Un callejón estrecho y obscuro es un lugar idóneo para las leyendas de terror. Este es el caso del Callejón del Diablo, ubicado en la colonia Mixcoac, al sur de la ciudad. Decíase antiguamente que el mismísimo diablo se aparecía en esta vía al dar las doce de la noche, por lo que nadie se atrevía a transitarla de día y mucho menos de noche. Tratando de encontrar una solución, se cuenta que decidieron contentar al demonio para recuperar su callejón. Comenzaron a dejarle ofrendas, entre ellas joyas, y confirmaron la presencia de este ser al no encontrar los presentes que habían dejado la noche anterior. Se sospecha que más que Belcebú, unos pillos tomaron todos esos objetos y se encargaron de que la leyenda continuara. Será melón o sandía pero aunque me aseguren que los del callejón eran ladrones, no quisiera aventurarme en ese sitio a media noche.
Andrés C.
Rating des Ortes: 3 Mexico City, México
Mis piernas flaquean y apenas estoy en el inicio del callejón. Sólo los valientes son capaces de atravesar ese lúgubre pasaje con sus hileras de árboles adornando cada uno de sus lados y que le infunden aún más terror. Las anteriores son las palabras que cualquiera puede pensar al estar frente a este extraño lugar que en la actualidad tiene dos altos muros a cada lado, en algunas partes ya con grafitti pero no por eso deja de parecer escalofriante y algo desolador, un espacio rodeado por la leyenda y el rumor. El Callejón del Diablo da por un lado a la calle de Campana y por el otro a la avenida Río Mixcoac. Tiene muchas versiones acerca del origen de su nombre, desde la práctica de cultos satánicos hasta las cuentas saldadas de un tal«Julio», un hombre avaro y criminal. La versión más común es que en este lugar hace su aparición el diablo Satanás, dispuesto a causar terror en los habitantes. Algunos afirman haberlo visto, otros que lo han escuchado. Lo cierto es que el lugar es ideal para contar historias aterradoras, aún en la actualidad, con la seguridad que la vida de la ciudad nos brinda, se puede sentir un ambiente tenso desde el inicio de esta calle que no se encuentra trazada de manera lineal pues en un punto sobresale uno de los muros que pertenece al colegio Simón Bolívar, cuestión que le agrega un toque más escalofriante. Y no. No pienso atravesarlo de nuevo.
Raúl A.
Rating des Ortes: 5 México, D.F., México
Yo una vez sí la vi cerca, pero no al diablo y sí a la calaca. Iba en mi bici ya entrada la noche, como a eso de la una. El callejoncito es buen atajo y entré. La cosa es que hay un árbol de ramas largas como a la mitad del cajellón. No me percaté de ellas y unas me rozaron y rasparon inesperada e intempestivamente. Entre la sorpresa y el perder el equilibrio, sin querer pasé por un bache y casi trompico. Si no fuera por esos megareflejos que tengo en mis manos o al diablo o al paramédico hubiera visto. «Pues quién sabe», pensé mientras me recuperaba. Mejor me voy con cuidado. Neta que sí pensé por un instante que había sido alguien. Que si ahí asustan, que si hubo un muerto, un niño asusta la zona donde él vivía, que si ahí colgaban a los que traicionaban a Zapata, que si antes ahí se aparecía el diablo de entre la vereda que se asomaba entre los árboles en aquel entonces. Que dicen que hace muchos años un hombre sí lo vio. El caso es que el callejón, si pasas de noche, pues como que sí te da mello. Ahorita tiene un gran reflector que alumbra muy bien el camino, pero me imagino cómo debería estar cunado sólo había foquitos de esos de 60 watts o cuando de plano no había luz… Pues como que sí da mello, no. Y luego que en una parte del callejón hay como una curvita… Digo, si no el diablo, sí un ladrón, no. Si de por sí, aún en estas fechas hay personas que no pasan a pie por ahí en las noches.