Glorieta Triángulo Nilo

Soy verdadera fan de los lugares al aire libre.
Siempre encuentro agradable una banca alrededor de una fuente, un parque que te invite a escuchar a los pájaros (porque sigue habiéndolos en esta urbe), las risas de los niños, los vendedores que se dedican a vender y esperan a su público, no los que te acosan… y hasta la lejana carrocería que es inevitable poner atención, pero como siempre he caminado mucho por la ciudad y en mis épocas de gran fumadora exigía lugares frescos (ironía), siempre tenía un cómplice amigo que me ayudaba a buscar estos rincones donde podíamos, con seguridad citadina, sentarnos y charlar, así como cuando la historia cuenta que la Alameda era un paisaje de alcurnia para las parejas y la sociedad, pero uno muy al alcance ahora de mis tiempos.
Por esta razón siempre imperaré el cuidado de estas áreas. Esta es muy pequeñita y en forma de triángulo, pero con sus tres bancas limpias que la rodean, en una zona confortable de Clavería, lástima que por su tamaño sea subestimada, no veo porqué estos lugares deban tener basura que las adorne si todavía hay generaciones que gustamos de espacios alternos al consumismo y al caos.
Así como las líneas de relieve que marcan el camino a los invidentes en el metro, estos lugares que adornan, no debieran ser minimizados por quienes no los necesitan para su esparcimiento.