Los Girasoles

I wish I were dining at Los Girasole right now instead of sitting at this computer trying to relive the recent meals I had at this restaurant.
If it’s on the menu, for my first meal, I always prefer what is essentially bugs on a plate: grasshoppers, ant larvae and maguey worms. I’m won’t try to persuade you here in a short review but I do like it. My other favorite is rose petal pie. It’s small and petite but, mercy, it’s a good dessert.
I usually dine on the second floor but I took one of my meals on the patio and was treated to an older lady singing slightly off key for pesos in front of the National Museum of Art. She was rocking it out with her dance moves, too. Sure, she wasn’t going to win a talent show anytime soon but, as I sat drinking my beer, nothing was going to stop my joy after a great meal. I had a satisfied smile on my face.

La ubicación es lo mejor, en la plaza tolsa, el menú interesante sin embargo no contaban con todo, si tienes hambre no es la opción la cocina es muuyyy lenta y finalmente llega frío, es una pena que un lugar tan bonito tanta historia no sea recomendable ahora entiendo porque el restaurante de enfrente es el que está siempre lleno.

After strolling through the national art museum next door, with its stunning architecture, nothing could have been better than my dinner here, accompanied by the lone violin player who serenaded in the area directly in front of my window-​side table. Oh! The food? Well it was terrific too, especially the moles and the corn fungus, which despite its revolting name, is a rather exquisite delicately flavored dish, in this case, stuffed inside zucchini blossoms. A rare and exotic new treat for me.
The service matched the view and food. What can I say? La dolce vida! Oops, wrong language, but you get the picture. After such a lovely dining experience, I sat, sated, and enjoyed a coffee with my view.

Cual turistas caímos aquí, por supuesto hambrientos después de una visita al Munal (y claro, con visitante extranjero). Qué decepción, la sopa de tortilla tenía un caldo apenas pintado de jitomate, escamoles muy grasosos, la cochinita pibil con la carne un poco seca (se nota que la carne no estuvo marinada sino que agregan la salsa antes de servir) y los camarones que pidió mi suegra muy pero muy salados de no poder comerlos. Creo que lo único que se salvó fue la entrada de atún fresco y los tacos Plaza de Toros. Un lugar demasiado caro para lo que es, que aprovecha de su buena ubicación y fama pero descuida lo más importante, la comida.

Los Girasoles tiene dos cosas que van en su favor.
La primera, igual que en el sector inmobiliario: locación locación locación.
Sales del MUNAL, tienes hambre y aquí esta el restaurante de comida mexicana.
La segunda: unas escenas de James Bond se grabaron el edificio y ahora, en loop, cortes de James Bond en las teles.
Se me hace sobre valuado, a pesar de que los platillos son buenos, pero sí, un poco caros. Así que si nunca han venido, adelante. Si están muriéndose de hambre saliendo del MUNAL, adelante. Pero si no tienen prisa y quieren seguir explorando el centro, encontrar mejores propuestas y más baratas.
Ah y otra cosa: a pesar de los precios elevados, cobran cubiertos… Tache!!!

Todo muy rico pero nada extraordinario. Nos sentamos en una mesa de afuera y enseguida llegó un señor de la calle a pedirnos dinero, se acercó la persona de seguridad para pedirle que se fuera. Y la música de mariachis no deja platicar, después llegó un señor a tocar música más suave y estuvo mejor. si quieren más privacidad escojan una mesa de adentro.

Buen servicio.
Comida muuuuuy creativa y en general deliciosa.
Un lugar muy agradable para estar.
Sólo esta última vez me decepcionó profundamente la entrada de quesadillitas muy desabrido.
Fuera de eso es muy recomendable,

I dined here in 2003. I thought that it was super: food, service, atmosphere. Looking out across the square from their covered patio was terrific.
I’d recommend it to my San Francisco, de facto foodie, friends.

The restaurant’s pre-​Aztec entrée of maguey worms, ant larvae, and grasshoppers brought me here. I’ve had them in plain old bug form at Washington DC’s annual Bug Fest that takes place on the mall — I was the lone adult standing in the line of children — but I was eager to have them all in a meal by a chef who truly knows how to prepare the critters.
I’ve had grasshoppers a number of times so I was not surprised by the strong, somewhat smokey, flavor. The maguey worms, by contrast, had a very subtle flavor. The ant larvae, in true Goldilocks style, was just right. The appearance was like small pearls of barley and the flavor has been compared to caviar: I agree. I would add that it could also be compared to sweet rice, too. The world has lots of ants and climate change is upon us so I’d gladly do my part and eat ant larvae prepared like this everyday.
I returned the next evening to try other parts of the menu. The raw ahi tuna tacos were sublime. The bass was honestly the best fish entrée I have had in a restaurant. Then, there was the dessert: rose petal pie. It sounded good, didn’t look like a pie, did have sugar rose petals, and I ate it so quickly that I didn’t have time to take a photo. It was the best dessert I’ve had in a restaurant.
So, Los Girasoles was a spectacular eating experience. The staff and waiters were all gracious and very professional. On my second visit, I felt like I was returning to see old friends.

Cochinita Pibil and Pescado al Pastor were excelente. Great service too. We didn’t get too adventurous, but this restaurant has some interesting items on the menu.

Un paseo por el centro histórico siempre va acompañado de comida, si no es un el salón corona, o limosneros o lo que se cruce en tu camino están los «Girasoles» un restaurante típico al que acuden muchas personas por su ya conocido nombre y el lugar en el que se ubica.
Tiene una parte abajo en la entrada a modo de terraza con mesitas al aire libre y lo más importante es que está en el mismo cuadrante del Museo Nacional MUNAL.
A mí me gusta pedir de entrada un guacamolito acompañado de michelada. Después dependiendo el hambre sopa y algún platillo con molito y arroz.
A los turistas les encanta y es accesible.

Este es de mis 5 sitios favoritos para cenar en familia en el centro de la ciudad, el ambiente es agradable e intimo ya sea que celebres una ocasión especial con tu pareja, una comida o cena de negocios, este sitio le dará a tus reuniones el estilo que buscas.
Centro de reunión de políticos, artistas e intelectuales es probable que te encuentres a alguna persona conocida. El servicio es sin lugar a dudas uno de los mejores de la ciudad en comparación con otros lugares de la misma o mayor categoría, lo que es lo menos que deberías esperar como cliente.
Te recomiendo la crema de elote y pimientos, acompañada de un filete de Robalo al ajo arriero, la verdad yo lo degusto con una cerveza, pero tu lo puedes acompañar con una botella de vida, este sitio cuenta con una de las mejores cartas de vino de la ciudad — su dueño es amante de esta bebida– y terminar con un delicioso postre, como por ejemplo un alcatraz de chocolate.
Como te diste cuenta soy fan de este lugar.
Mención honorifica para el servicio, se que ya lo dije pero en este sitio se le trata como rey a todo cliente, cosa que en otros lugares no sucede. lo que le agrega un valor más a tu dinero.

Sobre la Plaza Tolsá, a un lado del imponente Museo Nacional de Arte se encuentra Los Girasoles, un coqueto restaurante que descansa a lado de grandes obras arquitectónicas.
El restaurante lleva varios años y es bien conocido por ofrecer excelente comida mexicana, y está decorado como se espera en este tipo de lugares: mesas de madera, mucho azul y amarillo, y girasoles en los floreros de cada mesa, ¡simplemente encantador!
El servicio del lugar es increíble, incluso al mesero no le molesto prenderme a cada rato el cigarro dado a que no encontraba mi encendedor.
No te puedes ir sin probar su célebre cochinita pibil, sus quesadillas azules y sus chalupas. Ahora que si nos vamos a algo más elaborado, su Chile Santa Julia (relleno de frijol y queso) está para chuparse los dedos, al igual que su crema de elote y pimientos.
Un fin perfecto para un día en el Centro.

Mis platillos favoritos: la sopa marquesa, como su nombre lo indica es un recuerdo de las sopas de hongos a las afueras de la Ciudad; y la cochinita pibil, sin palabras, solo para chuparse los dedos. Para beber la bebida tradicional de este lugar es el petrolero: tequila con preparado de salsas. Ya no estoy en edad para esas bebidas pero es imposible ir a los Girasoles sin pedir uno. Los Girasoles, uno de los restaurantes mexicanos tradicionales del Centro Histórico, ubicado en la Casa de los Ejercicios, antes una casa jesuita, después un hospital y ahora un restaurante de renombre e historia por si propio. Además de la buena cocina de este lugar, la magia radica en la vista a la Plaza Manuel Tolsa. Un lugar para pasarla bien.

Wow, la vista de la plaza Tolsá desde una de las mesas de la parte de arriba de Los Girasoles es de lo mejor. El recibimiento fue amigable, nos condujeron a la mejor mesa del lugar. La decoración y el ambiente era rústico mexicano: girasoles, candiles, otras flores.
Pedimos de entrada escamoles a la mantequilla. No los había probado hasta ese día en taquitos con salsa. Me parecieron granos de maíz pequeños en apariencia pero de un sabor distinto a lo que había comido hasta entonces. Pedí luego milanesa de ternera, ha sido una de las mejores y más ricas comidas que recuerdo. Debo tomarle foto a ese tipo de cosas para subirlas aquí. Bebimos limonadas.
Fue uno de los primeros lugares en los que salimos a comer juntos. Ese día había comprado mi piano electrónico. Andábamos por el centro y teníamos hambre. Cuando me sugirió venir no sabía que sería uno de los mejores restaurantes en los que he estado.
Volví a ir para una cata de vino de Parras Coahuila que organizó el MUNAL. Probamos Rivero Gonzáles, me gustó el único vino blanco hecho de uva tinta aunque el tinto también me agradó mucho. Estar en los Girasoles de nuevo fue una experiencia grata. En cuanto a comida mexicana satisfizo a cada uno de mis sentidos.