Casa de la Tía Catita

«¡Vaaamoooos, vamos Améeeeriicaaaaa!!!»
Seguro eres de los que grita así cada 15 días que va al Estadio Azteca para apoyar a las Águilas en sus duelos como locales, pero te aseguro que no sabes cómo, cuándo ni dónde se fundó y sólo lo haces por «tradición familiar», vivir cerca del estadio, por tus amigos o porque sólo te gusta el color amarillo en tu piel. Pero si eres un fiel hincha que se sabe la historia de cabo a rabo conoces este lugar emblemático que en 1916 vió la génesis del cuadro Azulcrema, es la casa ubicada en la calle Alzate 136.
Para continuar la reseña haré un flashback, cuando en dicho año, el fútbol era jugado por estudiantes de los colegios maristas de la zona y fue en el Colegio de Mascarones donde un grupo de chavos encabezados por Rafael Garza Gutiérrez «Récord», Germán Nuñez Cortina e Ignacio «Nacho» de la Garza, decidieron crear un equipo con los mejores de la escuela. Muy cerca de ahí, habitaba doña Calixta Cortina viuda de Domínguez, la «tía Catita» y su sobrino Germán le pidió permiso para organizar en su casa la primera reunión del equipo.
Eventualmente, los de los Mascarones, que contaban con buenos elementos pero sin plata para los uniformes, se juntaron con miembros del colegio La Perpetua que había formado un equipo llamado Colón y muchas veces no juntaba a los 11 jugadores.
Decidieron unirse el 12 de octubre de 1916 para concretar la fusión y, para variar, las discusiones para decidir el nombre del cuadro fueron muy disputadas, pero al final ganó por unanimidad la sugerencia de Pedro «Cheto» Quintanilla, quien sugirió el nombre de América debido a que ese día se conmemoraba el descubrimiento del continente. Y desde esa reunión a la fecha, dicho equipo siempre se ha encontrado en el ojo del huracán para convertirse en un un cuadro bipolar. Sea que los ames o los odies siempre están ahí, en el epicentro del protagonismo del balompié nacional, concebidos en esa casa de la Santa Maríà la Ribera y de ahí para el resto del mundo.