Carpa Geodésica

Pues este es un espacio histórico en la ciudad en cuanto al teatro y los experimentos de artes escénicas durante los años setenta. En los ochenta sufrió una etapa de recortes, en general una década complicada. Ya en los noventa repuntó de nuevo y en el nuevo siglo se ha mantenido con al menos dos obras en cartelera constante. Casi siempre una obra infantil con horarios matutinos y otra con horarios vespertinos o nocturnos dirigida al público adulto.
Le falta muchísima difusión a este espacio ya que sí tiene calidad lo que presenta y muchas veces tiene obras algo atrevidas.
El espacio tiene una cúpula semiesférica que fue donada por sus fabricantes de Los Ángeles y cuenta con un escenario abierto, 2 plataformas con un segundo nivel, sumando los camerinos y para el público ofrece 212 butacas y unos pocos espacios más para sentarse.
La cafetería es un espacio anacrónico, parece que entras a los años setenta cuando te sientas ahí.
El foro en su totalidad lo puedes rentar para algún evento artístico o incluso para un concierto. Por lo general el grupo de teatro aún existente, Teatro de Papel, ofrece cursos, pero a duras penas cuentan con página de internet así que pues mucha información no hay disponible.

Hace unos años, tuve la fortuna de tomar un curso de Comedia Musical en la Carpa Geodésica, de no ser por ese curso, jamás se me hubiera ocurrido entrar a este lugar.
Este recinto ofrece obras de teatro, musicales, bailes, clases y tralleres para niños, adolescentes y adultos. Es una Carpa que me recuerda mucho el estilo de los circos de antaño que presentan en fotos y películas, es un cúpula redonda, un escenario pequeño y varias gradas alrededor.
Las clases se llevan a cabo en el escenario, tras bambalinas y algunas veces en cabinas.
El precio es muy accesible y quienes atienden son tranquilos y amables. Lo malo es que le falta mucha difusión.

Conocí a una persona por internet con quien coincidía en ciertos gustos en el arte y me invitó a ver una obra de teatro a este lugar. Así nos vimos por vez primera y emprendimos el camino que se me hizo larguísimo en aquel entonces cuando no usaba mucho el metrobús y nos echamos desde Buenavista hasta La Bombilla.
Ya en la Carpa encontré un espacio de arte muy bien «esculpido» que es como entrar a un circo, un camino con luces amarillas opacas. El escenario es cubierto por una cúpula y las gradas semicirculares permiten ver los gestos de todos los presentes ante lo que acontece en la tarima. El espectáculo en turno era una especie de oda al proceso de vivir, «morir» por amor y fallecer entre demonios internos; los actores usaban cada espacio del teatro para hacer su trabajo, un espacio cual The Munsters (espero se acuerden de esta serie).
Salí encantando con el lugar. A aquella persona jamás la volví a ver.