Iglesia Universal del Reino de Dios Santuario de la Fe

Además de futbolistas, Brasil también exporta predicadores. Son los dos grandes negocios del país más grande de América Latina. Están en la radio, en la televisión y se han apoderado de un puñado de cines y teatros antiguos de la ciudad de México. Hablo de los predicadores por supuesto; los futbolistas exitosos están en Europa y grabando comerciales. Los predicadores brasileños, en cambio, decidieron fundar su propia religion y prometen a sus fieles, a cambio de su dinero, el fin de su sufrimiento con un slogan pegajoso y acento carioca: «Pare de Sufrir».
Una curiosidad morbosa me orilló a asistir a varios de las ceremonias que se realizan aquí adentro. Se trata de una mezcla de stand-​up comedy, infomercial y charla de motivación personal con baile tropical incluido y, con suerte, exorcismos en vivo y con efectos especiales. No es cuestión de fe, sino de cuántos billetes pueden conseguirse en tiempo récord. La «Iglesia Universal del Reino de Dios» es uno de los negocios más prósperos de América Latina y te venden cualquier baratija –agua Bonafont «embotellada en Israel, plumas hechas en china pero bendecidas en el Monte Sinai, galletas insaboras que son el cuerpo de Cristo Rey– a un precio exorbitante. Su secreto es simple: «tú le pones precio a tu fe». Entre mayor sea tu diezmo más increíble será el milagro recibido. Deus –así, en portugués– quiere tu sacrificio y este mundo es sólo un supermercado en donde tú eres apenas el cerillito de una caja. Sólo si es un ocioso irremediable vale la pena darse una vuelta por el que antes fuera el Teatro Silvia Pinal: cada misa es un espectáculo cómico y, también, tristísimo.

En el antiguo teatro Silvia Pinal se encuentra el Santuario de la Fe, parte de la Iglesia Universal del Reino de Dios… Pare de Sufrir. Una organización cristiana evangélica nacida en Río de Janeiro, Brasil y con presencia en todo el mundo. Combinando la libre lectura de la Biblia, rituales y eventos creados por ellos, en este templo se llevan a cabo los cultos. Mayormente dirigidos por los obispos brasileños.