Libros Usados

Sobre la calle, sobre Tlalpan, de nueve de la mañana a tres de la tarde, un Señor, un señor de la onda despliega su manta y coloca una cantidad modesta de libros, discos y música. La mayoría han sido regalos y la economía lo ha obligado a venderlos, pese a la afectación que tiene con ellos. Yo iba dando el rol, caminando mientras pensaba que caminaba; así me convertía en acción pura, pero una foto de Parménides García Saldaña me hizo desequilibrarme y tropezar. ¿Por qué el difunto que ya todos olvidaron aparecía frente a mí? Me quedé entonces viendo el libro de Mediodía con una sonrisa que difícilmente algo o alguien me la podía quitar. Tras varios estados de ánimo que la gente tiende a computar en minutos, luego de observar a Garibay, Fadanelli y José Antonio Michel, el dependiente me hizo la platico. Claro que iba a sacra a Sainz, pacheco, José Agustín y los demás. Le pregunté por Pasto Verde y los dos compartimos la sensación de haberla poseído pero que al final ya no la teníamos. Mágico lugar, pues venden libros, qué maravilla. Libros de diez varos, quince. Una joya. Por favor, láncense.