Las Costillas de San Luis

En domingo no tienen ganas de nada los trabajadores de las costillas, recuerdo hace un par de años me encantaban, como q ya no tienen el mismo sabor de antes, de igual manera tambien comento que los frijolitos con arroz, tortillas y la salsa roja riquisimos, el estacionamiento debería ser gratis y q sus valet parking no sean necios si les dices que no quieres q lo laven y que no le quiten rayones, no lo hagan sales y te dicen hay con lo q quiera aportar y no se vale si ya le habias dicho q no.

Por mucho tiempo, cuando mi papá me citaba para comer aquí en la ciudad de México, siempre pedía que nos viéramos en Las costillas de San Luis. Al principio no entendía, era joven e inexperto y prefería comer en lugares brillosos con marquesinas y meseros sobreamables. Pero ahora lo entiendo.
Plato de frijoles negros, tortillas a mano, verduras frescas, carnes asadas como en el pueblo. Era como si me llevara a la casa de alguna familiar lejana en una zona rural, digamos a las faldas de un monte, con asadores en una terraza y desde donde puedes ver el campo donde comieron las reses que estás a punto de saborear.
De verdad, no es ideal para vegetarianos. Aquí se sirve carne asada como si estuviéramos en el campo, arracheras, cecinas, chorizos, carne enchilada, con aderezos del campo, rodeado por oficinistas y el bullicio de la ciudad.
Por cierto, las costillas, puro sabor pegado al hueso, de verdad, no tienen parangón.

Bueno, aquí de entrada necesitas tener mucha hambre porque las costillas y la cecina están impresionantes.
Cada plato viene acompañado con un platito de frijoles, cebollitas y un nopal. Te recomiendo no atacar los frijoles de inmediato con las tortillas, hechas a mano por cierto, porque no querrás enfrentar tu carne con el estómago ya medio lleno.
Las costillas y la cecina no tienen inventos, están asadas a la perfección con el auténtico sabor de una parrillada en la Marquesa o en el jardín de la casa.
Este lugar casi cumple con las tres B, pero no es tan barato, sin embargo lo vale.
También tienen quesadillas y huaraches por si no estás tan hambriento.
Te recomiendo no ir a la hora de la comida porque se llena terriblemente.

Las costillas de San Luis me hicieron pensar en que la honestidad es un valor importante también para un negocio. Aquí llegué después de haber intentado comer en uno de esos restaurantes sobrevalorados de la Condesa, donde la comida es mala, cara y la cantidad es poca. Llegué aquí porque no quería experimentar y solo cubrir mis necesidades de alimentación.
El menú es breve y conciso: distintos cortes de carne asada. Junto a tu carne llega un plato de frijoles con caldito, nopales, cebollitas, limones, salsas y tortillas. La carne es de calidad, nada de bistec barato para taquerías.
Un lugar honesto en el que el que pagas lo que vale tu comida.

Este es el típico lugar donde te sientes en casa en todo momento. Es de mis favoritos cuando se me antojan unos buenos frijoles de olla y un suculento trozo de carne. Comer aquí es toda una aventura, los platos con bien servidos, te regalan los frijoles que son muy ricos, también puedes repetir raciones de nopalitos que son preparados aquí y tienen un sabor muy bueno. Todo es casero, las tortillas son a mano, los cortes de carne son frescos y te los preparan al momento. Las cebollitas son deliciosas, las aliñan caseramente. Las salsas son variadas y deliciosas. También venden chilaquiles, enchiladas o quesadillas. Te recomiendo muchísimo los chilaquiles, ¡ya nada será igual cuando los pruebes! son deliciosos y abundantes. El lugar es ideal para ir en grupo. Los precios son muy económicos y puedes comer hasta saciarte, en verdad llega con hambre porque te sirven sin escatimar. Puedes organizarte e ir a ver algún partido con tus amigos, o con la familia. De postre te recomiendo el flan o arroz con leche, ¡sublimes!