logo deportivo de la Universidad al interior de la alberca, rodeada de áreas verdes, mucha tranquilidad a pesar de estar al lado de una facultad muy ajetreada y con las líneas de competición marcadas sobre el fondo de la alberca principal, es un sitio donde uno como estudiante o como egresado tiene la opción de aprender a nadar o hacerlo por simple gusto, y sentirse –literalmente– como un pez en el agua.
Admito que tengo tiempo sin darme una vuelta, desde que iba al gimnasio que se encuentra debajo de las enormes gradas ubicadas en el lado poniente, pero admito que es uno de los sitios emblemáticos por ser parte del plan maestro de Ciudad Universitaria de los cincuentas y que, como muchos del lugar, luce hermoso a la tenue luz del atardecer.

Yo no he tenido el privilegio de entrenar en esta alberca, es más, nunca he visto a alguien hacerlo, y es que todas las veces que la he visitado es domingo por la tarde y al parecer no es parte de su horario de servicio. Aunque la verdad no es en sí la alberca lo que quiero recomendar, sino sus gradas, así es, lo que a mí me gusta hacer cuando vengo a este lugar es subir a lo más alto de ellas y sentarme ahí por horas. La vista del campus y del sur de la Ciudad en general es maravillosa, además de que la tranquilidad es casi absoluta pues lo único que se escucha es el viento (y uno que otro coche, no miento). Permanecer aquí me llena de tranquilidad y me invita a sumergirme en una buena lectura o me inspira a escribir futuros premios Pulitzer.

Definitivamente uno de mis lugares favoritos de Ciudad Universitaria; siempre me había llamado la atención el hecho de nadar, pero no me animaba por falta de tiempo y mil excusas más; así que aquí fueron mis primeras clases formales, los entrenadores son de lo mejor, pacientes, buena onda y sobre todo pacientes porque muchos compañeros parecían gato espantado a la hora de entrar al agua.
Si bien es cierto que es necesario una serie de trámites y papeleo para poder hacer uso de las instalaciones prometo que vale el tiempo perdido. Existen tres modalidades: la primera es meterte a un curso, la segunda dar de alta tu credencial para poder ir todo el tiempo que quieras o la tercera formar parte alguno de los equipos representativos de la UNAM.

Que puedo decir de esta hermosa y enorme alberca. Quizá que me siento inmensamente orgullosa de decir que formé parte del equipo de monoaleta de la UNAM o que las tres albercas que la conforman, la olímpica, la fosa y la de calentamiento, forman un enorme microscopio.
A parte de las clases de natación que aquí se imparten, todos los equipos de la UNAM se entrenan en este lugar sin mencionar las numerosas competencias que aquí se llevan a cabo.
La verdad es que hace ya bastante tiempo dejé de nadar, pero puedo decir que vale la pena venir a darse una vuelta nada más para darse un taco de ojo con los muchachos de waterpolo.