La Botica

Son ecológicos nunca hay agua en los baños, te meten propina y las mesas están más apretadas que el metro en hora pico, pero… El mezcal está rico y la charanga prende. Siempre nos preguntamos Por qué seguimos viniendo? … Ahh sii!

Great bar in the middle of the gay district in the Zona Rosa – really good if you want to down some shots of reasonably priced mezcal and drink some beers while sitting with friends before going out dancing and clubbing. Very attentive service – Uriel was absolutely great and spoke near-​perfect English (which was great for a couple of güeros from the States who speak terrible Spanish). Went there twice and received equally awesome service, even when the place was packed.
Only reason it doesn’t get 5-​stars is that the toilets apparently didn’t have water… and let’s just say they were absolutely gross beyond belief. Oh well – enough mezcal, and you probably won’t notice/​care anyway!

Esta Botica se encuentra en el epicentro de la zona gay. Pero la verdad es que no es exclusivamente gay y si eres buga también eres bien recibido.
Tiene buen ambiente y encontrarás los mismos ricos mezcales a buenos precios, que además incluyen naranjas y sal de gusano.
Los martes, miércoles, jueves y domingo hay karaōke que se instala en la pequeña pista de baile, y tras unos cuantos tragos suele ser una actividad muy divertida. No es ningún lujo pero puede ser un sitio agradable para encontrarse con amigos y tomar algún trago.

La primera vez que fui a esta Botica, pensé que sería como las demás: sentarte en una mesa, pedir tragos, comer naranjitas y platicar. La sorpresa fue que, además de todo esto, el ambiente es mucho más dicharachero y le queda rebien.
Hay pista para bailar, música a todo volumen y hasta me ha tocado un karaōke medio improvisado pero efectivo. La verdad es que ya inmersa en el ambiente, ni te acuerdas que fuiste sólo a beber mezcal.
Aquí más bien es para venir a echar la fiesta. Parece más una cantina, con las puertas y la madera sobresale en la decoración. Prepárate para bailar y cantar, entre risas, melodías medio despechadas.

La mayoría de las veces me toca esperar en la barra a que se desocupe una mesa. En la barra me toca llamar la atención de los meseros para poderme hacer de un poco de su atención y tener un menú de bebidas. Una vez salvados estos inconvenientes suelo pasarla bien. El lugar tiene mucho que mejorar en cuanto servicio al cliente.
Está ubicado en el corazón del ambiente gay en la ciudad así que podrían aprovechar la ventaja de su ubicación para darle un impulso al lugar.
Las bebidas buenas con precios comparables a cualquier otro lugar del giro, el ambiente agradable. Me tocó bailar un poco de norteñas con mi mejor amigo cuando fui. Pasar por aquí un rato antes de ir a otro lugar es buena idea.

Ahora que tomar mezcal es cool y trendy están en medio de los bares gay de esta calle, esta mezcalería. Su concurrencia inclina la balanza hacia el dominio LGBT. La música tiende hacia lo grupero, guapachoso… desde Margarita La Diosa de la Cumbia, Selena, Los Tigres del Norte… hasta Calle 13. Algo de Pop pero más bien anda por acá. El lugar es pequeño y le vendría bien una manita de gato al mobiliario. Mesas que fácilmente se tambalean, baños sin mucha atención. Mi experiencia con el servicio ha sido buena quizá porque son visitas cortas para echarse un par de mineros: mezcal y rebanada de naranja. El bar es bastante animado y van grupitos de cuates y cuatas a echarse un par de tragos y seguir haciendo el recorrido de la zona. La decoración que es escaza tienen momentos mexicanos típicos y de cantina tradicional. Es barato sin más pretenciones.

No es precisamente un bar gay, pero por su ubicación, música y concurrencia se ha vuelto una opción más en la zona LGBT por excelencia de la Ciudad.
Aquí no hay rocola, pero hay una pequeña pista de baile y una televisión donde a veces se arma el karaōke.
El menú es el mismo que en las otras sucursales, diversos tipos de mezcal, cremas, cervezas y cocteles, pero con la particularidad de que el servicio deja muchísimo que desear.
Por un lado, la actitud de los meseros es una problemática que se mantiene aunque los cambien, la mayoría da un servicio distraído y desinteresado.
Luego, extrañamente, es la única Botica en la que no se dan naranjas con sal de gusano, sino limones.
Lo peor del caso es que te cargan la propina en el ticket pese a que éste tiene un sello enorme que indica «PROPINA NO INCLUIDA», eso además de ilegal resulta molesto, en mi caso, cuando se lo señalé al mesero reaccionó de manera prepotente dándome mi cambio en monedas de 50 centavos.