Colegio San Ignacio de Loyola Vizcaínas

An old chapel abuts a massive and beautiful courtyard (that was protected from the elements by a giant canopy) so you can go straight from a staid Catholic wedding ceremony to tequila shots and a lively dance floor in minutes. Talking to other locals it sounds like this is one of the premier (and I’m sure pricey) wedding venues in Mexico City.

En este colegio cursé de tercero a sexto de primaria. En la secundaria me cambié a una escuela activa y me acuerdo que me enojaba muchísimo cuando mis compañeros se burlaban de mí al saber que venía de este colegio: «Vienes de una escuela de mojas… guácala! Y yo siempre respondía con orgullo: «Están equivocados, Las Vizcaínas fue el primer colegio laico que existió», y eso es cierto.
Además del valor histórico y arquitectónico de este imponente edificio barroco del siglo XVIII, que ocupa una de las enormes manzanas del Centro Histórico, hay un montón de historia e historias alrededor de este colegio.
Efectivamente, el Colegio San Ignacio de Loyola, Colegio de la Paz, Vizcaínas, como nos hacían poner en los cuadernos, fue creado para educar a las doncellas en desgracia de origen vasco (de ahí lo de vizcaínas) y español, no se admitían alumnas de raza mestiza, y funcionaba como internado. En mis épocas, parte de lo que había sido el internado funcionaba como vivienda de ex prefectas y maestras.
Nosotros considerábamos que esa parte del edificio era un asilo de ancianas (ahora me pregunto si realmente eran mujeres de la tercera edad o si yo las veía viejitas). No teníamos acceso a ese espacio, pero sí alcanzábamos a espiarlas desde la ventana de un baño… y nos daba mucho miedo que alguna se fuera a saltar a la primaria y nos robara…
También había historias de fantasmas que se aparecían en los baños, y la mayor travesura que podíamos hacer era colarnos a la parte donde estaba la secundaria, siempre vigilada por las perfectas prefectas.
Como institución educativa, la recuerdo muy tradicional, pero fue toda una aventura estudiar ahí.
El interior del colegio resguarda como ocho patios hermosos, además de la capilla y otras maravillas, y de verdad es un edifico que hay que visitar.
Un tip para poder entrar es hacerse pasar por padres de familia que quieren inscribir a sus retoños en la escuela (desde que yo estaba los grupos eras mixtos, pero a mi hermana que iba dos años arriba le tocó estudiar todavía con puras mujeres).
Entre sus alumnas más famosas destacan Josefa Ortiz de Domínguez y doña Sara García… ¡y yo, por supuesto!

Mejor conocido como Las Vizcainas, una construcción con casi 300 años de Historia, es sin duda una de las obras arquitectónicas más hermosas de esta ciudad.
Es un colegio, museo, salón de eventos y hasta una capilla, lo hacen un lugar digno de visitar.
Ahí fue mi graduación de la Universidad, y de verdad que no es por nada pero es uno de los lugares más bonitos para celebrar cualquier evento, incluso se han hecho bodas de personalidades de México que no tiene mucho caso mencionar aquí, pero el lugar es de ensueño… La iluminación y cómo arreglan el lugar es definitivamente espectacular.
Entre los salones y el patio tienen una capacidad hasta para 1,200 personas.
Sin duda un lugar que todos deben conocer.

Cuando era niña juré que un día iba a casarme en este edificio porque desde que lo vi fue amor a primera vista, sólo que jamás consideré la millonada que se necesita para realizar una boda aquí.
Esta singular construcción barroca recibe el nombre de Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas, la cual en el siglo XVIII fue una escuela para niñas huérfanas y mujeres que habían quedado viudas. El multimillonario hombre de negocios, Miguel Carmona, fue quien corrió con los gastos de esta increíble construcción.
Dos grandes personalidades mexicanas estudiaron este colegio: la primera, y una de mis actrices favoritas del Cine de Oro mexicano, Sara García, la famosa abuelita de Pedro Infante en los Tres García; y la mujer que paso a la historia por conspirar a favor de la Independencia, Josefa Ortíz de Domínguez.
El nombre original del inmueble era «Real Colegio de San Ignacio de Loyola», pero debido a las famosas Leyes de Reformas, se tuvo que cambiar el nombre y desde entonces se le conoció como Colegio de la Paz Vizcaínas.Fue hasta 1998 que el edificio recuperó su nombre original.
Como dato curioso, actualmente el edificio sigue siendo una institución educativa, y es el único colegio que desde la Colonia ha seguido cumpliendo con sus funciones de manera ininterrumpida.
Aunque es una institución privada, este aún otorga, por medio de patronatos, a personas necesitadas becas educativas. Gran parte de esos recursos vienen de la renta del inmueble para eventos sociales como bodas y graduaciones.
Y lo admito, a pesar de que ya no tengo 8 años, juro que mi boda de ensueño sería en las Vizcaínas.

Famoso por la boda de Lucero y Mijares pero más importante por su historia como colegio de San Ignacio. Me gustan los edificios de tezontle, no lo notamos pero es una de la característica única del Centro Histórico.
Además de funcionar como salón de fiestas para eventos privados, es sede de proempleo productivo, fundación dedicada al emprendimiento en México. La tienda es austera y se podría mejorar mucho el diseño interior pero ahi se venden algunos de los objetos que personas se han dedicado a producir luego de tomar estos cursos.
El edificios se puede recorrer al exterior, siendo complicado poder entrar a vistiarlo o tomar fotografías. Debajo de él hay un estacionamiento. Las inmediaciones de la zona no son del todo agradables.